Raquel Tibol, toda una vida dedicada a la crítica del arte

Destacan su papel fundamental para el arte mexicano de la segunda mitad del siglo XX

La pluma de Raquel Tibol resulta fundamental para aquellos interesados en hacer de la crítica de arte un modo de vida, debido a su estilo narrativo y el profundo sentido profesional vertido en sus textos. En estos términos habló la académica y columnista Florence Toussaint de quien fue su compañera de páginas en la sección de Opinión de la revista Proceso, y quien desempeñó un papel primordial para el arte mexicano de la segunda mitad del siglo XX, al que aportó como historiadora, crítica, cronista y promotora.

El Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) y el Instituto de Investigaciones Estéticas organizaron el encuentro Raquel Tibol: Confrontaciones, para recordar, a cinco años de su muerte, la figura y el legado de la crítica de arte nacida en Basavilbaso, Argentina.

“La obra de Raquel Tibol en la revista Proceso es, más allá de lo recopilado en libros y los volúmenes de la propia autora, una fuente indispensable para todo aquel que quiere incursionar en la historia de la crítica de artes plásticas”, afirmó Toussaint, investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

La especialista en medios de comunicación dijo que el relato de Tibol invita a que el lector se sumerja gustosamente en su oceánica obra, la cual incluye vastos y notables estudios de los grandes muralistas mexicanos y de artistas como Frida Kahlo, además de abarcar diversas corrientes y movimientos del arte nacional.

Repensar el legado

El encuentro, subtitulado Problemas de la Crítica de Arte a Propósito del Trabajo de Raquel Tibol, contó durante dos días con la participación de artistas, investigadores, académicos, críticos y periodistas. Amanda de la Garza, directora del MUAC, destacó la importancia de repensar el trabajo realizado por Tibol para ampliar la perspectiva sobre la función que adquiere la crítica de arte en la actualidad.

En la mesa titulada Variaciones, Carlos Blas Galindo, miembro de número de la Academia de Artes de México y profesor del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), resaltó dos elementos recurrentes en los textos de la crítica e historiadora: la rigurosidad con la que manejaba cifras y las breves pero contundentes aseveraciones que la caracterizaban a la hora de emitir opiniones.

“Su afán por dar constancia de datos duros en la parte de sus escritos correspondiente a la crónica o a la reseña se explica por el gran respeto que le profesó al trabajo documental en los procesos de investigación artística. Sus aforismos son pruebas irrefutables no sólo de su enorme sapiencia en cuestiones artísticas y de otras disciplinas, sino también de su gran agilidad mental, de sus muy cultivadas capacidades reflexivas, así como de su vehemencia y exaltación ante no pocos ejemplos artísticos.”

Una institución

Por su parte, Luis Rius, historiador y también investigador del Cenidiap, señaló que Tibol fue una institución en sí misma que situó el ejercicio de la crítica en rangos muy altos de la cultura mexicana. Destacó en particular su atributo de autosuficiencia, el cual, dijo, se fundamentaba en la existencia de un amplio y original archivo tanto documental como vivencial.

“Solía ella, al abordar una exposición o cualquier tema o problema, recurrir a su archivo para situar al evento y medir su grado de aportación o de novedad. Pobre de aquel que osara presentar como inédita en México, por ejemplo, una muestra de David Hockney porque podía recibir un tibolazo que lo ubicaba en los límites de su ignorancia y le destruía la exposición. O pobre de aquel que abusara de las generalidades en temas históricos, porque Raquel Tibol tenía datos precisos en la memoria y lo dejaba mal desde la mesa compartida o desde el público, peor aún si había errores o informaciones incompletas o equivocadas.”

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