En parte, por la pandemia

¿Por qué aumentó la obesidad infantil?

Los niños y adolescentes que estuvieron confinados por Covid-19 empeoraron sus hábitos, señala Ana Lilia Rodríguez Ventura, especialista en pediatría y endocrinología

La pandemia de Covid-19 influyó en la obesidad porque los niños empeoraron sus prácticas alimenticias. “De por sí hemos detectado muy malos hábitos en toda nuestra población mexicana y a nivel mundial, y en especial en pandemia, los niños se hicieron menos activos físicamente, estuvieron largas horas expuestos a pantallas y con la ansiedad que generó el problema hubo más tendencia a comer azúcares, harinas refinadas, jugos”, señala la doctora Ana Lilia Rodríguez Ventura, especialista en pediatría y endocrinología de la Facultad de Medicina.

Para Rodríguez Ventura, la inseguridad alimentaria que produjo la pandemia hizo que al no ser tan fácil salir por verduras, frutas y prepararlas, lo más sencillo era acceder a los productos ultraprocesados. “En resumen, lo que vimos fue mayor tiempo de exposición a pantallas, menor tiempo de actividad física y empeoramiento en la calidad de la comida”, comenta.

El problema en México

México se encuentra entre los primeros lugares de obesidad infantil en el mundo. Actualmente no hay un dato concluyente del lugar en que se encuentra; sin embargo, los organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud, la Unicef, y Federación Mundial de Obesidad, utilizan los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) hasta 2020.

Sin embargo, la Ensanut 2021, desglosa el problema por edades, por sobrepeso y obesidad.

De acuerdo a ésta, en niños de 5 a 11 años, la prevalencia nacional de sobrepeso fue de 18.8 por ciento, en hombres fue de 16.6 por ciento y en mujeres de 21.2 por ciento. La prevalencia de obesidad se encontró en 18.6 por ciento de los escolares, 23.8 por ciento en hombres y 13.1 por ciento en mujeres. Según la encuesta, “estas dos prevalencias, al comparar con Ensanut anteriores, no hay una diferencia en la prevalencia de obesidad nacional, y existe una leve disminución en la de sobrepeso nacional. Sin embargo, según el sexo, especialmente en hombres en edad escolar se encontró un aumento en la prevalencia de obesidad”.

Por región, la prevalencia de sobrepeso más alta se encontró en la región CdMx con 23 por ciento de los escolares, mujeres con 28.9 por ciento y hombres 16.8 por ciento. La prevalencia de obesidad más alta, 24.1 por ciento, se encontró en la región Pacífico-Centro: 34.7 por ciento en hombres y 10.5 por ciento en mujeres.

Para mujeres y hombres de 12 a 19 años, la prevalencia de sobrepeso en ambos sexos fue de 24.7 por ciento, y por sexo, se encontró que 26.4 por ciento de las adolescentes mujeres tienen sobrepeso, así como 23 por ciento de los adolescentes hombres. La prevalencia de obesidad en ambos sexos fue de 18.2 por ciento, donde 15 por ciento de las adolescentes mujeres tienen obesidad y también el 21.5 por ciento de hombres adolescentes.

Según la Ensanut 2021, “al realizar una comparación entre las prevalencias de sobrepeso y obesidad a lo largo de las encuestas anteriores, se observa una tendencia al alza en la categoría de obesidad principalmente en hombres adolescentes”.

Por regiones, la prevalencia de sobrepeso en este grupo fue más alta en la zona Pacífico-Centro con 29.5 por ciento; la región Pacífico-Norte los hombres adolescentes presentaron la más elevada prevalencia de obesidad: 43.5 por ciento. En cuanto a mujeres, la CdMx tenía mayor prevalencia de sobrepeso con 24.5 por ciento. La prevalencia más baja de obesidad en el total de las y los adolescentes fue en la región Pacífico-Centro con 12.7 por ciento.

La encuesta encontró que al estratificar por edad a las y los adolescentes, las prevalencias de sobrepeso más elevadas fueron en adolescentes de 12 y 13 años, 29 y 30.5 por ciento respectivamente. La más alta en hombres fue de 31.7 por ciento entre los de 13 años, mientras que la más alta en mujeres adolescentes fue de 32.7 por ciento en aquellas con 12 años. La prevalencia más baja de sobrepeso se encontró en las y los adolescentes con 16, 17 y 18 años, con 22.5, 22.6 y 22.8 por ciento respectivamente.

