“No quería hacer la clásica historia que sucede en la Ciudad de México”

Días de invierno compite en la décima edición de FICUNAM, su director, Jaiziel Hernández, buscó plasmar el cotidiano que se vive en el noreste del país y que en muy pocas ocasiones llega a las pantallas de cine.

Después de años dedicados a mirar el cine mexicano, el saltillense Jaiziel Hernández, realizador egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica, sintió, como muchos de sus paisanos en el noroeste del país, que el grueso del cine mexicano no lo representaba, no retrataba el lugar donde creció o, en el peor de los casos, no tenía interés alguno en hacerlo. Eso provocó que Hernández hiciera de su ópera primera, Días de invierno (2020), una declaración de principios.

El largometraje competirá en los próximos días en el décimo Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM) en la sección Ahora México y muestra el deseo de su creador por “hacer algo que se viera del noreste de México. Nuestra geografía y nuestra realidad. La gente de allá ve las películas mexicanas y no se siente representada. No se identifican porque son lugares alejados de su realidad”.

Asegura que “antes de hacerla, tuve otra productora, ella me decía que era mucho más barato filmar en Querétaro o cerca de la Ciudad de México. Siempre estuve muy necio de hacerla allá porque es otro ritmo de vida, otro paisaje, un panorama diferente. Se viven otro tipo de historias. Como se muestra en la película, en Saltillo sales de la ciudad caminando y llegas al desierto, es un lugar mucho más pequeño. Tienes más contacto con la naturaleza”.

Días de invierno cuenta la historia de Nestor (César Ramones), un joven de 22 años con pocos intereses en la vida. Él trabaja en un turno de noche como recepcionista de un hotel en Saltillo, donde vive con su madre, Lilia (Leticia Huijara). “Nestor quiere irse, pero siendo el hijo más joven y el único que todavía vive con su madre, le resulta difícil tomar la decisión de dejarla. Tras una inesperada visita de su hermano mayor, Pepe, y la desesperada intención de su madre de vender su única propiedad familiar, tanto la madre como el hijo parecen entender que tienen que separarse del pasado para que ambos puedan enfrentar sus vidas por delante”, detalla el catálogo del festival universitario.

Al estar situada fuera del área metropolitana de la capital del país, la cinta encontró diversos obstáculos durante su gestación y falta de apoyos financieros. Esto provocó que Hernández y su equipo recurrieron a las plataformas de crowdfunding para concretar la filmación, una experiencia que resultó positiva para el joven realizador:

“Originalmente quería hacer un corto en una clase de guión. En la escuela no me dejaban filmar, no podía dirigir, porque era fotógrafo. No podía presentar mis historias, siempre eran las de los demás. En cierto punto, decidí desarrollar esa historia como un largometraje y aplicar a varios fondos. Nunca quedó, así que decidimos hacerla con Kickstarter y conseguimos un apoyo pequeño de la oficina de turismo de Guanajuato para iniciar.

“Fue una campaña a la que le dedicamos mucho tiempo, mandando mails, escribiendo en Facebook. Fue una chamba de mes, mes y medio. Nuestra meta era de 220 mil pesos y la superamos como por 10 mil pesos. Parecía que no lo íbamos a lograr, hasta organizamos un concierto en el Cine Tonalá con cuatro bandas para juntar recursos”, recordó en entrevista para la Gaceta UNAM.

El sinuoso camino de la preproducción sólo reforzó la idea del director de ambientar su historia en Saltillo y buscar capturar el espíritu del lugar con la cámara: “Parece que no puedes contar historias de allá, siempre tienen que estar ligadas a la Ciudad de México. Por eso me interesaba que fuera local, con actores locales y equipo de la zona. Quería mostrar la existencia de otras posibilidades para el cine, no solamente en el centro del país”.

Para Jaiziel Hernández, su protagonista es el representante de toda una generación de jóvenes incapaces de tomar control de sus vidas, un grupo etiquetado como apático e inactivo, aun cuando estas categorías ignoran las fallas estructurales que les impiden desarrollarse de manera plena.

“En los últimos años, siento, he visto mucho cómo los chavos no tienen trabajo, los estudiantes se frustran y no encuentran qué hacer. Las generaciones anteriores se quejan de los millennials, que lo quieren todo y no se esfuerzan. Puede ser cierto, pero tiene que ver con que la competencia para obtener un trabajo es grande. Desarrollarte en tu vida es caro, nadie puede comprar un departamento. Hay decepción y desencanto entre los jóvenes, no es fácil, para ellos lo fue. Mucha gente está decepcionada con su vida”, expuso Hernández.

Esta es una de las razones por las que buscó alejar a Días de invierno de los retratos de violencia que se han popularizado en la producción audiovisual mexicana de los últimos años. “El guión originalmente mencionaba más cosas de violencia e inseguridad. En Saltillo tuvimos una época muy violenta, lo planteamos en la película, luego decidí quitarlo todo. Parece que todas las películas tienen que hablar de eso. Es un tema importante, pero está bien mostrar otras historias que no cuenten violencia, que sea sobre un núcleo familiar. Lo importante, era la familia, el hijo y la mamá. La violencia sería un distractor”, explicó el fotógrafo del documental Hasta los dientes y concluyó añadiendo:

“Está tan visto que no quería tocar el tema, está saturado. Tenemos derecho de otras historias. Antes el cine mexicano sólo abordaba ciertos temas que gustan al extranjero, como el folclor. Ahora en otros países quieren ver matanzas, guerra, narco, eso no es todo lo que hay en México. Puedes vivir en México y nunca ver un arma. Quería demostrar otras realidades”.

Funciones

  • Cinematógrafo del Chopo | 06 de marzo de 2020 | 17:00
  • Sala Julio Bracho | 08 de marzo de 2020 | 15:00
  • Le Cinéma IFAL | 15 de marzo de 2020 | 16:30

Más información en ficunam.unam.mx

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