Claro mensaje a los regímenes autoritarios

El galardón fue otorgado a Ales Bialiatski, de Bielorrusia, y a las organizaciones de derechos humanos Memorial, de Rusia, y el Center for Civil Liberties, de Ucrania

El Premio Nobel de la Paz de este año se otorgó a defensores de los derechos humanos de tres países que han sufrido por las decisiones de los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko.

Los galardonados fueron: Ales Bialiatski, de Bielorrusia, y las organizaciones de derechos humanos Memorial, de Rusia, y el Center for Civil Liberties, de Ucrania.

Según la página del Nobel, el comité escogió a “defensores de los derechos humanos, la democracia y la coexistencia pacífica, quienes han desplegado esfuerzos notables por defender los valores humanos y del Estado de derecho”, así como el antimilitarismo, según manifestó la presidenta del Comité Nobel, la abogada noruega Berit Reiss-Andersen, en el anuncio de los premios.

Añadió que “este premio no está dirigido al presidente Putin, ni por su cumpleaños ni por otro motivo. Siempre damos el galardón a alguien por algo, no contra nadie. Pero su gobierno y el de Bielorrusia representan a regímenes autoritarios que suprimen los derechos humanos”.

La organización rusa Memorial nació en 1987 como una iniciativa ciudadana para investigar crímenes del régimen soviético, justo unos años antes de la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Dicha ONG, junto con otras organizaciones regionales, lograron la apertura de los archivos de la KGB para investigar crímenes de Estado.

El Tribunal Supremo ruso ordenó cerrar Memorial hace menos de un año, el 28 de diciembre de 2021. Las autoridades argumentaron que se violaba la ley de agentes extranjeros. El Kremlin bloqueó sus cuentas bancarias y las sedes, incluida la histórica del centro de Moscú, que podrían acabar en manos del gobierno de Putin.

[El reconocimiento] no está dirigido al presidente Putin, ni por su cumpleaños ni por otro motivo. [Lo] damos a alguien por algo, no contra nadie”

El segundo premiado es Ales Bialiatski, detenido y encarcelado en 2011 y 2021. Este activista bielorruso lidera una organización que desde 1994 vigila la represión política del presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko. Por años ha documentado abusos en cárceles y detenciones masivas del régimen a raíz de las protestas por el supuesto fraude en las elecciones de 2020, cuando el mandatario habría ganado con 80 por ciento de apoyo, contra 10 por ciento de la oposición. “A pesar de sus tremendas dificultades personales, Bialiatski no ha cedido un centímetro en su lucha por los derechos humanos y la democracia en Bielorrusia”, publica en su página el comité del Premio Nobel.

El tercer galardonado es el Center for Civil Liberties (CCL), fundado en 2007 con la participación de activistas de derechos humanos de nueve exrepúblicas de la URSS. Su objetivo, desde un inicio, fue promover el Estado de derecho y la democracia en el antiguo bloque soviético. Con el paso de los años se centraron en el desarrollo de la democracia en Ucrania, el cual aún tiene altos índices de corrupción y de vulneración de derechos fundamentales de colectivos como el LGBTTTI+. En 2014 el CCL tomó partido en el movimiento contra el presidente ucraniano Víctor Yanukóvich, y durante la guerra de separación de Donbás y la anexión rusa de Crimea se centró en identificar crímenes contra los derechos humanos cometidos por las fuerzas rusas y prorrusas.

Esta ONG ha puesto en marcha varias campañas vinculadas a la protección de la sociedad de Ucrania frente a la invasión rusa. Además de desarrollar un mapa que identifica crímenes de guerra, el programa Probono financia la localización de desaparecidos y la defensa de presos políticos y de activistas en las zonas ucranianas ocupadas por Rusia, y también en algunas de Bielorrusia. Además ha trabajado para crear la mayor red de apoyo psicológico a víctimas del conflicto.

La invasión rusa a Ucrania lleva ya más de siete meses, desde el 24 de febrero de 2022, tiempo en el que se ha generado una crisis humanitaria por los más de cinco millones de refugiados y desplazados de la zona en conflicto; además, ha tenido un impacto alimentario en la región, a pesar de los acuerdos para aligerar este problema.

Ilustraciones: Niklas Elmehed/nobelprize.org.
También podría gustarte