En hombres la más baja fue en los de 15 años con 16.7 por ciento, y en mujeres, las adolescentes de 19 años, con 21.7 por ciento. La prevalencia de obesidad más baja se ubicó en las y los adolescentes de 17 años, 14.8 por ciento, mientras que la más elevada en adolescentes fue en los de 14, 15 y 16 años de edad, 20, 20 y 20.3 por ciento.

El mito de estar sano

En México es común pensar que un niño con sobrepeso es un niño sano, a este mito Ana Lilia Rodríguez comenta: “Además de eso, se cree que cuando crezca, se le quitará el sobrepeso, sin embargo, es una creencia arraigada en México porque hemos tenido una historia de desnutrición bárbara. Por ello se quedó muy en el inconsciente colectivo la idea errónea de que el niño cachetón y tierno era un niño sano”.

Rodríguez Ventura comenta que “es más fácil que nos lleven a los pacientes en la consulta pediátrica para que los subamos de peso, que para que los bajemos de peso. Quizá sea una cuestión de percepción del peso, porque el 80 por ciento de los adultos en México ya tenemos obesidad o sobrepeso y no hay una clara percepción del peso de los hijos, lo cual también es grave. A quienes tienen peso dentro de los parámetros saludables los ven como desnutridos y a los que tienen sobrepeso los ven como los normales… En México urge que hagamos una campaña para identificarlo”.

“Hay que explicarle a la gente que tener exceso de grasa es una enfermedad crónica –apunta la especialista– que además no se cura más que a largo plazo y que por lo tanto se tiene que vigilar como la diabetes, la hipertensión, el cáncer. Son enfermedades que se tienen que vigilar. Tener exceso de peso siempre te va a traer muchas complicaciones, uno o varios problemas a corto o a largo plazo. Si de verdad queremos una medicina preventiva en nuestro país, desde el principio deberíamos detectar todos los factores que te llevan a un exceso de peso”.

La experta señala que no sólo la alimentación y el ejercicio son factores, sino que la obesidad es multifactorial. “Me gustaría enfatizar algo que se llama programación metabólica u origen de la enfermedad en el desarrollo. Esto significa que desde el útero, si un ser humano se está formando en un medio de inflamación porque su mamá presenta disponibilidad en el momento del embarazo, ya sea obesidad o sobrepeso, y si gana mucho peso o muy poco, la gestación impacta en los niños. Nacen con muy bajo peso o con un peso muy por arriba de lo esperado para las semanas de gestación. Esto explica que desde el útero se expresan genes ahorradores de energía. Entonces, si estos niños nacen con genes que están programados para ahorrarles energía y les dan exceso de energía por productos ultraprocesados, el desarrollo se afecta y hará que la obesidad sea más grave conforme pasan las generaciones”.

Atención a la alimentación

Ana Lilia Rodríguez añade que es importante leer los hexágonos de advertencia en los productos alimenticios, sin embargo, “esto no basta. También hay rectángulos a los que se les pone poca atención, que añaden si el producto tiene cafeína, o si contiene algún edulcorante, si son o no recomendables para niños. Mucha gente no los lee y les da a sus hijos, o ellos mismos consumen bebidas que abusan de edulcorantes, los cuales dañan nuestra flora bacteriana, y al dañarla nos hace más propensos a enfermedades. Por evitar el exceso de calorías, caemos en el exceso de edulcorantes. Por ello, la recomendación es que se tome agua natural, incluso les damos estrategias como infusiones de té, o agua de jamaica o de limón que no necesitan tanta azúcar”.

Para terminar, señala que “hay que hacer cambios a todos los niveles, en salud pública, a nivel autoridades, las mismas organizaciones civiles. Hace falta unirnos más para actuar en conjunto, en diferentes niveles de atención y realmente incidir en combatir esta pandemia. No es justo el pronóstico que tienen las próximas generaciones: muchos expertos han dicho que podemos estar ante las primeras en las que los hijos mueran antes que sus padres.

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