Publicación de Revista de la Universidad

Presentan edición impresa de Diario de la pandemia

Es la antología más importante en lengua española sobre Covid-19; reúne testimonios de escritores y escritoras de diversas generaciones y países

Foto: cortesía FILO.

Diario de la pandemia, la convocatoria a más de cien escritoras y escritores hecha por la Revista de la Universidad de México (RU) al inicio del confinamiento sanitario por la propagación de la Covid-19, fue editado y presentado en su versión impresa durante la reciente Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO).

Los participantes relatan “sus experiencias en medio de un contexto mundial inédito, marcado por el temor y la zozobra, pero también por la esperanza y la empatía”, se lee en la presentación del libro coordinado por Guadalupe Netell, directora de la publicación.

Al abrir la charla de lanzamiento, Jorge Volpi mencionó que se trata de la antología más importante en lengua española sobre el tema, pues recoge testimonios de autores de diferentes generaciones y países, quienes escribieron al calor de los acontecimientos. “Era necesario escucharlos para tratar de entender un poco más del asunto y conocer sus experiencias”, afirmó el coordinador de Difusión Cultural de esta casa de estudios.

Yael Weiss, coordinadora de RU digital, fue la moderadora de la mesa que se transmitió por Facebook Live en la que intervinieron los escritores Daniel Alarcón, de Perú, Pedro Mairal, de Argentina, y la chilena Alejandra Costamagna, todos incluidos en la antología.

Mairal, narrador y poeta, escribió su relato a principios de la contingencia, cuando particularmente en Italia se incrementaban los contagios y la gente recluida en sus casas se asomaba por los balcones para expresarse musicalmente y aplaudir a los trabajadores de la salud. Fue hasta entonces que muchos se dieron cuenta de quiénes eran sus vecinos y cuáles sus problemas e inquietudes.

“La primera noche sonaron todavía los aplausos de ánimo y apoyo humanitario, también cantó algún músico al que le quedaban aún ganas de figurar. Y a las nueve y media empezó a sonar puntual un cacerolazo tintineante, de teflón, nada de aluminio tóxico y ruido a lata, un cacerolazo wok, cacerolazo Essen, acero alemán, templado, casi cuenco tibetano”… (Fragmento de Eran los náufragos del balcón).

La periodista y cuentista Costamagna dijo que su texto lo escribió en los primeros días de la pandemia en Chile. Fue esa urgencia por transmitir la paradoja de que meses antes miles de ciudadanos habían recuperado la calle y, poco tiempo después, se hallaban en reclusión. “Era la calle la que hablaba y de pronto vuelta hacia dentro. Algo muy frustrante y a la vez complejo. El sentido de lo colectivo se había anclado en las calles; sin embargo, esa revuelta se mantuvo como un fantasma, atravesó los muros… La pandemia corroboró el sentido de la revuelta”.

Alarcón, novelista y cofundador del podcast Radio Ambulante, reside en Nueva York, ciudad cosmopolita donde le tocó vivir momentos muy complicados debido al alarmante aumento de fallecimientos por la Codiv-19. “Estaba completamente apanicado, sentí como si estuviera en una zona de guerra. El fin del mundo. Fue algo muy intenso, una pesadilla. Sólo siento horror, tristeza y rabia ante la respuesta incompetente, mediocre, confusa y mentirosa del gobierno de Estados Unidos”. El texto de Daniel es muy personal, las calles son el escenario en donde hizo amigos y transitaba para dirigirse a su trabajo.

“El edificio en el que vivimos se ha ido vaciando, y ahora si nos encontramos con alguien en los pasillos, nos evitamos por mutuo acuerdo. Ni siquiera nos sonreímos, como si el virus se contagiara con cualquier pequeña muestra de amabilidad. Es que estamos asustados. Todos”. (Fragmento de Más se perdió en la guerra).

Costamagna se plantea cómo escribir después de la revuelta social chilena, un movimiento de piso muy grande. Para esta escritora y activista, la calle es el gran libro que se estaba escribiendo en su nación. Se exigía una escritura de la urgencia, de lo inmediato. Las nuevas condiciones le hacen imposible salir del balbuceo, según ella misma lo declara: “No concibo una escritura que tenga cualquier tipo de certeza, todo está dando vuelta. Nos están custodiando los mismos policías que nos disparaban a los ojos. Es muy desquiciante todo esto. Lo único que me convoca a escribir es dejar un registro, una huella. La escritura cobra algún sentido si se miran con más distancia estas situaciones dislocadas, donde lo que antes era normal se vuelve ahora completamente de ciencia ficción, y la ciencia ficción, hiperrealismo”.

En esta mesa diferentes voces narrativas se conectaron en un diálogo que valoró lo extraordinario dentro de lo ordinario, y dieron cuenta en sesenta minutos de una cotidianidad apabullante. Diario de la pandemia se consigue en el sitio www.libros.unam.mx.

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