No está perdida, aunque enfrente grandes desafíos

Todas las generaciones juveniles han mostrado un nivel de integración y movilidad social ascendente; ninguna estuvo destinada al fracaso, señala Héctor Castillo Berthier, del IIS

Se dice que, a consecuencia de las condiciones sociales y económicas derivadas del neoliberalismo, los jóvenes de hoy en día enfrentan un futuro incierto. Incluso se habla de que muchos de ellos no lograrán ascender en la escala social porque están desempleados o, bien, tienen un empleo mal remunerado y sin prestaciones laborales.

¿Qué tan ciertas son estas aseveraciones? Héctor Castillo Berthier, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, responde: “La percepción de que muchos jóvenes no podrán ascender en la escala social no tiene sustento; se dice esto porque tal vez a alguien se le ocurrió mencionarlo, pero sin demostrar que vaya a suceder”.

De acuerdo con el universitario, también fundador del Circo Volador, Centro de Arte y Cultura, diversas condiciones sociales, económicas y generacionales van cambiando con el tiempo.

“Los jóvenes de hace 50 años eran diferentes de los de ahora… Algunos investigadores, a los que llamo ‘juvenólogos’, porque se dedican a estudiarlos y clasificarlos a partir de estereotipos, hablan de las generaciones X, Y y la de cristal… como si se pudiera catalogar a los chavos de esa manera. Creo que cada grupo generacional tiene distintas perspectivas”, compartió.

“En 1987 empecé a estudiar el tema de los jóvenes y la violencia. En esa época había innumerables bandas o pandillas en Ciudad de México. Hasta la fecha he trabajado con, por lo menos, tres generaciones de chavos, y todas han mostrado un nivel de integración y movilidad social ascendente. Ninguna estuvo destinada al fracaso o se quedó atorada o atrapada en sus orígenes.”

Organizados

En opinión del investigador, las políticas y estrategias dirigidas a impedir que los jóvenes caigan en la desesperanza y la marginalidad han cambiado para bien en los últimos años.

“Yo, que no soy ‘juvenólogo’, sino más bien alguien que observa y analiza los procesos de los jóvenes en la cultura, el arte, la educación, el medio ambiente…, he comprobado que ellos cada vez son más independientes. Obviamente, en materia laboral, hoy en día es más difícil que tengan un empleo con Seguro Social, pero se han encontrado mecanismos para tratar de solventar esta deficiencia: ahí están los consultorios médicos de las Farmacias Similares y las Farmacias del Ahorro, y los laboratorios de análisis clínicos de Salud Digna, que prestan servicio a precios accesibles, por ejemplo”, asevera el especialista en problemas urbanos.

“Es decir, la versión de que los jóvenes están sufriendo y no lograrán salir adelante no la veo en la realidad. Lo que veo son chicos organizados que se están moviendo en sus comunidades para enfrentar y resolver sus problemas de una forma mucho más creativa que la que pusieron en práctica sus compañeros de las generaciones anteriores.”

Según Castillo Berthier, los jóvenes no conforman un grupo compacto e indivisible, dado que están los urbanos, rurales, migrantes, unos más preparados y otros menos, etcétera.

“Pero todos viven en un mundo de flujos, de intercambios, de tránsitos; en suma, en un universo que se está moviendo. Con todo, las fronteras entre ellos son muy disolubles y porosas. En general, los jóvenes no están aislados ni separados entre sí. Las nuevas tecnologías –sobre todo internet, que el gobierno actual ha tratado de expandir por todo el país– generarán más conexiones entre los que viven en las comunidades y el mundo global. En fin, sigo teniendo confianza en ellos. Habrá que dejarlos que efectúen el rescate de sus espacios, de sus territorios y de sus formas de vivir. Y apoyarlos muchísimo”, indica.

No conforman un grupo compacto e indivisible, dado que los hay urbanos, rurales, migrantes, más o menos preparados, entre otros

Oportunidades

Una de las grandes preocupaciones de los jóvenes es el empleo y el acceso a seguridad social, así como a vivienda y una pensión en el futuro. De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el más afectado por el desempleo en México es el grupo de jóvenes entre 15 y 24 años de edad, con una tasa del 6.5 %, contra el 2.8 % en el sector de 25 años y más (https://bit.ly/47qNC2Q).

