Persisten claras brechas de género en la población académica

Otra disparidad se da en las posiciones de poder y de toma de decisiones, coinciden Tamara Martínez y directoras y directores de institutos

La coordinadora para la Igualdad de Género de la UNAM, así como directores y directoras de los institutos de Biología, Ecología, Fisiología Celular, Investigaciones Biomédicas, y de Matemáticas, coincidieron en que aún persisten claras brechas de género en la población académica, donde las mujeres siguen subrepresentadas.

Al inaugurar el conversatorio, Sesgos de Género en la Producción del Conocimiento Científico, la coordinadora Tamara Martínez Ruiz explicó que un sesgo implica una desviación que puede conducir a interpretaciones o percepciones distorsionadas. En la UNAM se pueden detectar en la forma en que se construyen diferentes puestos académicos, de acuerdo con el sexo de las personas, por ejemplo.

Destacó que, de acuerdo con información proporcionada por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico, la planta académica de la UNAM está conformada por poco más de 42 mil 500 personas que se distribuyen en personal de tiempo completo y por contrato, del total global 45.7 por ciento son mujeres y 54 por ciento hombres; un 37 por ciento de las plazas de investigación son ocupadas por profesoras de tiempo completo, y con números semejantes para las profesoras de asignatura y las ayudantes.

Otra brecha de género es la presencia de las académicas en posiciones de poder y de toma decisiones, el Subsistema de Investigación en Humanidades, constituido por 19 entidades académicas, siete de ellas están a cargo de directoras, mientras que las 12 restantes son dirigidas por hombres. En estos ejemplos, se observan claras brechas en la población académica de la Universidad; de acuerdo con la dependencia de que se trate, las diferencias son menores o mayores, pero existen. “Espacios como este invitan a reflexionar sobre estos asuntos, de tal manera que todos juntos podamos pensar en mecanismos que nos lleven hacia una Universidad más igualitaria”.

Barreras culturales

Ana Elena Escalante Hernández, directora del Instituto de Ecología, consideró que la raíz de estos sesgos y obstáculos hacia las mujeres en los terrenos de la ciencia, la tecnología y las ingenierías, son barreras culturales impuestas socialmente y que nos han llevado a construir estereotipos, idealizaciones de quién y cómo se hace ciencia, señaló en el encuentro virtual que formó parte de los seminarios interinstitucionales de igualdad de género, organizados por las comisiones internas para la Igualdad de Género de las instancias participantes.

María Soledad Funes Argüello, directora del Instituto de Fisiología Celular, comentó que las académicas constituyen una comunidad muy estereotipada, mientras que el sector de los investigadores está constituido, fundamentalmente, por hombres, y el de los técnicos académicos son, en su mayoría, mujeres.

A su vez, Félix Recillas-Targa, exdirector del Instituto de Fisiología Celular, expuso que el grupo de trabajo que encabeza está integrado 80 por ciento por mujeres, asimismo, ocho de cada nueve estudiantes de posgrado que solicita ingresar a su equipo, son féminas, y esto ha sido sistemático durante poco más de una década. También se ha encontrado un equilibrio en la presencia de estudiantes mujeres y hombres, una paridad a lo largo de todos estos años.

En tanto, Bertha Espinoza, representante de la Comisión Interna de Igualdad de Género del Instituto de Investigaciones Biomédicas, planteó una serie de recomendaciones propuestas por la comisión de la entidad para resolver estos sesgos de género, entre ellos que el inicio de la carrera científica de las mujeres sea a temprana edad, mediante cursos introductorios a nivel de secundaria y preparatoria para fomentar la carrera científica, sobre todo en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

José Antonio Seade Kuri, director del Instituto de Matemáticas, reconoció que es injusta la inequidad de género que se ha vivido históricamente y que toma múltiples formas, unas burdas, otras sutiles, pero “todas igual de perjudiciales, los sesgos no están en la ciencia sino en quienes hacemos la ciencia”.

Susana Aurora Magallón Puebla, directora del Instituto de Biología, resaltó la importancia de la tarea de los cuidados, la cual recae también en las mujeres, aunque hoy las cosas han cambiado, los hombres están más dispuestos y conscientes de ayudar en el hogar.

Por último, Rubén Hernández Duarte, director de Inclusión y Prácticas Comunitarias de la Coordinación para la Igualdad de Género, apuntó que para tronar los sesgos a la hora de evaluar, los grupos académicos que se encargan de esa función deben ser capacitados en materia de género, para contar con herramientas para realizar con esa perspectiva las evaluaciones. “La diversidad en sí misma es una condición importante, pero no termina de solucionar el problema”.

Esta actividad también formó parte de la jornada universitaria 25N: Por una #UNAMLibreDeViolencia, con 16 días de activismo, en el contexto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y fue moderada por Lucía Ciccia, especialista del Centro de Investigaciones y Estudios de Género.

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