Precarización laboral repercute en el desaliento ciudadano

Se han generado escenarios inéditos de confrontación y encono: Jesús Hernández Jaimes, de la Facultad de Filosofía y Letras

Hasta dos horas tardan los usuarios del transporte en trasladarse al trabajo o a centros de estudio, lo que contribuye al desánimo social.
Los desencuentros políticos, la desigualdad estructural y la precarización laboral han generado escenarios inéditos de confrontación y encono que influyen directamente en el mal humor social que estamos viviendo como sociedad, consideró Jesús Hernández Jaimes, catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras.

El especialista en análisis de la cultura política comentó que la población, por medio de las redes sociales, se involucra cada vez más en los problemas sociales y económicos del país, lo que está propiciando discusiones virtuales polarizadas que terminan influyendo negativamente en el ánimo social.

De igual forma, dijo, hay un ambiente de desánimo y decepción colectiva ante la falta de resultados con los cambios prometidos por políticos y gobernantes en temas que afectan directamente la vida cotidiana de los ciudadanos, como la inseguridad, la movilidad, la precarización laboral y la insuficiente atención a la salud. “Hoy, las redes sociales permiten que todos estemos, por un lado, participando, opinando, leyendo acerca de las problemáticas sociales cotidianas, pero también, por el otro, haciéndonos parte de esos problemas, es decir, estamos siendo ‘contaminados’ al involucrarnos en las discusiones como simples lectores o escuchas”.

Agregó que vivimos tiempos de cambios y de transformaciones políticas históricas que siempre van a generar polémicas, discusiones, enconos y desacuerdos que, hasta cierto punto, serían normales si no rebasaran los límites de la tolerancia.

Diferencias magnificadas

El académico universitario destacó que, cuando se articula la discusión sobre los procesos de cambios políticos con el uso de las nuevas plataformas digitales para debatir, nos enfrentamos a una realidad totalmente novedosa en la que las diferencias y las polémicas se magnifican en temas específicos que están contribuyendo a aumentar el mal humor social.

En esta discusión, indicó, se deben distinguir los problemas estructurales que se vienen arrastrando históricamente, como la desigualdad, el desempleo, la precarización laboral y la caída en los ingresos familiares, de los coyunturales o de mediano plazo, como el manejo de la pandemia, la inseguridad o la alternancia política en el gobierno, que terminan cruzándose indistintamente en la discusión de las redes sociales.

Añadió que otro factor que está propiciando un humor social negativo es la decepción ante la posibilidad de un cambio en el régimen político, el cual generó expectativas más o menos altas, dependiendo de qué sectores sociales se consulte y en los que casi siempre habrá algunos decepcionados.

“Hay que entender también las dinámicas cuando surge una clase política emergente, la cual siempre genera altas expectativas, pero, además, es directamente responsable porque obviamente las alienta o explícitamente las asume; sin embargo, a la hora de la hora simplemente se queda corta y esto, por supuesto, ocasiona una enorme insatisfacción que se suma a otros factores de frustración.”

Hernández Jaimes subrayó que, al analizar el estado de ánimo de la población, no se puede perder de vista el serio y creciente problema de la movilidad, sobre todo en las principales ciudades del país, en donde la ciudadanía invierte muchísimo tiempo en los traslados, principalmente a sus centros de trabajo o a la universidad.

En el caso de los estudiantes, afirmó, para trasladarse y llegar a sus aulas, la mayoría tarda una hora y media o hasta dos, y si, además, se suman otras dos horas de regreso, la situación se torna más complicada; esto sin tomar en cuenta que en muchas ocasiones el servicio del transporte público es insuficiente.

“Se viaja en condiciones francamente poco dignas, de aglomeramiento y apretujones, lo que sin duda contribuye también al mal humor, la frustración y el hartazgo. Los estudiantes llegan a clases a veces enojados, de mal humor y si al traslado se suman otros factores, como la mala alimentación o la insuficiencia de recursos para las necesidades básicas, difícilmente pueden mantener un buen estado de ánimo.”

Por último, el académico sugirió ser más selectivos, tener más cuidado y manejar con prudencia todo el cúmulo de información que recibimos diariamente de los medios de comunicación tradicionales y que crece exponencialmente las 24 horas al día mediante las redes sociales.

“Hay que tener mucho cuidado para no contaminarse, adoptar una actitud más crítica y cuestionar todos los datos que recibimos para construir una apreciación más o menos certera de lo que realmente está afectando nuestro entorno social. Si somos demasiado vulnerables a estos discursos exagerados o incluso conspiracionistas, nuestro estado de ánimo y nuestro humor social se verán afectados significativamente.”

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