Racionalizar el consumo y evitar deudas, necesario

Las elevadas tasas de interés pueden agudizar la crisis de la economía familiar: Eduardo Loría, de la FE

Una medida es tratar de no hacer pagos con tarjeta de crédito.
Ante el aumento generalizado de los precios en bienes y servicios, el cual se ha agudizado en los últimos meses golpeando fuertemente el poder adquisitivo de las familias, resulta fundamental que se racionalice el consumo, comprando estrictamente lo necesario, y no contratar deudas de ningún tipo, pues se corre el riesgo de que las elevadas tasas de interés terminen por arrastrarnos hacia una crisis de mayores dimensiones.

Para Eduardo Loría Díaz de Guzmán, coordinador del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos de la Facultad de Economía, uno de los principales impactos derivado del aumento en la inflación es el alza en las tasas de interés, por lo que la ciudadanía debe tener mucho cuidado en el uso de las tarjetas de crédito, pues en estos momentos las tasas bancarias están alcanzado niveles muy altos que en muchos casos ya rebasan el cincuenta y hasta el setenta por ciento de interés anual.

Destacó que ante los escenarios de crisis económica que se presentan es importante asumir un consumo más cuidadoso y responsable al momento de adquirir los bienes y servicios básicos, “tiene que ser más racional y comprar únicamente lo que se necesita. No se deben adquirir cosas sólo porque están en oferta; mucha gente lo hace porque hay supuestos descuentos de hasta de 50 por ciento, pero en la mayoría de los casos son productos que realmente no se necesitan. Entonces, hay que tener más cuidado en la compra de bienes primarios, los que más necesitamos para consumo personal, como alimentos, medicinas, educación y transporte, e incluso recreación, porque también es muy importante”.

El experto comentó que en muchos casos, como medida preventiva, lo que está ocurriendo es que las familias están adelantando sus hábitos de consumos, y en lugar de comprar la despensa cada semana, han optado por surtirse a principios de cada mes, para evitar que el desgaste inflacionario afecte más su presupuesto real que en el mejor de los casos proviene de un salario fijo, que en ningún caso aumenta al mismo ritmo que la inflación.

La medicina más amarga

Loría Díaz de Guzmán consideró que, por el momento, nos guste o no, el aumento en las tasas de interés es la medicina más amarga, pero también la más adecuada para tratar de reducir la inflación; y contrario a lo que opinan otros especialistas, dijo que aumentar la inversión pública puede resultar contraproducente. “La medida de aumentar la tasa de interés es la que siempre ha habido y siempre en la historia la única forma de bajar la inflación es reduciendo la demanda, así como el gasto público, y aumentado las tasas de interés. Esa es la medida estándar”.

El especialista puntualizó que la inflación es un fenómeno mundial que se está presentando por tres factores principales: uno, es la muy lenta recuperación que se registra a nivel internacional en lo que ahora se conoce como la poscoronacrisis; durante la pandemia, mencionó, la crisis ha sido muy violenta, particularmente en los Estados Unidos y en Europa, lo que ha causado que la demanda de muchos productos sea superior a la oferta, y simplemente por ese hecho se han registrado fuertes presiones inflacionarias.

Otro factor, añadió, tiene que ver con que, la coronacrisis y el encierro, ocasionaron que muchos sectores de la producción, específicamente en las áreas de las nuevas tecnológicas y de la computación, como son microprocesadores, chips, y puertos, que tienen que ver con la operación de todo un sistema de distribución de mercancías, también se cerrara, incluso China fue uno de los países que más sufrió el encierro, lo cual terminó por afectar a la gran mayoría de las cadenas de valor y la oferta de millones de productos en todo el mundo.

Por último, sostuvo que un tercer factor a considerar es el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, el cual sigue generando una gran incertidumbre en los mercados financieros internacionales, particularmente en el área energética, lo que se convierte en un elemento adicional para la presión inflacionaria.

  • Moderar el consumo de productos no indispensables.
  • No dejarse llevar por la mercadotecnia.
  • Comparar precios para adquirir lo más accesible.
  • No contratar nuevas deudas y reestructurar las ya existentes.
  • Evitar pagos con tarjetas de crédito.
  • Pagar el total del consumo con tarjetas de crédito en los plazos establecidos para no generar intereses.
  • Tener cuidado con las compras a meses sin intereses o con las ofertas de 2×1.
  • Bajar el consumo de energía eléctrica.
  • Reducir la suscripción a servicios digitales de streaming (películas, series, música, etcétera).
  • Explorar nuevas fuentes de ingreso.

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