Permanece la huella de José Vasconcelos en la educación

Se planteó el acercamiento de la Universidad a los problemas nacionales

Foto: archivo Gaceta UNAM.

Sexto rector de la Universidad Nacional en 1920, fundador y primer titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 1921, miembro de El Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua, José Vasconcelos Calderón (Oaxaca, 27 de febrero de 1882-Ciudad de México, 30 de junio de 1949) es una figura señera en la educación pública mexicana del siglo XX, fundador de instituciones quien, a 140 años de su natalicio, aún tiene presencia en la educación pública del país.

“El trabajo de José Vasconcelos y su reforma en la educación aún son evidentes en la estructura de nuestra educación pública. Veo como eje o punto de inflexión notorio el esfuerzo que hizo desde la Universidad, en 1920, cuando fue rector, por hacer un primer ensayo en el cual se planteó el acercamiento de la Universidad a los problemas nacionales”, afirmó Moisés Ornelas Hernández, investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).

Esto ocurrió en una coyuntura, después del gobierno de Venustiano Carranza, quien había destruido el Ministerio de Instrucción Pública. “Justo Sierra había hecho esfuerzos anteriores por consolidar y separar del Ministerio de Justicia a un ministerio encargado de la educación”, recordó.

Vasconcelos pugnó básicamente por tratar de vincular y de integrar al resto de una población mexicana de mayoría indígena para los años 20, entre la que tenía un problema central que era el analfabetismo. Cree Ornelas que la creación de la SEP, en la que usa de plataforma la experiencia en la rectoría tratando de forjar la primera ley fundadora de la secretaría, tiene contrapesos interesantes, señaló.

Impregnó y dotó la educación pública de una filosofía, de una orientación social pública para integrar a los sectores más vulnerables de la población y hacerla, a nivel constitucional, efectiva en la práctica.

“Creo que la SEP, que ya cumplió un siglo, sintetiza mucho del trabajo de Vasconcelos, quien retomó el camino andado por Justo Sierra, fundador de la Universidad Nacional en 1910, y su impulso por establecer una unidad de criterios, una educación de carácter más amplio, encaminada a principios de uniformidad educativa”, comentó.

Vasconcelos trabajó junto con Ezequiel A. Chávez, mano derecha de Justo Sierra, quien fue el encargado de redactar la carta a la Cámara de Diputados para argumentar la creación de la SEP. “En el cardenismo vivió una etapa distinta, donde sufrió algunos reveses y críticas, y retomó su filosofía y principios educativos con Jaime Torres Bodet, ya en los años 60, con el gobierno de Adolfo López Mateos. Fue con Torres Bodet cuando trata de reivindicar toda esa trayectoria, y en la que enseñar a leer y escribir sigue siendo un problema nacional.

Al interior de la UNAM, Vasconcelos trató de hacer un corte en la presencia nacional que tenía la Universidad previa a alcanzar la autonomía, y hacer notar que la institución estaba vinculada con ciertos sectores. “El vasconcelismo desde la rectoría trata de dar a esta casa de estudios una apertura hacia distintos sectores sociales que estaban alejados de esa oportunidad de llegar a la educación superior”, señaló.

El ejercicio de Vasconcelos en la rectoría de la UNAM es para Ornelas ejemplar, en el sentido de que es un laboratorio en el cual emprende buena parte de lo que va a impulsar en la SEP, una vez que concreta su creación. Así, la rectoría es una lucha contra el analfabetismo.

“El escudo de la Universidad surge en ese periodo, impregnado de su espíritu iberoamericano”, añadió el investigador. De una propuesta al Consejo Universitario en abril de 1921, Vasconcelos propone el escudo que la UNAM ostenta hasta la fecha y en el que plasma su convicción de que los mexicanos deben fundir su propia patria con la gran patria hispanoamericana.

“El escudo que tenemos en la Universidad asume esa preocupación de hermandad latinoamericana, entendiendo que en los años 20 había toda una discusión cultural e ideológica de la cultura europea. Hasta entonces había sido la cima alcanzar, desde los intelectuales, una formación europeizante, que se rompe con la Primera Guerra Mundial y la barbarie que ocasiona en la humanidad civilizada. “Esto da la oportunidad de que en América Latina aparezca esta arcadia rural, utópica, donde se puede construir esta otra realidad”, explicó el académico.

Ornelas Hernández destacó que en las décadas de los 20 y 30 del siglo pasado la preocupación era sumar a los indígenas, integrarlos y abatir el analfabetismo, “y la educación es la vía”.

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