Involucrarse más en la vida privada, reto para la paternidad activa

Necesario construir otras maneras de ser varón

Los hombres deben reconocerse como seres emocionales en la interacción con sus hijos.
En ESPORA Psicológica, espacio de orientación y atención psicológica que ofrece a la comunidad estudiantil un servicio de apoyo emocional, profesional, especializado y gratuito, tan sólo el año pasado se atendió a alrededor de mil 100 pacientes, y se trabajaron 18 mil horas/consultorio, informó su coordinador, Vicente Zarco Torres.

En 2022, se espera apoyar a mil 500 pacientes; en tanto, en lo que va del año, se han atendido aproximadamente cien urgencias psiquiátricas. “Tenemos una adherencia terapéutica y una aceptación del tratamiento de alrededor de 75 por ciento”, añadió.

El profesor de posgrado en la Facultad de Psicología (FP) y de la maestría en Psicoterapia para Adolescentes, a la cual también supervisa, recordó que ESPORA trabaja actualmente en once sedes de la UNAM, entre ellas, la Unidad de Posgrado, las facultades de Química y Odontología, y los institutos de Neurobiología y de Ingeniería.

En el Tercer Seminario de las Acciones del Posgrado de la Facultad de Psicología ante la Pandemia Covid-19, se abordó el tema A propósito de masculinidades, donde se habló, entre otros aspectos, de la masculinidad hegemónica, la violencia de género, la paternidad y la crianza. En el encuentro virtual, convocado por las sedes de la UNAM en Canadá y San Antonio, Texas, así como por la FP, participaron integrantes de ESPORA Psicológica.

Rosa María Ramírez De Garay recordó que distinguir entre sexo y género permite ver que el hecho de haber nacido con cierta carga cromosomática y hormonal, y con determinados genitales, no implica que se desarrollen determinadas características de personalidad, roles e identidad. Esto último se construye en la medida que el sujeto es socializado dentro de una cultura y una sociedad en particular.

Demostrar que se es varón todo el tiempo, lleva a los hombres a incurrir en una serie de acciones y conductas que los ponen en riesgo a ellos mismos y a quienes los rodean.

“La masculinidad es un sistema simbólico, con diversas posibilidades de significación de acuerdo con las distintas culturas, pero que siempre está relacionado con lo femenino; sólo existe en relación con lo que hemos aprendido que es su contraparte: la feminidad”. Una de sus premisas, que debe ser cuestionada, es que ser hombre es alejarse lo más posible de lo femenino, como las emociones”, expuso.

Asimismo, explicó que la violencia es el uso de la fuerza para lograr un fin y puede ser una herramienta frecuentemente utilizada por quienes presentan una alta demanda de logro con bajas habilidades para afrontar el fracaso. Existe una alta exigencia hacia los varones: ser el que más gana, el más fuerte, etcétera, y cuando no lo logra, puede surgir la violencia. “Hay que preguntarse cómo construir otras maneras de ser varón”.

Rodrigo García Leija dijo que, antes, la figura paterna era de poder ilimitado, a quien nadie podía cuestionar, con autoridad total sobre la esposa e hijos, quien ponía las reglas; nadie cuestionaba la carencia de los cuidados paternos. “Se internalizaron normas y roles, entre ellos los de protección y proveeduría; la desconexión de la parte emocional llevó también al alejamiento de la crianza de los hijos”.

Hoy, el reto para la paternidad activa es ser corresponsables de la crianza, compartir tareas domésticas y cuidados, reconocerse como un ser emocional en la interacción con los hijos y, en resumen, involucrarse más en la vida privada.

Finalmente, Edgar Ricardo Ojeda Escudero, dijo que sostener la masculinidad hegemónica tiene un costo muy alto que los hombres no quieren ver; sus consecuencias, según la Organización Panamericana de la Salud, se refleja en las tendencias epidemiológicas diferenciadas entre varones y mujeres; hay una mortalidad prematura en ellos por enfermedades no transmisibles y eso está vinculado con su comportamiento. Su esperanza de vida es menor.

Además, durante la pandemia se elevó el índice de violencia familiar. Empero, la gran mayoría de las campañas al respecto se dirigieron a las mujeres que aparecen como las principales responsables de arreglar la situación violenta de la que son víctimas. Se les pregunta: “¿te hace sentir inferior, tonta o inútil, y que siempre tienes la culpa?”, cuando debería invertirse y preguntarles a ellos: “¿la has hecho sentir inferior, tonta…? y así asumirán que la manera en que actúan no es la correcta.

Además, hay que quitar estereotipos de crianza en el día a día; los varones deben permitirse tener acercamiento con sus hijos a lo largo de su desarrollo, finalizó.

En la sesión estuvieron Constantino Macías García y Paula de Gortari Pedroza, directores respectivos de las sedes de la UNAM en Canadá y San Antonio, y Magda Campillo, jefa de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la FP.

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