RAPEAR DESDE EL FEMINISMO

Un arma musical para denunciar la violencia; es una forma de interpelar al patriarcado

Las mujeres han convertido al rap en un mecanismo para denunciar las distintas formas de violencia y desigualdades que han sufrido a lo largo del tiempo, afirma Nelly Lucero Lara Chávez, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

En entrevista, a propósito del Día Internacional del Rap, que se conmemora el día de mañana 3 de mayo, cuenta que este género musical se ha convertido en una forma de expresión que vincula la poesía con el ritmo.

En este sentido, asegura, si se parte del hecho de que a las mujeres sistemáticamente se les ha prohibido tomar la palabra –como un mandato del patriarcado–, entonces este canto es una forma de interpelarlo.

“El rap llega a México en la década de los 90 y las primeras raperas en el país emergieron en Ciudad de México, a través de dos agrupaciones que fueron emblemáticas: una de ellas es Los Pollos Rudos de Ecatepec, conformada por Jezzy P. y Luz Reality; y la otra es Sabotaje, de la cual formaron parte Ximbo y Malik. Estos dos grupos condensaron el primer momento del escenario del rap hecho por mujeres, mediante una particularidad discursiva, ya que tomaron de referencia en sus canciones elementos de la cultura hip hop como el DJing y el grafiti”, menciona la académica.


Lara Chávez, quien hizo una estancia posdoctoral en el Centro de Investigaciones y Estudios de Género, indica que fue en 2006 cuando la rapera chilena Moyenei Valdés llegó a México y convocó a mujeres que fueron precursoras cantando rap y crearon la agrupación Rimas Femeninas sobre la Tarima, mediante la cual lograron reivindicar la presencia del género femenino en el ámbito musical. Es a partir de ese momento que las integrantes comienzan a cantar acerca de su experiencia al estar en un escenario y dan cuenta de lo que sucede en su día a día.

Para 2014, comenta, las raperas empezaron a denominarse feministas, a través de dos agrupaciones que emergieron en la periferia del país: Los Batallones Femeninos de Ciudad Juárez, Chihuahua; y Advertencia Lirika, de Oaxaca, del cual emerge Mare Advertencia Lirika, quien es una de las que ha logrado consolidar su carrera como solista.

“Estas raperas no se denominaban a sí mismas como feministas, pero su tránsito por Ciudad de México y su relación y vínculo con el espacio académico, sobre todo universitario, fue donde identificaron que el discurso –desde el cual ellas están cantando– era un referente del feminismo”, agrega.

Pese a que algunos de estos grupos tuvieron una corta duración, desde hace unos dos años algunas de sus integrantes continúan cantando en solitario.

Transfrontera CU.

¿Qué denuncian las raperas a través de sus canciones?

Nelly Lara Chávez afirma que el rap feminista tiene una relación con el contexto latinoamericano, ya que este género denuncia las desigualdades y los esquemas jerárquicos que perviven en el entorno, e históricamente la oralidad ha sido una de las maneras en las cuales América Latina ha denunciado las distintas formas de opresión de las que ha sido víctima.

Sin embargo, resalta, las mujeres no solamente se pronuncian sobre desigualdades de género, sino también raciales y económicas. “Las raperas feministas, a través de su canto y de sus experiencias cotidianas, han logrado exhibir las distintas formas de violencias y de opresión por las que han atravesado. Además, es de este modo que generan estrategias de enunciación como tomar la palabra, pero también de expresar sus emociones, ya que hablan desde el dolor, la rabia y la alegría. Incluso algunas se atreven a contar sus propias historias”.

La universitaria señala que, mediante el rap, las mujeres han logrado configurar en primera instancia un lugar de enunciación propio. En este sentido, recuperan estrategias de feministas radicales de la década de los 60, como la manera en la que manifiestan las formas de violencia.

Otro elemento a destacar, detalla, es que es complicado encontrar el límite entre una rapera feminista y una activista, ya que la mayoría se consideran a sí mismas como sujetas con vocación de transformar los hechos que dañan a las mujeres, y lo hacen a través de sus canciones.

