Pandemias, deberes y acciones ante nueva realidad

Es indispensable considerar que hay límites planetarios; ante ello, se requieren estrategias de prevención, afirmó Marisa Mazari Hiriart

Desde el punto de vista de la sostenibilidad, las pandemias representan una amenaza a la salud y bienestar de los habitantes en el ámbito global, es necesario considerar que hay límites planetarios; ante ello, se requieren estrategias de prevención, afirmó Marisa Mazari Hiriart, investigadora del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad del Instituto de Ecología.

Al participar en el Foro 2020. La Nueva Realidad tras la Pandemia: Retos y Perspectivas, indicó que las enfermedades epidémicas se expanden más rápido y causan innumerables muertes, además de afectar la economía mundial, y hasta ahora su combate ha estado basado en respuestas ante la emergencia sanitaria, con la aplicación de soluciones tecnológicas como las vacunas y diferentes medidas terapéuticas, cuyo diseño, elaboración y distribución agradecemos, “pero tenemos que ir más allá, no sólo pensar cómo resolverlas una vez que sucedieron”.

En su exposición La Pandemia como Elemento de Cambio ante los Retos Ambientales, resaltó que la contingencia es una advertencia acerca de cómo prepararnos para ser más resilientes ante futuros eventos, porque este no es el primero ni será el último, una actitud individual es decisiva, pero también nuestra conciencia colectiva, es decir, considerar cómo atender a los menos favorecidos en zonas rurales del país, cómo reformular las políticas públicas y la relación entre ciudadanos y Estado.

Actividades relevantes

Alberto Vital Díaz, director del Centro de Enseñanza para Extranjeros, dijo que el pasado 25 de noviembre –fecha en el que se realizó este encuentro– se efectuaron dos actividades relevantes que llevan a reflexionar sobre dos grandes temas del siglo XXI. El primero de ellos la firma de la Declaración Tolerancia Cero hacia la Violencia de Género en las Universidades, junto con rectores y vicerrectores de la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe, en el contexto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

El segundo, es precisamente la sustentabilidad, abordado en estas conferencias del Foro 2020. Ambas temáticas pueden tener una convergencia este 25 de noviembre en la UNAM, es decir, la superación de las desigualdades y las violencias de género, pero también de esas otras inequidades relacionadas con la insuficiencia del desarrollo sostenible.

Dionisio Meade, presidente de Fundación UNAM, aseveró que hoy en día hay un lenguaje que ya es parte de la cultura de las nuevas generaciones: el cuidado del planeta y mantener mejores hábitos en el espacio ambiental.

Destacó que una de las nuevas realidades que ya se impuso después de la pandemia, es el cuidado del planeta; ahora hay una gran conciencia en torno a que la Tierra es nuestra casa común y demanda de una actitud distinta para protegerla, “y creo que cada vez hay una mayor conciencia de que esto es urgente”.

A su vez, José Luis Palacio Prieto, director de la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra, comentó que los geoparques tienen mucho presente, pues existen diversos proyectos de este tipo en marcha, “y lo que tiene presente tiene también futuro”. Estos espacios son proyectos educativos y no sólo contribuyen a la investigación en Ciencias de la Tierra, sino también a la educación formal e informal, desde el nivel preescolar hasta el superior.

Mencionó que los geoparques se encuentran distribuidos en el planeta, son 169 en 44 países, la mayoría en Europa y sureste asiático, mientras que en América Latina son ocho, dos de ellos en México, uno en Hidalgo, en la Comarca Minera, y otro en la Mixteca Alta de Oaxaca, además de un aspirante a la denominación de geoparque por parte de la Unesco, en San Luis Potosí, así como una serie de proyectos en marcha en Querétaro, Aguascalientes, Coahuila, Nayarit y Chiapas en los que la Universidad Nacional ha participado.

Al hablar de Los Geoparques: Investigación, Educación, Conservación y Desarrollo Sostenible, explicó que estos espacios no únicamente implican geología, sino que además están ligados a relacionar a las personas con su entorno: sin población no hay geoparque, y esta es la diferencia con muchas de las áreas naturales protegidas, porque éstas son gestionadas localmente. En los que participa la UNAM han intervenido geólogos, geógrafos, biólogos, historiadores, administradores, museólogos, etcétera. Se trata de proyectos sumamente multidisciplinarios.

Una de las nuevas realidades que ya se impuso es el cuidado del planeta; ahora hay una gran conciencia en torno a que la Tierra es nuestra casa común y demanda de una actitud distinta para protegerla.

Biocentrismo

En tanto, Carol Hernández Rodríguez, integrante del Programa Universitario de Bioética, quien trató el tema Bioética Ambiental en el Contexto del Cambio Climático: Una Apuesta por Erradicar el Antropocentrismo Moral, expuso que el asunto de la extensión de los derechos, no sólo de los animales sino también de las plantas y los hongos, se ha considerado bajo el concepto de biocentrismo, en el que todo lo que existe en el planeta debería tener una consideración moral, una posición sumamente criticada.

En relación con las finanzas sostenibles, la perspectiva con que debemos abordar el cambio climático tiene que integrar muchas posibilidades y tipos de acciones; una sola no es suficiente. “Centrarnos en las finanzas per se sería un gran avance, porque éstas se caracterizan por ser poco transparentes, empezar por regularlas es un buen punto, pero también hay que hacerlo con los hidrocarburos, las actividades de consumo, entre otras”. Se trata de modificar nuestras economías, industrias, formas de consumo y de vivir, “son cambios radicales que no seremos capaces de hacer con suficiente tiempo”.

En el país tenemos pocos recursos para hacer políticas de mitigación y adaptación al cambio climático y es poco el interés por hacerlo de manera global. “Tenemos este apego estatal hacia los hidrocarburos, no sólo por parte de este gobierno, sino desde la fundación y desarrollo del Estado mexicano; cambiar esos paradigmas de desarrollo no es fácil, sobre todo en un país como el nuestro. No tenemos tampoco mucho hacia donde girar y el cambio climático pone de relieve todo ello, se requieren muchas modificaciones y no estamos preparados para ellas”.

En su turno, Celeste Gabriela Cedillo González, investigadora de la Universidad de las Américas Puebla, aseguró que el derecho ambiental es un instrumento para medir la relación entre el medio ambiente y la sociedad; sin embargo, está limitado. Por ello, “retomamos algunos enfoques, como el de la criminología verde –más inclusivo con los grupos vulnerables– para tener una justicia socioambiental, que es lo buscamos medir a partir del índice de impunidad ambiental, un instrumento que diseñamos”.

Acotó que, como parte de su investigación sobre el índice de impunidad ambiental, reconocen que existe información importante sobre la problemática ambiental en el país, se han desarrollado bases de datos ambientales. No obstante, observamos una deficiencia de información a nivel estatal, es necesario un fortalecimiento de esas capacidades y, por supuesto, ello implica mayor presupuesto, algo que lamentablemente se ha reducido desde hace tiempo, el sector ambiental ha sido muy castigado desde hace muchos años.

Utilizamos otros elementos y enfoques teóricos para fortalecer a comunidades o grupos vulnerables que pudieran tener frente a ellos una minera o que busquen sacar el agua de sus cuencas, por ejemplo, y carecen de una ley que los proteja; por eso retomamos otro tipo de orientaciones, asentó en su alocución Impunidad Ambiental México 2020: Medición de la Ecojusticia, las Capacidades Institucionales y el Diseño de Políticas como Enfoque de la Seguridad Ambiental.

La de la Covid-19 no es la primera ni será la última.
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