Colaborador de la NASA en misiones a Marte

Rafael Navarro, científico distinguido extrafronteras

Fue uno de los fundadores de la astrobiología en México y recibió varios reconocimientos internacionales

Modelos a escala de los robots exploradores Curiosity, Phoenix y un globo marciano (en vez de un terráqueo) eran algunas de las cosas que destacaban en la oficina de Rafael Navarro González, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN), quien falleció el pasado 28 de enero debido a la Covid-19.

Generoso, afable y siempre dispuesto a ayudar, el astrobiólogo será reconocido como uno de los mayores expertos de nuestro país en su campo, por lo que inclusive la NASA varias veces trató de robárselo, como reconoció en 2010 Paul Mahaffy, del Centro de Investigación Goddard.

Nacido en abril de 1959, Navarro González egresó de la Facultad de Ciencias de la UNAM en 1983 y hacia 1989 realizó sus estudios de doctorado en la Universidad de Maryland, EU, época en la que trabajó en el desarrollo de robots autorreproducibles y aunque recibió ofertas de trabajo de la NASA, decidió regresar a México.

“Tenía mucho amor por la Universidad, por el Instituto, por México, era una gran persona, un gran ser humano, un hombre de un gran corazón y un científico reconocido no sólo en México sino en el extranjero, tenía muchos premios internacionales”, recordó Miguel Alcubierre Moya, investigador del ICN.

Ingresó al ICN en 1989 como investigador asociado y fundó en 1994 el Laboratorio de Física de Plasmas y de Interacción de Radiación con la Materia, donde efectuó una labor transdisciplinaria que abarcó trabajos teórico-experimentales sobre diferentes aspectos atmosféricos y planetarios relacionados con el origen y evolución de la vida en la Tierra y en el sistema solar.

“Es de los fundadores de la astrobiología en México, antes que él estaba sólo Antonio Lazcano que había incursionado en el tema. Quien creó el área en México fue Navarro González y tiene colegas que él mismo formó como Antígona Segura, que fue su alumna”, precisó Alcubierre Moya.

Navarro González estudió el papel de los relámpagos volcánicos en el origen de la vida; la detección de crisis del ni- Fue uno de los fundadores de la astrobiología en México y recibió varios reconocimientos internacionales trógeno para la vida primitiva; encontró una zona estéril en la Tierra análoga a Marte; descubrió una nueva herramienta para indagar el cambio paleoclima en la Tierra mediante el análisis de gases atrapados en relámpagos petrificados; además de la identificación de las fallas de la misión Vikingo de la NASA en la detección de vida marciana.

“Era muy respetado en la NASA, inclusive publicó artículos donde mostraba que algunos experimentos que habían hecho con las misiones Vikingo estaban mal. Al principio no les hizo ninguna gracia y al final tuvieron que aceptar que él tenía razón”, comentó el físico teórico.

La Unión Europea de Geociencias le otorgó en 2009 la Medalla Alexander von Humboldt por demostrar que el ecosistema hiperárido en el desierto de Atacama era análogo de las condiciones del suelo en Marte, trabajo que fue fundamental para planear las misiones de la NASA al planeta rojo. De ahí que fue incluido en el diseño del Laboratorio SAM, que se encuentra dentro del robot explorador Curiosity, en Marte, y cuyos resultados han sido presentados en Science y Nature.

Su labor llevó a que hacia 2019 expertos de la NASA, el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de Francia y la Universidad de París reconocieran la relevancia del trabajo realizado por Navarro González desde la UNAM en busca de vida pasada en Marte.

Investigador incansable

William Lee Alardín, coordinador de Investigación Científica, destacó que Navarro González hizo un gran trabajo en la astrobiología al explorar condiciones en otros entornos, en particular en Marte y por sus contribuciones en esta materia recibió en 2012 el Premio Universidad Nacional en investigación y en noviembre del 2020 volvió a ser galardonado por su trabajo en docencia. “No es frecuente que alguien gane los dos premios en las dos categorías y esto demuestra no sólo su gran calidad como investigador, sino su gran valor como formador de personal”, dijo.

“Es importante que la gente sepa que estas misiones duran décadas. Él llevaba varias y planeaba la siguiente. Le quedaban muchos años de carrera.”

Hacia 2017, se incorporó al proyecto Exobiology on Mars (ExoMars), de la Agencia Espacial Europea, para el diseño del instrumento HABIT, que capturará y convertirá en agua líquida el agua de la atmósfera del planeta rojo, con el objetivo de medir cuántos días al año existen condiciones para que haya agua líquida en la superficie de Marte.

También podría gustarte