¿Por qué la extrema derecha crece en América Latina?

Esther Solano, profesora de la Universidad Federal de Sao Paulo. Foto: Víctor Hugo Sánchez.

La extrema derecha apunta hoy a dos grupos de votantes específicos: la juventud de clase media baja, “en esa idea del emprendedor”, y hacia las mujeres, tal como ocurrió en los procesos electorales de Brasil, con el expresidente Jair Bolsonaro, y recientemente en Argentina, con el actual mandatario, Javier Milei, indicó Esther Solano, profesora de la Universidad Federal de Sao Paulo, Brasil.

La socióloga española destacó que con frecuencia se asume como verdadera la tipología del votante de la extrema derecha: hombre blanco de clase media alta; “es cierto, tiene un votante perfilado que es masculino, blanco y, en general, de clase media alta, aunque su penetración es sociopolítica”.

Al dictar la conferencia De Bolsonaro a Milei: ¿Por qué la extrema derecha crece en América Latina?, señaló que “los jóvenes varones son el reducto más potente del electorado de Milei, personaje que durante su campaña, fue un enorme movilizador de ecosistema online de la juventud argentina, fundamentalmente de clase media baja, ellos fueron el pivote que movilizó comunicativamente la campaña digital del mileismo”.

En el encuentro organizado por el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM, manifestó que en principio llegamos a pensar que los jóvenes por naturaleza tienden a votar más por la izquierda, “y cuando nos hacemos mayores vamos girando un poco hacia el conservadurismo, estos datos parecen contradecir esta aseveración, porque ese sector en Argentina votó de forma masiva por un libertario como Milei”.

Esther Solano indicó que la izquierda pasa de representar un proyecto de utopía, de rebeldía, de posibilidad de un futuro diferente, a establecerse como una izquierda mainstream, ortodoxa, de centro, burocratizada, elitizada, en tanto que la extrema derecha, con Bolsonaro y Milei, pasó a representar un proyecto de utopía, de construcción de un futuro diferente.

Consideró que “eso es algo interesante porque parece que la utopía se ha deslizado de la izquierda a la extrema derecha autoritaria. Cuando la izquierda llega al poder, básicamente acaba siendo engullida por ese tsunami de burocratización y se vuelve la gestora de un país, más que de grandes ideas y utopías”.

El voto de la extrema derecha es poliédrico, sofisticado, “tenemos cierta tendencia en el campo progresista a simplificar excesivamente los procesos que llevan a la ultraderecha al triunfo electoral, sin embargo, son procesos complejos desde el punto de vista social, político y comunicativo que dialogan con cuestiones afectivas, ideográficas concretas y profundas de los individuos”, finalizó.

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