Problemas ambientales urgentes son esencialmente sociales y culturales

Se encuentran profundamente entrelazadas sus agendas económicas y políticas, y por tanto exigen soluciones en múltiples dimensiones, aseguró Vicente de Jesús Fernández-Mora

Las decisiones de gobierno en ese ámbito tienen que ser viables, efectivas y democráticas.
Los problemas ambientales urgentes, que van de lo geológico a lo biológico, son también cuestiones esencialmente sociales y culturales, porque están profundamente entrelazadas sus agendas económicas y políticas, y por tanto exigen soluciones en múltiples dimensiones, así lo expuso en la UNAM, Vicente de Jesús Fernández-Mora de la Universidad de Huelva, España.

Al dictar la conferencia Humanidades ambientales en la era del Antropoceno, en el Aula Luis Villoro del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF), Fernández-Mora, indicó que las humanidades ambientales abogan por la formulación de políticas en ese ámbito, así como en lo educativo que sean viables, efectivas y democráticas.

Presentado por Ambrosio Velasco Gómez, investigador del IIF, el académico de la Universidad de Huelva aseguró que esta faceta de las humanidades “procura crear nuevos relatos culturales para transitar hacia modelos sociales más resilientes capaces de responder política y éticamente a los escenarios y pronósticos de deterioro ambiental o de colapso apocalíptico”.

Aseguró que en el campo de las humanidades ambientales los datos científicos se traducen en narrativas y discursos socioculturales que captan la atención del público y de los organismos políticos y económicos de una forma individual más atractiva que los informes científicos.

“Esto, debido a que el énfasis está en la importancia de formular la historia, narración, dramatización y discurso que dé cuenta de prácticas sociales económicas y políticas ecológicamente sostenibles”, destacó.

Repensar las definiciones y dimensiones de lo humano

Las humanidades ambientales, definió, han sido una respuesta a la crisis misma de las humanidades: “Todo esto inició cuando una masa crítica de profesores e investigadores en el mundo las propuso como una réplica positiva a los complejos problemas socioambientales; se convirtió en un movimiento intelectual global, el cual reconcibe la relación entre las disciplinas científicas y técnicas de las humanidades y que son fundamentales para resolver y comprender los dilemas creados por la sociedad industrial”.

En 2010, relató Fernández-Mora, académicos de América del Norte y de Europa Occidental, comenzaron a utilizar el término y hoy en día se pueden encontrar estudiosos con intereses similares en todos los continentes.

Una de sus características es que pretenden repensar las propias definiciones y dimensiones de lo humano, “porque se ha aislado la vida humana de su entorno”.

“Tiene que emprenderse una revisión de las humanidades en su relación con las ciencias naturales y sociales: ponerlas en diálogo”, agregó.

Praxis

Vicente de Jesús Fernández-Mora planteó que es necesaria y éticamente imperativa no sólo la evocación y convicción de la función pública del trabajo de las humanidades ambientales, sino que habría que pensar si las vías y los cauces de este trabajo pueden resultar eficaces en la arena política institucional, regional, global, en esta plena era del Antropoceno y la globalización.

Abundó que muchos de los dedicados a las humanidades ambientales ya consideran que su trabajo es relevante para la política, pero atajó:

“¿Hasta qué punto es viable esta influencia?, ¿dónde pueden mediar a escala significativa?, porque no basta con que el trabajo humanista sea relevante teóricamente desde el punto de vista político, sino los responsables deben conocer lo que se hace y aprovechar los conocimientos puestos a su disposición para establecer objetivos que sean puestos en marcha por legisladores, jueces, autoridades federales, estatales y municipales, así como empresas o industrias.”

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