Primera Fiesta Ambiental en el Instituto de Ingeniería

Hubo presencia de niños y niñas, “los futuros ciudadanos, quienes heredarán el planeta”

Foto: Víctor Hugo Sánchez.

En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, en el Instituto de Ingeniería (II) se realizó la Primera Fiesta Ambiental, a la cual se convocó a toda la comunidad y a la que se unieron las sedes de la entidad en Ciudad Universitaria, Sisal (Yucatán) y Juriquilla (Querétaro).

En la inauguración del encuentro, Rosa María Ramírez Zamora, directora de la entidad, destacó no sólo la organización de esa actividad después de dos años de pandemia, lo cual es motivo de satisfacción, sino las acciones emprendidas en esas sedes del Instituto, unidas en pro del ambiente.

También recordó el lema: “Una sola Tierra”, que acompaña la efeméride este año y tiene un gran simbolismo, ya que fue empleado en la primera Conferencia de Estocolmo de 1972, un evento que puso el ambiente en la agenda global y condujo al establecimiento del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra desde 1973.

Ante la comunidad del Instituto y otras dependencias participantes, resaltó la presencia de niños y niñas, de los futuros ciudadanos, quienes heredarán el planeta y a quienes “tenemos que educar, capacitar y ayudar a entender que debemos cuidar el medio ambiente, porque sin él estamos perdidos”.

María Neftalí Rojas Valencia, integrante de la Coordinación de Ingeniería Ambiental del Instituto y organizadora de la fiesta, recalcó que en esa instancia se llevan a cabo muchos proyectos al exterior del Instituto. “Hacemos mucho por el ambiente fuera de nuestra casa, pero ahora nos ha interesado hacer algo dentro”.

La técnica académica refirió que a raíz de la pandemia se observó que había jardines deteriorados y plantas muertas por falta de agua, y “decidimos darle vida al Instituto, tratando de motivar a los alumnos e investigadores a que apoyaran este proyecto de rehabilitación de áreas verdes perdidas”.

La ocasión del Día Mundial del Medio Ambiente resultó perfecta para organizar la Fiesta Ambiental. Por primera vez se unió todo el Instituto, tratando de hacer algo por el planeta, y “esperamos que el resultado sea bueno”, expuso.

Rojas Valencia relató que se contó con el apoyo de becarios de arquitectura e ingeniería civil, quienes apoyaron la actividad con semanas de anticipación, capacitándose y preparando los terrenos. “La idea es mejorar los espacios, no sembrar por sembrar, sino, por el contrario, colocar plantas endémicas que no requieran de mucho cuidado, pero que sí formen parte de la ecología de los campus y le den vida a nuestra institución”.

En esta ocasión, en Ciudad Universitaria se trabajó en las zonas aledañas a los edificios 1 y 5, donde se colocó pasto y plantas, la mayoría donadas, como rosa laurel, helechos, suculentas o buganvilias. El próximo año “quisiéramos ir a otros de los 16 edificios con que cuenta el Instituto, y al terminar con ellos salir a otras dependencias”.

Además de dejar marcas positivas con la siembra de árboles y plantas, la Primera Fiesta Ambiental incluyó la convocatoria para la mejora del paisaje y la concientización sobre el manejo de residuos sólidos, renovando los espacios de recolección.

En ese sentido, Rojas explicó que también se está rehabilitando la artesa ubicada a un costado del edificio 1. “Ya se mandaron a hacer varias adaptaciones y se van a comprar contenedores especiales; se tienen algunos de carpintería y otros van a llegar del mercado para recolectar PET, papel, cartón, etcétera”.

La científica anunció que en agosto se realizará un plan de manejo más cuidadoso de los residuos sólidos urbanos que se generan en el Instituto; la meta es no sólo tratar de disminuir éstos al máximo, sino aprovecharlos.

La Fiesta Ambiental contó con la participación entusiasta de alrededor de 100 personas en Ciudad Universitaria, entre ellas varios niños.

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