Diálogo Nacional por un México Social

Reformular la política macroeconómica para generar crecimiento

Se necesita replantear la diplomacia de cara a la reconfiguración de los escenarios a nivel global

Jorge Eduardo Navarrete, Eugenio Anguiano, Eduardo Vega, Carlos Heredia y Tonatiuh Guillén. Foto: Benjamín Chaires.
En la economía mexicana es muy importante reformular la política macroeconómica para generar crecimiento sostenible y sustentable; en nuestro país, además, se necesita replantear la diplomacia de cara a la reconfiguración de los escenarios geoeconómicos y geopolíticos a nivel global. Tales fueron algunos de los planteamientos en la continuación de los trabajos del 15º Diálogo Nacional por un México Social. Reconstrucción para el Desarrollo.

En el panel México en el mundo y el mundo en México, el exembajador de nuestro país en China, Eugenio Anguiano, integrante del Grupo Nuevo Curso de Desarrollo, recalcó que es necesario que la política exterior nacional entre en una ruta de racionalización y mejoría de los instrumentos con los que cuenta, y así ponerla al servicio eficaz de los intereses de la nación. “La diplomacia mexicana debe descansar sobre tres elementos básicos: coherencia en la dirección de la política exterior –cuya cabeza se conforma por el presidente de la República y la Secretaría de Relaciones Exteriores, sus principales ejecutores–, la política bilateral y la posición del país en la diplomacia multilateral. Además, las líneas de acción deben responder a una estrategia de Estado, y no sólo del gobierno en turno”.

En el panel moderado por Eduardo Vega López, director de la Facultad de Economía (FE), Jorge Eduardo Navarrete, profesor de la propia entidad e integrante del Grupo Nuevo Curso de Desarrollo, dijo que las posibilidades de éxito de las iniciativas internacionales de México dependen de un entramado sólido y funcional de la red de contactos y acuerdos bilaterales. “Hoy debe prestarse más atención que en el pasado en la corrección gradual y sistemática de los desequilibrios de nuestras relaciones bilaterales. Hay un vínculo dominante con Estados Unidos, pero se requiere llevar adelante otros con el resto de las naciones. Las relaciones bilaterales maduras de México se concentran en Europa y en menor medida en América Latina, dos o tres en Asia y ninguna en África”, mencionó.

Tonatiuh Guillén López, del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED), mencionó que cerca de 40 millones de mexicanos, con plenos derechos, residen en el extranjero. Así, la nación se reproduce en nuestro territorio y fuera de él. Su estructura, población y distribución espacial cambiaron radicalmente: “es lo que llamo la nación transterritorial”.

Carlos Heredia, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas e integrante del Grupo Nuevo Curso de Desarrollo, señaló que se registra un debilitamiento institucional y el deterioro estructural de las relaciones exteriores del país. “Cuando hablamos de cooperación internacional para el desarrollo, el primer punto que tendríamos que cuestionar es cómo es posible que sea el modelo económico el que expulsa a las personas y les dice que no se pueden ganar la vida con dignidad en su propio país, porque éste depreda trabajo, territorio y naturaleza, y a quien cuestiona las reglas del juego le toca encierro, destierro o entierro”.

Revertir deterioro

En el panel La política macroeconómica –moderado por el director del Instituto de investigaciones Económicas, Armando Sánchez Vargas–, el también integrante de ese grupo, Francisco Suárez Dávila, expuso que la actual política económica de nuestro país, errada, está en la base del proceso de deterioro que hemos sufrido y que debemos revertir. Este sexenio será de crecimiento nulo o de los más bajos entre los países emergentes.

Juan Carlos Moreno-Brid, de la FE, explicó que nuestros tiempos –marcados por la combinación de efectos externos adversos, con fallas estructurales de larga data en América Latina– minan el crecimiento, la estabilidad monetaria y financiera, y presionan la solvencia fiscal, así como de los sectores privado y paraestatal.

Finalmente, José Ignacio Casar Pérez, investigador del PUED, opinó que se debe recuperar la idea de que la política macroeconómica sirve, en el corto plazo, para tener la economía lo más cerca del pleno empleo que se pueda, lo cual supone recuperar el papel contracíclico de la política fiscal y tratar de modificar la monetaria, incluyendo ya no sólo la variación en el nivel de precios, sino la del tipo de cambio real. “Hay que mantener el equilibrio fiscal y el macro”.

También podría gustarte