Poder económico impide cambios: Nayar López, FCPyS

Perú vive una crisis política e institucional

Ha tenido seis mandatarios desde 2016; en diciembre pasado fue destituido y encarcelado Pedro Castillo... y las protestas siguen

El humo y las llamas se elevan en un edificio durante las marchas contra la presidenta. Foto: Reuters.

En manos de una clase política de gran poderío económico que no acepta los cambios que la población exige a gritos, y en medio de protestas, marchas, represión y asesinatos civiles, Perú vive una profunda crisis política institucional en la que se tambalean sus principales instituciones.

Seis mandatarios desde 2016, y la destitución y encarcelamiento en diciembre pasado de Pedro Castillo Terrones, quien duró solamente 17 meses en el poder, son algunos de los focos rojos que indican la inestabilidad del país andino.

“Perú ha tenido una ruta de crisis política permanente en los últimos 20 años, después de la experiencia del fujimorato o fujimorismo, que fue muy compleja, con una permanente crisis política que se caracteriza por la fragilidad de la institucionalidad peruana a partir de una corrupción sistémica, nada novedoso desgraciadamente para nuestra región”, explicó Nayar López Castellanos, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).

El especialista en estudios latinoamericanos comentó que la exigencia de cambios en un país secuestrado por élites políticas llevó a la elección de Pedro Castillo, un profesor rural cuya candidatura se planeó desde algunos grupos de la izquierda para refundar al país a través de una Asamblea Constituyente. “Sin embargo, las clases políticas tradicionales peruanas y la derecha que controla el Congreso (Castillo ganó la presidencia pero no la mayoría en el Congreso) desde el primer día de mandato comenzaron a sabotear su gobernabilidad, y en todo momento impidieron que cumpliera las promesas de campaña y el llamado a una Asamblea Constituyente, el cual tiene que pasar por la vía del Congreso”, señaló.

Llegado diciembre, en el Congreso peruano se había iniciado un proceso de destitución en el contexto de la judicialización de la política, inventando acusaciones de corrupción y traición a la patria. Lo destituyeron justo el día que Castillo anunció que disolvía el Congreso y que iba a gobernar por decreto, lo que está planteado en la Constitución peruana. “El ejército le dio la espalda y apoyó la destitución por parte del Congreso”, recordó.

López Castellanos señaló que este contexto explica en buena medida los antecedentes de la crisis política que ha derivado en la destitución y encarcelamiento de Pedro Castillo y la imposición de un gobierno transitorio, encabezado por Dina Boluarte Zegarra, que impuso el Congreso.

El profesor de la FCPyS dijo que en este mes que ha pasado con Boluarte en el poder se vive una de las más fuertes crisis en Perú, con 50 muertos (49 civiles y un soldado), todos ellos asesinados por la policía y el ejército del país andino por órdenes de la presidenta. “La orden es reprimir”, indicó.

Dina Boluarte Zegarra era la vicepresidenta de Perú en el gobierno de Castillo; la eligió el Congreso y aprovechó su designación en el poder para contravenir todo por lo que había sido electa con Castillo. “Sus promesas de campaña con Castillo se ubican en el otro extremo de lo que está haciendo ahora”, consideró.

López Castellanos dijo que las protestas que se han convocado para el jueves 19 de enero en todo Perú plantean un paro nacional, que ya se prepara con una serie de marchas y caravanas masivas por todo el país dirigiéndose a Lima, la capital.

Este paro nacional, llamado Toma de Lima, busca resquebrajar la estructura institucional actual, pretende la renuncia de la presidenta Dina Boluarte Zegarra, disolver el Congreso, lograr elecciones generales y convocar a una Asamblea Constituyente, destacó el académico, quien consideró que habrá que estar muy atentos para ver si con dicho movimiento se reestructura la política peruana o comienzan reacciones de apoyo a la población civil por parte de otros países.

También podría gustarte