Propone Ana Merino un perfil poliédrico de la creatividad

La escritora española impartió la conferencia Creatividad sin límites: El compromiso literario y el multitallerismo. Primera sesión del Segundo Diplomado en Escritura Creativa y Crítica Literaria

Ana Merino, novelista y poeta española radicada en Estados Unidos, impartió en línea la conferencia magistral Creatividad sin límites: El compromiso literario y el multitallerismo, como apertura del Segundo Diplomado en Escritura Creativa y Crítica Literaria organizado por la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura.

Los 25 integrantes de la segunda generación de este espacio académico, además de público en general, siguieron la charla y las recomendaciones para escribir de la autora que ha publicado narrativa, poemarios y ensayos, además de ser una teórica de la historieta y la narrativa gráfica. En 2020 ganó el Premio Nadal de Novela por El mapa de los afectos.

Al referirse al proceso creativo de la escritura, Merino dijo que en el camino uno va absorbiendo emociones y miradas, lo cual queda en lo que se evoca ya sea en la poesía o a la hora de construir un personaje para que adquiera vida y fuerza, lo que se lograr definiendo sus giros y modismos, así como sus formas de expresarse.

Desde niña tuvo acceso a lecturas muy eclécticas, que abarcaban todos los géneros. Imaginar, construir relatos y ver la forma de narrar desde muchas esferas, marcó su proceso de formación como lectora y escritora.

Para ella la poesía es un lenguaje que habla del interior, es un lugar donde macera su imaginario personal y existencial. Considera que el espacio de la poesía, género que “se cocina lentamente”, hay que llevarlo a la infancia, a fin de dialogar con los pequeños lectores. Concibe que escribir poesía infantil es igual de complejo que hacerlo para lectores ya adultos, pues el esfuerzo y la reflexión son semejantes, aunque el reto que marca la diferencia está en el uso del vocabulario.

Añadió que uno debe mantener un espíritu crítico lector, conocer cómo otros grandes autores han trabajado la poesía, qué libros se pueden tomar como referencia para luego enfrentar el propio proceso creador, y de paso definir cómo se quiere que el lector acepte la propuesta poética que se le ofrece. “El poeta tiene que aprender a leer otros poemarios que le darán la clave de cómo depurar los propios”, expresó.

Ana Merino se interesa en que la literatura llegue a todos los rincones, ya que es un espacio donde uno puede reinventarse. “El placer de escribir se extiende al reescribir y repensar… Uno escribe porque lo disfruta, el proceso creador es de disfrute personal y aprendizaje, sirve para comprender tu pensamiento y ver si tu forma de entender el mundo e imaginar puede encontrar lectores. En lo particular tengo curiosidad por muchas vidas, me interesa bastante lo coral, es de esa manera que resuena bien lo que quiero experimentar”.
Ve a la disciplina como algo fundamental y que implica renunciar a hábitos cómodos.

“Mantener una tensión dramática atmosférica del universo que uno va a describir en su relato se sostiene con la disciplina… Escribir diarios a mano ayuda muchísimo, anotar sensaciones, pensamientos y reflexiones filosóficas en ellos contribuye al proceso creativo de la escritura”.

Desde su óptica, el escritor joven proyecta en su obra efervescencia emocional, y el ya maduro tiempo y experiencia de vida. En ambos casos —precisa— uno tiene que plantearse por qué escribe.

Es en Nueva Inglaterra donde afianza su mirada sobre el tallerismo, como un método eficiente para ayudar a los jóvenes a construir relatos, narrativas de atmósferas, personajes, así como el principio de interés y el de verosimilitud. Su propuesta es el multitallerismo, la que es bien aceptada por jóvenes hispanos que viven en los Estados Unidos, donde se da lo que ella denomina “un perfil poliédrico de la creatividad”, de tal modo que se puede ir del cómic a la poesía infantil y luego incursionar en la novela y también experimentar con la poesía y los diálogos teatrales.

“Se trata de no aferrarse a una sola experiencia, probar con todas las opciones del proceso creador en la escritura, y darse cuenta que el escritor no es alguien que está en una torre de marfil, ni es un ente superior, sino alguien apasionado, comprometido, y que comparte esa pasión suya por la lectura y la escritura”, concluyó la también dramaturga nacida en Madrid en 1971.

El diplomado, coordinado por Gabriela Ardila y Eduardo Cerdán, brinda a los participantes herramientas básicas para la creación y la crítica literarias. Consta de nueve módulos donde se exploran diversos géneros y se realizan textos propios, los cuales se enriquecen con las sugerencias y orientaciones de escritores y escritoras de reconocido prestigio.

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