Redes digitales favorecen la comunicación entre los grupos extremos

Seminario Infodemia y desinformación: experiencias de grupos radicales en EE. UU. y grupos terroristas en la Unión Europea

La pandemia incrementó la importancia de la comunicación en línea y la incertidumbre; los grupos de extrema derecha son capaces de aprovechar ambos aspectos y las circunstancias para reclutar gente o, simplemente, conseguir un mayor apoyo a sus ideologías, afirmó Mariana Díaz García, investigadora del Instituto Interregional de las Naciones Unidas para Investigaciones sobre la Delincuencia y la Justicia (UNICRI, por sus siglas en inglés).

La emergencia sanitaria aumentó el uso y número de usuarios de redes sociales, por donde se registra un flujo de información de la que no necesariamente se conoce la fuente, pero que se puede hacer “viral”, expuso.

Al participar en el seminario virtual Infodemia y desinformación: experiencias de grupos radicales en Estados Unidos y grupos terroristas en la Unión Europea, organizado por el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, añadió que esas redes digitales han borrado las barreras físicas y hoy existe más conexión entre los integrantes de esos movimientos en el mundo.

La extrema derecha actual, detalló, no se puede definir de manera concreta en las redes sociales, porque hay una convivencia de diferentes ideologías que cohabitan e interactúan con frecuencia. Mientras en el mundo real hay distintos grupos que tal vez tienen una asociación física, al pasar al ciberespacio la diferencia se hace ambigua, y puede ocurrir que miembros de un grupo también pertenezcan a otro.

De ese modo, explicó, conviven ideologías como la nueva derecha, la derecha alternativa, la ilustración oscura, los neonazis, el ecofascismo, etcétera. Su lenguaje es codificado; cambian las palabras para que no las detecten los algoritmos de las redes sociales y sus mensajes no puedan ser bloqueados automáticamente.

De igual modo, tienen estrategias para crear contenido atractivo para diferentes audiencias, para el público en general, lo cual es peligroso; por ejemplo, el movimiento antivacunas fue muy fuerte en EE. UU. y Europa. “Adaptan su discurso de odio a espacios más convencionales”.

Díaz García señaló que durante la crisis sanitaria los grupos extremistas explotaron la pérdida de confianza en las instituciones públicas, que ocurre cuando se considera que el gobierno no está actuando de forma adecuada, así como las secuelas económicas, políticas y sociales de la emergencia; y aprovecharon el enojo de la sociedad para acercar más seguidores.

Esos grupos promueven la violencia y los actos de terrorismo, especialmente los que están a cargo de actores solitarios, es decir, de una sola persona que en ocasiones no está ligada a una agrupación física, pero tiene afiliaciones en línea con ciertos grupos, mencionó.

En 2019, el Índice de Terrorismo Global reportó que los ataques de grupos de extrema derecha se incrementaron en 320 % en los últimos años. Pero también ha aumentado la retórica de odio, añadió.

Al comentar la ponencia, Juan Carlos Barrón Pastor, secretario académico del CISAN dijo que “elegir en qué medio te vas a informar, si en Telegram, CNN o Fox News, se convierte en un acto político en sí, porque refuerza tu posición, te predispone al tipo de información que recibes”.

Prácticamente cualquier información la procesamos de una manera cognitivoafectiva, y lo que originalmente estaba en un campo programático de entretenimiento, se ha trasladado al de la información y la interacción social.

En el escenario de polarización social, consideró el secretario, se retroalimentan los sentimientos de violencia y agresión; el fenómeno se reproduce en diferentes lugares del mundo, pero sobre todo tiene diferentes escalas de expresión.

El caso de EE. UU., opinó, es preocupante porque ya alcanza niveles de violencia política grave, que hace que algunos analistas anticipen posibles enfrentamientos sociales o que se hable de la posibilidad de la ruptura del pacto federal entre algunos estados, basados en los síntomas infodémicos, donde es cada vez más difícil determinar qué es verdad.

Finalmente, el coordinador del Seminario, Leonardo Curzio Gutiérrez, refirió que hay una “explosión” de opinión pública, en la que todo el mundo opina, en el sentido de qué quiere, así como una serie de intereses y elementos “tóxicos” que pueden alterar el curso o la integridad de la deliberación democrática. Tenemos una sociedad democrática, pero totalmente fragmentada. “Cada quien está en su caballeriza, comiendo su paja informativa y eso nos aísla más de la práctica del diálogo”, lo cual resulta peligroso cuando hablamos de ideologías extremas, finalizó.

La sesión estuvo moderada por el también coordinador del Seminario, Juan Manuel Aguilar Antonio.

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