Proyecto para convertir en composta residuos de jardines

A partir de colémbolos y ácaros, milimétricos organismos que viven en suelo, hojarasca, corteza de árboles, charcos y litorales marinos, José Guadalupe Palacios mide la eficiencia de estos descomponedores de materia orgánica

Como parte de este trabajo, indagan las características de los artrópodos, así como su capacidad de sobrevivencia y reproducción en la composta. Fotos: cortesía de Andy Murray y José Guadalupe Palacios.
Como parte de este trabajo, indagan las características de los artrópodos, así como su capacidad de sobrevivencia y reproducción en la composta. Fotos: cortesía de Andy Murray y José Guadalupe Palacios.

A partir de colémbolos y ácaros, milimétricos organismos que viven en el suelo, hojarasca, corteza de árboles, charcos, ríos y litorales marinos, José Guadalupe Palacios Vargas, de la Facultad de Ciencias (FC), busca mejorar la eficiencia del tratamiento de plantas de composta.

“Esos pequeñísimos artrópodos de seis patas, cuyo tamaño va de 200 micras (la quinta parte de un milímetro) a cinco milímetros, están más emparentados con los crustáceos que con los insectos y son descomponedores de materia orgánica”, explicó el profesor adscrito al Laboratorio de Ecología y Sistemática de Microartrópodos de la FC.

En una conferencia en el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3), Palacios planteó su proyecto en el que mide las condiciones básicas que ocurren durante la elaboración de la composta, como características fisicoquímicas del material orgánico, elevación de la temperatura durante el proceso y condiciones adecuadas de humedad. También, indaga las características de los organismos, así como su capacidad de sobrevivencia y reproducción.

“La gente encargada de jardines y de la planta de composta de Ciudad Universitaria toma muestras de todo lo que se poda: ramas y hojarasca. En los contenedores donde se acumula ese material orgánico están viviendo los organismos, a los que les cambian sus condiciones naturales al moverlos al sitio donde van a vivir. Esto hace una selección, algunas especies resultan favorecidas con el proceso de composteo, mientras otras no sobreviven”, detalló.

Los animales que se reproducen más son los que tienen mayor intervención en el proceso de composteo. “Nuestro trabajo inicial está en detectar cuáles son las especies más importantes para realizar esta labor de descomponer la materia orgánica. La idea es que las más resistentes y eficientes se usen para inocular algunas plantas de composta que ya hay, para volverlas más eficientes”, señaló.

Enfoque interdisciplinario

Palacios Vargas ha estado en contacto con las plantas de composta del campus central de la Universidad Nacional, del Instituto Politécnico Nacional, así como en las que hay en seis alcaldías de la Zona Metropolitana de Ciudad de México.

Éstas se ubican en el Bordo Poniente (zona federal de Texcoco), Álvaro Obregón (Lomas de Tarango), Cuajimalpa (Lomas el Padre), Iztapalapa (San Lorenzo Tezonco), Milpa Alta (Ejido San Francisco Tecoxpa) y Xochimilco (Periférico Oriente y Canal de Chalco).

Actualmente, José Palacios y su grupo estudian las condiciones naturales de estos organismos.

Este proyecto recientemente fue sometido al C3, aunque se ha trabajado en la FC desde hace varios años. “La idea es hacerlo interdisciplinario. Yo estoy haciendo la parte de biología, pero aquí veremos quién se encarga de la química y el análisis de suelos, entre otros”.

Su objetivo general es hacer la caracterización y monitoreo de los microartrópodos (en especial colémbolos) de varias de las plantas de composta de Ciudad de México en distintas etapas del proceso, con diferentes materiales orgánicos para evaluar la calidad de la composta, expuso.

Ya que se tenga la caracterización y monitoreo, se harán análisis de los productos finales del composteo para saber cuáles son los más adecuados para la fertilización de suelos de la ciudad y del campo, así como de parques y jardines.

También se busca publicar un catálogo de los colémbolos de México con las características ecológicas (incluyendo la base de datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad), y los resultados con la abundancia de microartrópodos que viven en las distintas etapas del composteo.

A futuro, se busca mejorar esos métodos para no solamente utilizar residuos de la poda de parques y jardines, sino también para aprovechar los orgánicos de casas, centrales de abasto y restaurantes, concluyó Palacios Vargas.

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