Astrid Rondero y Jaime Baksht

Palabra y obra de dos cineastas universitarios ganadores del Ariel

Según registros oficiales, en el país hay más de 90 mil 34 personas desaparecidas, aunque extraoficialmente se afirma que son muchas más, y detrás de cada persona faltante hay una familia que ha perdido la paz al no saber si su ser querido regresará. Para la cineasta Astrid Rondero era necesario hablar de este tema y por ello escribió en 2012, junto a Fernanda Valadez, el guion para un largometraje. “Esto era un ejercicio necesario, pues parece que en México la tragedia siempre es ajena, hasta que te toca a ti”.

El resultado de estos nueve años de trabajo es el filme Sin señas particulares (2020), que recibió nueve premios Ariel (incluyendo los de mejor dirección, película, actriz, coactuación masculina y guion) el 25 de septiembre pasado, algo que para Astrid no deja de ser simbólico, pues la entrega fue un día antes de conmemorarse un año más de la desaparición forzada de los 43 de Ayotzinapa, una efeméride que, a decir de la cineasta, nos sacude a todos pues, por más que queramos cerrar los ojos e inventarnos verdades históricas, el calendario seguirá ahí, recordándonos lo terrible de nuestro escenario nacional.

Sin señas particulares, de Fernanda Valadez.

Astrid Rondero egresó del CUEC de la UNAM (hoy Escuela Nacional de Artes Cinematográficas) en 2009, cuando la guerra contra el narcotráfico había sumido al país en una espiral de violencia sin precedentes. Este ambiente fue el que la llevó, junto con Valadez –su compañera creativa– a filmar un cortometraje sobre este fenómeno y, en 2012, a planear lo que más tarde sería Sin señas particulares.

Con frecuencia se dice que la celebración más importante en México es la del 10 de mayo, pero desde hace una década en ese día se realiza la Marcha de la Dignidad Nacional, manifestación donde miles de madres de todo el país salen a las calles a formular la que quizá sea la pregunta más legítima: ¿dónde están nuestros hijos?

Para Astrid, Sin señas particulares marca un antes y un después, no sólo porque invirtió nueve años de su vida esta cinta y recibió nueve galardones Ariel (en una extraña simetría que parece haberle redituado en un Ariel por año), sino porque esta propuesta sigue cosechando reconocimientos. “Ya ganamos el premio al guion y el del público en Sundance, otro en los Gotham Independent Film Awards y la distinción Cine en Construcción, del Festival de San Sebastián”.

Diez premios

Gracias a sus 12 nominaciones Selva trágica (2020), el trabajo más reciente de la cineasta Yulene Olaizola, partía como una de las favoritas en la 63 entrega del Ariel, máximo reconocimiento que entrega la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Sin embargo, al terminar la ceremonia, el proyecto sólo recibió dos estatuillas: revelación actoral para la beliceña Indira Andrewin, y mejor sonido para José Miguel Enríquez, Federico González Jordán, Jaime Baksht y Michelle Couttolenc.

Jaime Baksht, quien estudió Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, recordó el momento: “El Ariel me emociona mucho, es uno de mis premios favoritos. No lo persigo nunca, pero cuando logramos nominaciones al Ariel la verdad me emociono mucho. Estaba muy nervioso porque había muy buenas películas. Pensamos que Selva trágica, con 12 nominaciones, se iba a llevar más. Pero a la hora de la hora no pasaba nada hasta que nos lo dieron a nosotros. Fue sorpresivo y muy emocionante”.

Selva trágica, de Yulene Olaizola.

El ingeniero de sonido destacó la importancia de la dupla creativa que ha conformado con Michelle Couttolenc, ambos ganaron un Oscar por su trabajo en El sonido del metal y actualmente mantienen una racha activa de nueve y ocho nominaciones consecutivas al Ariel, respectivamente. “Nos da mucho gusto mantenernos, ganando o perdiendo, pero manteniéndonos. Lo mejor es que tenemos nueve años consecutivos nominados”, comentó Baksht.

Lo importante para la dupla creativa es que cada trabajo en que se involucran lo abordan como si fuera su proyecto más significativo, siempre priorizando la manera en que pueden contribuir al filme.

“Hay que hacer lo mejor que se puede hasta el final, si estás trabajando en una película eso es lo fundamental en ese momento”, concluyó el ganador de 10 premios Ariel.

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