Reduccionista, el planteamiento de Schrödinger sobre qué es la vida

No considera las refinadas relaciones entre moléculas que conforman el metabolismo, o la base de la herencia biológica, que posteriormente se conocería que se encuentra asociada a ácidos nucleicos y proteínas en los genes: Antonio Lazcano

Foto: Trinity College Dublin.
Físico austriaco que hizo importantes contribuciones en los campos de la mecánica cuántica y la termodinámica, Erwin Schrödinger (Viena, 1887-1961) recibió el Premio Nobel de Física en 1933 por haber desarrollado una ecuación que lleva su nombre y que es central en la teoría de la mecánica cuántica. También propuso el experimento mental del “gato de Schrödinger”, que mostraba las paradojas e interrogantes de la mecánica cuántica, una revolucionaria área de la física.

En 1944, el científico escribió el libro What is life?, un pequeño volumen que ha sido considerado por muchos como una gran influencia sobre el desarrollo posterior de la biología. A esa obra Antonio Lazcano Araujo, profesor emérito de la Facultad de Ciencias de la UNAM e integrante de El Colegio Nacional, dedicó la conferencia “Hacia un análisis crítico de ¿Qué es la vida?, de E. Schrödinger”, como parte del ciclo “Enfoques contemporáneos de la Biología y las Ciencias de la Complejidad”, organizado por el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3).

En su argumentación, Lazcano Araujo, también investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, consideró que el planteamiento del libro es de un “reduccionismo extremo”, que no considera las refinadas relaciones entre moléculas que conforman el metabolismo, o la base de la herencia biológica, que posteriormente al austriaco se conocería que está asociada a ácidos nucleicos y proteínas en los genes.

Dos principios

En su exposición, realizada de manera híbrida desde el auditorio del C3, Lazcano Araujo se dijo “semiescéptico de la complejidad”, porque esta disciplina no tiene una definición completa y clara de lo que significa.

Explicó que en sus conferencias y el referido libro, Schrödinger sostuvo dos principios: que el orden biológico surge a expensas de la conversión de compuestos de alto contenido energético a productos pobres en energía interna (esto lo desarrolló a partir de las ideas de Ludwig Boltzmann); y que los genes eran cristales “aperiódicos” (con estampados irregulares) unidimensionales, es decir, sólidos carentes de repeticiones estructurales, lo que estaba relacionado con la existencia de un código (esto a partir de las ideas de Max Delbrück).

Para dar un contexto, el académico precisó que cuando el austriaco publicó su libro se mantenía vigente la tendencia de muchos que deseaban explicar, en términos estrictamente físicos, la ciencia de la vida. Además, se buscaba describir la universalidad de los procesos biológicos en términos bioquímicos; mientras que la mayoría de los físicos y químicos creían que el mundo microscópico se podía describir estadísticamente suponiendo movimientos atómicos aleatorios.

Entonces la genética y el neodarwinismo estaban comenzando a ocupar el centro de atracción de las ciencias de la vida; y la física poseía un prestigio social y académico mucho mayor que la biología, detalló.

Lazcano narró que en 1862 Louis Pasteur afirmó que tras toda fermentación se esconde un microorganismo. Pero en 1897 Eduard Buchner demostró que un extracto celular podía realizar la fermentación. “Es decir, la actividad vital depende de moléculas. Ello llevó a un programa mecanicista que habría de dominar la bioquímica primero y la biología molecular después durante buena parte del siglo XX”, explicó.

Detalló que la concepción mecanicista de lo vivo permitió el desarrollo de una visión laica del fenómeno biológico, pero sin una perspectiva evolutiva; pretende explicar la vida como la mera suma de las propiedades físicas y químicas de los componentes de los seres vivos; niega la existencia de leyes biológicas específicas de lo vivo, es decir, no hay diferencia cualitativa que separe a la vida de lo inerte; y al hacerlo se puede llegar al absurdo de suponer que todo está vivo o que nada lo está, comentó.

El universitario detalló que debido a que los seres vivos somos sistemas abiertos lejos del equilibrio termodinámico, nuestra existencia no implica una violación de las leyes de la termodinámica.

Agregó que el orden y la complejidad en los sistemas abiertos lejos del equilibrio termodinámico son característicos de sistemas formados por muchos componentes; hay grandes flujos de energía a través de este tipo de sistemas; y se exhiben patrones o conductas que están ausentes en los componentes individuales.

Los sistemas físicos y químicos pueden exhibir un alto grado de complejidad, pero si carecen de información genética, entonces no tienen continuidad histórica, es decir, no tienen genealogía, comentó.

El experto en origen de la vida concluyó que “no podemos entender la naturaleza de la vida sin reconocer los límites y las posibilidades impuestas por las leyes físicas y químicas, así como el papel de la contingencia histórica”. Eso queda claro, por ejemplo, en las diferencias químicas que separan a los lípidos de Archea y de Bacteria, organismos unicelulares carentes de núcleo que son procariontes, pues su material genético no está encapsulado en un compartimento celular.

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