¿Plagio en la producción académica? Entre los derechos de autor y la ética

“Si copias y no citas, plagias”, sostuvo Ignasi Labastida, de la Universidad de Barcelona

La propiedad intelectual y los derechos de autor constituyen un tema dinámico que debemos aprender a usar de manera positiva y flexible para crecer y compartir, y que la sociedad sea lo mejor posible. “No son para asustar o prohibir, sino un sistema que puede permitir compartir, divulgar y construir conocimiento entre todos”, afirmó Ignasi Labastida Juan.

El doctor en física por la Universidad de Barcelona (UB), y delegado del rector para la Ciencia Abierta de esa institución educativa, sostuvo que: “Si copias y no citas, plagias. La gente debe aprender a reconocer que todos copiamos; eso es bueno, pero tenemos que hacerlo bien. Es decir, explicando que lo dicho no lo he inventado yo, sino que lo ha afirmado tal persona, o ha aparecido en tal sitio”.

Lo importante es advertir que construimos a partir de lo que otros han hecho, y está bien, no tenemos que reinventar la rueda cada vez; pero hay que establecer que otras personas llegaron a ciertos resultados, y que yo aporto un valor añadido, explicó.

En la conferencia “¿Plagio en la producción académica? Entre los derechos de autor y la ética académica”, organizada por la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM y el Seminario Permanente de Editores, el también responsable de la Unidad de Investigación e Innovación, del Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación de la UB, recalcó que el nuevo conocimiento se crea a partir del ya existente. “Si me pongo en la ‘piel’ del autor, me haría mucha ilusión, y me daría una gran satisfacción que me copien, porque significa que lo que he aportado tiene un valor y es importante. Así lo hacemos en la carrera académica, cuando buscamos citas”, aclaró.

El experto español expuso que parecería que el plagio va en aumento; en Alemania, por ejemplo, algunos ministros han tenido que dimitir debido al mal uso de fuentes ajenas o por reutilizar material sin citar que no era suyo. En realidad, cada vez tenemos más acceso a los contenidos, y hoy en día es más fácil detectar al copiador que no reconoce la autoría.

Es decir, “siempre ha habido plagio, pero ahora es más fácil localizarlo”. Hay gente que engaña y hace trampas, siempre habrá mentirosos, pero hoy tenemos a nuestro alcance herramientas y multitud de contenidos en la red, y ello facilita la identificación de esos malos usos. Por eso vemos en los medios que aparecen más casos de identificación de plagio. Cuando se da en la academia, a veces permanece en ese ámbito; pero si los involucrados son determinados personajes públicos, ese debate se genera de manera más amplia, expuso.

Pero no debe pensarse que para evitar el plagio tenemos que volver a un sistema cerrado; por el contrario, se debe fortalecer el conocimiento abierto, y que llegue al mayor número de personas posible. “De ese modo hay muchos ojos vigilando el fraude, el mal uso que se hace de esos contenidos. Para ello hay que mantener las reglas del juego, que se pueden modificar o mejorar con base en la propiedad intelectual o los derechos de autor, para contar con un sistema que permita abrir el conocimiento de manera ordenada”, detalló Labastida Juan.

Así se ha hecho desde hace más de dos décadas en España, y ya “celebramos el 20 aniversario de las licencias Creative Commons, que han sido un instrumento que ha facilitado que cualquier autor o titular de derechos, como las universidades, puedan difundir sus contenidos de manera legal y abierta, para que se reutilice con permiso, pero con ciertas condiciones”. Igual ahí hay requisitos por cumplir, y uno básico es el reconocimiento de la autoría, es decir, citar al autor.

También hoy existen herramientas automáticas de detección de coincidencias con textos ya publicados; lo que hacen es comparar y determinar el porcentaje de similitud. Pero, aclaró Labastida, es necesario que haya una o varias personas que analicen el resultado de ese “número frío” y determinen si se trata de un plagio o no.

Cuando se quiere estudiar un posible caso de plagio o fraude, se deben examinar las evidencias y actuar en consecuencia. “Formo parte de la Comisión de Ética de la UB y encontramos casos de este tipo”; hay que analizar las malas praxis, e incluso, retirar ese reconocimiento, premio o título a la persona.

Además, cuando plagias para conseguir reconocimiento, un título de doctor o haces trampa para pasar un examen, es una cuestión de fraude: “te defraudas a ti mismo, al sistema, y ahí nos ubicamos en un ámbito ético”. Muchas veces los códigos de ética son más una cuestión de buenas prácticas y no incluyen sanciones. Pero si no eres ético, la consecuencia será que los demás sepan que no sigues las pautas.

El especialista mencionó que en la UB “hemos tenido que eliminar tesis que estaban en el repositorio, porque han dejado de ser la evidencia del grado de doctor, porque se ha llegado a retirar el título por plagio con la intervención de nuestros servicios jurídicos. Si copias y no citas, hay un problema, aunque no haya lucro”.

Ignasi Labastida concluyó que hay que aprender a citar. “Desde las universidades, la academia podemos enseñar y fomentar el conocimiento abierto. Debemos recalcar a los alumnos, incluso desde la primaria, que si van a copiar, cortar y pegar, deben mencionar las fuentes y utilizar las que sean fiables.

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