“No inviertan en nada que no estén dispuestos a perder”

Si los supuestos “expertos” que tienen información privilegiada llegan a equivocarse, ¿qué nos puede pasar a nosotros, simples individuos de a pie?

Ilustración: Andrés Otero.

Aunque las criptomonedas no se crearon específicamente para cometer fraudes o actos ilícitos, sí pueden ser utilizadas con esos fines, porque poseen ciertas características particulares: no están reguladas ni controladas por ninguna institución estatal o privada, y se mueven en un ámbito digital.

“Al poco tiempo de que apareció el bitcoin, por ejemplo, se dijo que era utilizado para la compra de armas y el tráfico de personas, precisamente porque no está regulado. Esto es contradictorio porque la idea original consistió en que el manejo de las criptomonedas fuera autogestivo y descentralizado, pero estas características, en sí mismas son las que permiten que se cometan fraudes o actos ilícitos con ellas. Por eso, ya han sido sometidas a varios intentos de regulación, pero en realidad se ha avanzado poco en este terreno”, señala César Duarte Rivera, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc).

En agosto de 2021, el gobierno de El Salvador se convirtió en el primer país –y hasta la fecha en el único– en adoptar el bitcoin como moneda oficial. Al igual que la economía de México, la de aquella nación centroamericana depende muchísimo de las remesas que una gran cantidad de migrantes salvadoreños envía a sus respectivas familias desde Estados Unidos. Así pues, el bitcoin podía ser una buena opción para hacer esas transferencias, ya que las comisiones que empresas como Western Union cobran por hacerlas son altísimas (incluso, las interbancarias internacionales también resultan muy caras).

“Entonces, se pensó que el bitcoin permitiría evitar el pago de esas comisiones tan altas, entre otros beneficios; pero el problema con todas las criptomonedas es que son en extremo inestables. Por tanto, el desplome de su valor en 70 por ciento, en lo que se ha llamado el criptoinvierno, afectó a quienes tenían bitcoins en El Salvador y otros países, y le pegó duro a las finanzas de dicha nación centroamericana, porque una parte considerable de los recursos del gobierno salvadoreño se había invertido en bitcoins. El error está en efectuar inversiones en activos tan volátiles como las criptomonedas, porque así como pueden subir mucho en un periodo muy corto, también pueden venirse abajo de forma repentina.”

Secuencia

A finales del año pasado salió a la superficie el fraude cometido en contra de inversionistas y clientes por Sam Bankman-Fried, fundador de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX, con sede en Bahamas, la cual se declaró en quiebra.

En opinión de Duarte Rivera, lo que actualmente está ocurriendo con FTX recuerda lo que pasó durante la crisis financiera de 2007-2008 en Estados Unidos. “Se está cumpliendo, casi al pie de la letra, el paradigma que el economista estadunidense Charles P. Kindleberger expuso en su libro Manías, pánicos y cracs. Historia de las crisis financieras (1978), esto es que las burbujas financieras responden a una secuencia. Ahora bien, en el caso de FTX, las prácticas fraudulentas desempeñaron un papel esencial.”

Una vez que el fraude cometido por FTX fue descubierto, se generó un fenómeno que actualmente es rarísimo en economía: la corrida bancaria.

“En el siglo XIX, sobre todo, cuando se esfumaba la confianza en un banco y se esparcía el rumor de que podía quebrar, todos sus clientes eran presas del pánico y trataban de sacar su dinero al mismo tiempo, pero el banco no estaba en condiciones de responder a su demanda y se declaraba en quiebra. Esto sucedió exactamente con FTX”, añade el investigador.

Gran riesgo

Con todo lo anterior, es evidente que cualquier inversión en criptomonedas implica un riesgo enorme. Al respecto, el investigador comenta: “Yo no gastaría en ellas. Pero quienes sí quieren hacerlo les recomendaría que no inviertan en nada que no estén dispuestos a perder, que en el momento en que decidan entrar en el mundo de las criptomonedas lo hagan con la misma actitud con la que entrarían en un casino: sabiendo que pueden ganar mucho dinero, pero también perderlo todo.”

Hoy en día resulta tentador comprar criptomonedas porque su precio es muy bajo y eventualmente podría subir. La cuestión es que nadie puede decir cuándo ni cuánto; es más, nadie puede garantizar que esto en verdad sucederá.

“Si los supuestos ‘expertos’ que tienen información privilegiada llegan a hacer mal una inversión y a perder con las criptomonedas, ¿qué no nos puede pasar a nosotros, simples individuos de a pie que, a excepción de lo que leemos en los periódicos o vemos en algunos videítos de TikTok, desconocemos ese mundo?”, se pregunta Duarte Rivera.

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