Además, dentro de la cultura del hip hop, las mujeres han encontrado un proceso de empoderamiento como dar cuenta de su presencia en una cultura que normalmente ha sido formada en lo masculino. Una de las estrategias de liberación que ellas han hallado en el rap, destaca la catedrática, es el hecho de hacer uso de su cuerpo y tomar espacios públicos para grafitear.

Para Lara Chávez, las raperas feministas están denunciando que seguimos viviendo en contextos de violencia contra las mujeres y que es necesario transformarlos en conjunto. De esta manera reescriben la historia del hip hop, una cultura que las había dejado también en la periferia, y de la cual en la actualidad son protagonistas y constructoras de la propuesta que emergió en el Bronx, en Nueva York, considerado el lugar donde nació el hip hop, finaliza.

Música contra el olvido. Fotos: Barry Domínguez.

Atreverse a decir las cosas y alzar la voz: Ximbo

El rap es una forma de atreverse a decir las cosas y de alzar la voz, mediante él externamos lo que sentimos y pensamos. Para las mujeres este género representa una forma de conocernos, hermanarnos e identificarnos con las demás, afirma Jimena de Santiago, conocida como Ximbo, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, quien es una de las precursoras en este ritmo y actualmente continúa cantando.

En entrevista, la rapera cuenta sobre sus inicios en el mundo del rap y cómo, a lo largo de su trayectoria creando rimas, ha visto que las mujeres, para lograr transformar estos espacios, tuvieron que enfrentar circunstancias que las hacían vulnerables y desiguales.

En 1996, cuando Ximbo empezó a rapear recuerda que ya había una brecha de visibilidad y salarial para ellas. “Teníamos menos espacio, nos pagaban menos y, por si fuera poco, consideraban que nosotras sabíamos menos de hip hop por el hecho de ser sujetas femeninas”, señala.

Rememora que era común ver que las mujeres –que se subían a los escenarios a rapear– usaran ropa holgada. “Me di cuenta de que yo realmente usaba ropa de este estilo, por el hecho de que al estar arriba del escenario escuchaba que me decían cosas que me hacían sentir incómoda, mencionaban palabras que no le dirían a un hombre”, enfatiza.

“Otro de los retos que tuvimos que enfrentar, es que nos hacían creer que no valíamos la pena, que no teníamos nada importante que decir, y que nuestros temas no eran parte del hip hop; cuando dentro de este género se puede hablar libremente de cualquier asunto.”

Pese a las circunstancias que enfrentó, Ximbo considera que continuó cantando en estos escenarios porque comenzó a juntarse con otras: “era algo reconfortante y me hacía sentir segura el hecho de compartir espacios con ellas”, asegura.

“En 2006 entré al colectivo Rimas Femeninas sobre la Tarima junto a Moyenei Valdés y otras raperas, fue en este momento cuando comenzamos a cantar temas relacionados con las mujeres y creamos espacios exclusivos. Empezamos a identificarnos en el feminismo de manera abierta”, explica. Y añade la artista, “el feminismo cuenta con muchas vertientes y cada una de nosotras tiene la libertad de elegir cómo lo quiere vivir”.

Para la rapera, sus canciones son una forma de denuncia, y siempre hay en ellas una postura política y contenido social y, por supuesto, también una femenina.

En cuanto a las denuncias, externa, pueden ser hacia mí, quejas de mí; es decir, son una exploración para tratar de sanar, y al mismo tiempo una forma de reclamar las cosas que vamos perdiendo de nuestra identidad. Pero también desde el feminismo abordo el hecho de que podamos caminar seguras por la calle, apunta.

A través de este género musical se pueden lograr muchas cosas siendo mujer, lo primero es que te atreves a alzar la voz. “El rap se ha convertido ciertamente en una música que acompaña las luchas feministas, de manera muy clara por lo menos en México y Latinoamérica, y eso es reconfortante”, finaliza Ximbo.

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