Un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) señala que, entre 2005 y 2022, la población en este grupo de edad ha crecido el 10 % y la tasa de natalidad se ha reducido casi al 50 %. En los próximos tres años se sumarán más de 6 millones de personas a la población juvenil (https://bit.ly/45mzfuz).

Conforme a la OCDE (https://bit.ly/47qNC2Q), los jóvenes de 15 a 24 años fueron el grupo más afectado en materia de empleo por los estragos de la pandemia de la Covid-19 y no han podido recuperarse del todo, y aunque para el primer trimestre de 2022 habían recobrado parte del terreno perdido, lo lograron menos que los adultos entre 25 y 54 años.

Para el primer trimestre de 2022, la tasa de empleo de los jóvenes estaba por debajo de los niveles previos a la pandemia en la mayoría de las naciones de la OCDE incluyendo México. Uno de los hallazgos de dicha institución es que hubo un incremento “desproporcionado” de contratos temporales en nuestro país.

Según Castillo Berthier es importante notar que casi el 75 % de los jóvenes entre 15 y 18 años se encuentran estudiando. A este respecto, el Imco señala que en los últimos 17 años el porcentaje de este segmento que accede a la educación superior ha aumentado considerablemente. Mientras que en 2005 sólo el 11 % de ellos, unos 2 millones de personas, tenían licenciatura, y en 2022 aumentó al 18 %, lo que equivale a un total de 4.1 millones de jóvenes con mayor preparación.

Por sexo, hasta 2020 las mujeres de ese grupo de edad superaban a los hombres en el acceso a la educación profesional, con el 55 %, un 10 % arriba de sus pares masculinos.

En cuanto a la informalidad, en el primer trimestre de 2022, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (https://bit.ly/3ONVy76), se registró una tasa de informalidad del 67.4 % para los jóvenes, la segunda más alta después de los adultos mayores de 75.8 %, y que se encuentra por encima del nivel promedio del país, de 55.2 %. Los jóvenes que ingresan al mercado laboral con un empleo informal tienen una mayor probabilidad de permanecer en esa condición a lo largo de su vida laboral.

Sin embargo, el Imco destaca que los jóvenes que estudiaron una carrera universitaria enfrentan una menor informalidad, con una tasa de 51.9 %, mientras que para aquellos que únicamente terminaron la secundaria aumentan las posibilidades de laborar en el ámbito informal, con un índice del 76 %.

Sobre el problema de la informalidad, el especialista señala: “Dentro de este sector, no hay prestaciones laborales, no tienen seguridad social ni aguinaldo o vacaciones; pero dentro de lo informal también existe la presencia de grupos criminales organizados dedicados a delinquir y que reclutan a jóvenes de 12, 13 y 14 años, a quienes les ofrecen 1,500 o 2,000 pesos a la semana por servir de halcón”.

Retos

Para Héctor Castillo Berthier, “ellos tienen un enorme reto por delante: primero ser jóvenes y disfrutar muchísimo el tiempo que tienen de serlo. Esto es fundamental. Deben vivirlo y entenderlo, que no pierdan la mira de echarle ganas y de pensar hacia el futuro. Hay mucho que se puede hacer”.

El 15 de julio se cumplieron 25 años de la inauguración formal del Circo Volador, un proyecto universitario para jóvenes que funciona de forma independiente. “Hemos aprendido a generar nuestros recursos que nos permiten seguir trabajando para ellos y llevamos cuatro generaciones que han pasado por allí, que se han educado, que han encontrado trabajo en otras áreas. Es una experiencia positiva. Los invitamos a todos a que vengan a ver qué es lo que está sucediendo, porque hay muchas cosas que se pueden hacer y un largo camino que recorrer todavía”, termina.

Contrario a lo que se piensa, que se encuentran aislados o separados entre sí, las nuevas tecnologías generan una conexión entre los que viven en las comunidades y el mundo global.
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