Reconfiguración de las identidades en el mundo

La Cátedra Inés Amor organizó el Laboratorio Lo que el viento a Juárez, para examinar la semejanza en México en el siglo XXI

En los últimos tiempos las identidades se han reconfigurado ante el traslado del espacio público a lo privado y la irrupción de lo digital, aseguró Jorge Volpi, coordinador de Difusión Cultural, durante la última sesión del Laboratorio Lo que el viento a Juárez, organizado por la Cátedra Internacional Inés Amor en Gestión Cultural.

Jorge Volpi habló de las encrucijadas de las identidades en nuestra época, tema central de la conversación, y es que en esta “sociedad de las aplicaciones” o del “espectáculo tecnológico”, el espacio público es suplantado por el privado, por actores y empresas privadas, generalmente trasnacionales, con legislaciones privadas y concebidas sin utilidad pública.

“Entonces, ¿qué identidad se puede tener en un mundo dominado por medios donde el espacio público es en realidad privado? Este escenario es propicio para las identidades digitales de cada quien, y poco propicio para las identidades colectivas”, advirtió.

Ficciones

Para Volpi las identidades no son otra cosa que ficciones, útiles para quienes las enuncian, establecidas siempre en contraposición a un otro y, por eso mismo, excluyentes.

En México se han forjado algunas ficciones de la identidad a lo largo de su historia, como la mestiza en primer lugar, seguida de una “ciudadana” con pretensiones universalistas, contada tras la Revolución y enmarcada en una incipiente democracia formal. Una tercera, continuó, fue la de un “México de acogida”, receptor de refugiados políticos que huían de dictaduras. Y una última sería la de “el país de emigrantes”, que últimamente se ha diluido por ser cada vez más un lugar receptor de migrantes.

“Se construyeron ficciones enormemente fuertes y, como sabemos los novelistas, las ficciones fuertes crean una narrativa que se vuelve sólida y unívoca, que es la que hemos tenido que enfrentar todos estos años.”

En el diálogo, Néstor García Canclini, investigador y docente de la Universidad Autónoma Metropolitana, coincidió con el carácter ficcional de las identidades. “Lo grave es cuando el grado de ficcionalización pierde verosimilitud, entonces, los actores constructores de esa ficcionalización o de esa supuesta representación, son poco creíbles. Nos hacen jugar en espacios de simulaciones que no podemos ya seguir acompañando”, apuntó el también antropólogo y crítico cultural.

Volpi sostuvo en ese punto que el ser humano requiere de estos relatos para sobrevivir. “Somos seres ficcionales y necesitamos permanentemente esas ficciones, independientemente de que seamos capaces de ver las contradicciones en ellas”.

Elaboración simbólica

García Canclini concibió esto como una sujeción consentida, y ante ello, coincidieron, el Estado desempeña un papel cada vez menos protagónico. Además, el antropólogo exhortó a no sólo pensar como ficciones las identidades, sino también como lugares de elaboración simbólica. Únicamente así podríamos entender, dijo, la utilización de personajes de la farándula o del deporte en la política y en proceso electorales.

“Se traslada al campo vaciado de la política el capital simbólico de cantantes y futbolistas, como Cuauhtémoc Blanco, Paquita la del Barrio, Biby Gaytán y tantos otros candidatos que aparecen ahora en la inmediación de las elecciones. ¿Qué reconversión simbólica se opera en esta metamorfosis? ¿Por qué la política necesita transfusiones del campo de la farándula? ¿Por su incapacidad de regenerarse con procedimientos específicamente políticos o para readquirir potencia teatral?”, planteó.

La charla fue moderada por Alexandra Haas, directora ejecutiva de Oxfam México, Jacobo Dayán, coordinador de la Cátedra Nelson Mandela de Derechos Humanos en las Artes, y Sandra Lorenzano, directora de Cultura y Comunicación de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM, quienes también son los coordinadores del Laboratorio Lo que el viento a Juárez, el cual tiene el objetivo de examinar críticamente la identidad en México en el siglo XXI.

Foto: Cátedra Inés Amor.
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