Análisis de ADN, resonancias magnéticas...
Nuevas herramientas marcan el trabajo de la paleopatología
Esa ciencia se refiere a la comprobación de las enfermedades de restos antiguos humanos o animales, pero también a su evolución, tratamiento y, sobre todo, su impacto en las sociedades antiguas: Carlos Serrano, de Antropológicas
Los análisis de ADN, resonancias magnéticas, así como la técnica de la inmunohistoquímica son las herramientas que actualmente marcan el estudio de las enfermedades que padecieron los pueblos antiguos en México y el mundo, consideró el académico del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, Carlos Serrano Sánchez.
Al inaugurar los trabajos del Primer Encuentro Mexicano de Paleopatología –organizado conjuntamente por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), y el IIA, y realizado del 11 al 13 de noviembre–, el investigador recordó que se tienen que aprovechar las herramientas creadas para otros campos de la ciencia, como la genética, a fin de identificar los agentes causales de enfermedades que, de otra manera, únicamente se pueden suponer, pero que ahora es posible que sean confirmados.
Ante estudiantes e investigadores reunidos en la Sala Fernando Benítez de la FCPyS, el también profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia destacó que la paleopatología es un campo de estudio bien establecido en la antropología física, entendido como la comprobación de las enfermedades de restos antiguos humanos o animales, pero asimismo su evolución, tratamiento y, sobre todo, su impacto en las sociedades antiguas.
Serrano Sánchez comentó: “Las nuevas generaciones, además de los estudios clásicos, aprenden el uso de microscopía de análisis, óptica y electrónica, radiografías, tomografías computarizadas, imágenes de resonancia magnética (IMR), pues todas son parte de las tecnologías que ahora son utilizadas en la paleopatología. En los congresos es posible ver cómo todo esto es ya parte de nuestra cotidianidad en la investigación”.
Al ofrecer la charla magistral “Una mirada a la historia de la paleopatología en México”, el universitario rememoró los inicios de esta disciplina (hacia 1870) y cómo se fueron incorporando con el tiempo nuevas herramientas que permiten hoy comprender mejor el comportamiento y evolución de ciertos padecimientos en humanos y animales.
Enfatizó que actualmente es un hecho que esa disciplina no puede ser vista de forma independiente, sino como parte de un trabajo interdisciplinario junto con la arqueología, la paleontología, la etnografía, la antropología física y forense y, por supuesto, la medicina, que siempre estará presente como un cauce para el conocimiento de la evolución de las patologías a través del tiempo.
Todo eso implica el desarrollo de bases de datos que permitan potencializar la experiencia que se obtiene en diferentes trabajos y países.
Añadió que en México hay un gran potencial de desarrollo de esta rama de estudio, por lo que dijo que es momento de seguir trabajando para lograr un alto nivel que nos permita participar más en el ámbito internacional, pues en Europa y Estados Unidos, sobre todo, ya existe un gran reconocimiento de esta disciplina científica, pues es un área de estudio que ya ha sido integrada en muchas universidades.
“Nuestra comunidad paleopatológica en México tiene abierto ya un camino para trascender en sus trabajos, cuenta con un nivel cada vez más avanzado; sólo es cuestión de tener la capacidad de organización para alcanzar la madurez de la disciplina”, concluyó Serrano Sánchez.