¿Qué está pasando con las mujeres en Afganistán?

Sesión virtual convocada por el CIEG, la Coordinación de Humanidades y la Cátedra Extraordinaria Fátima Mernissi de la Universidad Nacional

Foto: Reuters.

La situación de incertidumbre para las mujeres afganas no tiene su origen un mes atrás, con el regreso de los talibanes al poder. Nadie puede hablar de ellas sin haber vivido en su contexto y ahora es el momento de escuchar más su voz, dijeron académicas en la Universidad Nacional.

En la sesión virtual ¿Qué está pasando con las mujeres en Afganistán? Una lectura feminista y decolonial, convocada por el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), la Coordinación de Humanidades y la Cátedra Extraordinaria Fátima Mernissi de la UNAM, Amneris Chaparro Martínez, secretaria académica de ese Centro, dijo que aquel país asiático ocupa la atención del mundo; la retirada de las tropas extranjeras y la vuelta al poder del talibán han urgido a la comunidad internacional a demandar protección a una población tenida como vulnerable e indefensa.

Imágenes dramáticas de personas intentando escapar, anuncios de nuevas prohibiciones y un halo general de incertidumbre, inunda las pantallas de nuestros teléfonos causando enorme indignación. No obstante, opinó, la situación en Afganistán llama a un diálogo más profundo e informado, más allá del maniqueísmo y de posiciones epistemológicas jerarquizantes, caritativas y poco productivas.

Asma Lamrabet, académica, médica y escritora marroquí, integrante de la Fundación Euroárabe de Altos Estudios, con sede en Granada, España, señaló que la situación para Afganistán es difícil y aún más para las mujeres. “Los talibanes representan y practican una ideología extremista, misógina y arcaica de la realidad del islam. Han reducido la civilización y cultura de su país a leyes tribales que no tienen nada ver con la civilización islámica y su pluralismo”.

En Afganistán, el talibán representa una visión radical, producto de una política de la religión, pero también de la instrumentalización geopolítica extranjera. Y las mujeres son siempre las primeras víctimas de dicha instrumentalización; ellas sufren las consecuencias de la guerra y de la ideología liderada por los talibanes, para los cuales ellas representan la identidad musulmana que se debe preservar de la invasión occidental.

Nofret Hernández Vilchis, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, región Centro-Sur, indicó que en la narrativa de la guerra contra el terrorismo “el enemigo es toda la cultura islámica y las mujeres son las primeras en ser instrumentalizadas en el combate por la democracia y la libertad en contra de los conservadores incivilizados”. Ellas llevan su lucha de diferentes maneras, algunas desde el islam y con el velo puesto y eso no las hace menos feministas. Están librando su lucha, y ya no están esperando a que llegue EU o alguien más a liberarlas; ellas mismas lo harán. Eso ha cambiado en los últimos 20 años, apuntó.

Aproximación eurocéntrica

Tzitzi Janik Rojas, académica de las facultades de Música y Filosofía y Letras de la UNAM, consideró que lo primero que se debe hacer es reconocer la superioridad moral y epistémica desde la que occidente analiza a las mujeres en Afganistán. Tenemos que asumir nuestra propia ignorancia desde nuestro lugar de enunciación, en México, y comprender que el conocimiento que tenemos de las problemáticas de aquella nación y de los fenómenos político-religiosos que ahí acontecen, generalmente no es profundo ni directo, sino que está mediado por los discursos de comunicación masiva que tienen una aproximación eurocéntrica y colonial.

Asimismo, hay que observar que unas de las dinámicas más violentas de los discursos coloniales contra las mujeres que no son blancas, y en especial contra las musulmanas, es asumir que no tienen agencia, que viven completamente reprimidas y silenciadas, “y eso es un discurso machista”.

Iraís Fuentes Arzate, de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, expresó que más allá de asombrarnos en la violencia que yace en el cuerpo y la vestimenta de las mujeres musulmanas, hay que darnos cuenta que la violencia estructural no reside en la prenda, sino en nuestra mirada colonial. “No se trata de negar la violencia patriarcal que sigue siendo fuerte en Afganistán y el resto del mundo; en esa nación se vaticinan pocos cambios en materia de género, y las jóvenes urbanas y alfabetizadas están en la incertidumbre de poder regresar a escuelas y trabajos”.

En la sesión moderada por Alejandra Tapia Silva, del CIEG, también participaron Reyna Carretero Rangel, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias y coordinadora de la Cátedra Extraordinaria Fátima Mernissi, y Alberto Carrera Portugal, responsable de Cátedras Extraordinarias de la Coordinación de Humanidades.

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