Resultados positivos en la Cumbre de Líderes de América del Norte

Esto, a pesar de los temores que había; gran trabajo de la Cancillería, asegura el académico Juan Carlos Barrón

Joe Biden, Andrés Manuel López Obrador y Justin Trudeau. Foto: Reuters.

La Cumbre de Líderes de América del Norte tuvo un balance muy positivo, a pesar de los temores y el momento que se vivía, señala Juan Carlos Barrón Pastor, secretario académico del Centro de Investigación sobre América del Norte de la UNAM.

Según el especialista, las agendas de los mandatarios eran un riesgo para que las cosas no salieran bien; sin embargo, al final de la reunión hubo un ambiente cordial en el que los tres países hicieron declaratorias muy positivas en general, para México y la agenda del presidente López Obrador.

Barrón Pastor señala que el tema migratorio siempre es difícil, y nunca serán suficientes las acciones y los acuerdos a los que se comprometan los países. “Creo que el avance es bueno. Por un lado, Estados Unidos está intentando mantener el título 42, una orden de salud creada durante la pandemia por el entonces presidente Donald Trump, que les permite expulsar rápidamente a los migrantes en las fronteras terrestres a fin de evitar la propagación de la Covid-19. Por el otro, se encuentra la idea de crear un esquema discursivo para facilitar la migración, y es así en el sentido de que son 30 mil desplazados de Haití, Cuba, Venezuela y Honduras”.

Hay que recordar que la masa migratoria de personas que buscan asilo en Estados Unidos es muchísimo mayor. “La cantidad de deportados es también alta, además que el mecanismo ha sido muy criticado dado que tiene muchos filtros socioeconómicos, socioculturales, como el uso de una app, tener un boleto de avión o contar con alguien garante en ese país. Un conjunto de temas que algunos críticos han señalado como de abierta desigualdad”.

El experto añade que el camino es largo y está muy lejos de ser suficiente, pero también hay que reconocer que es un buen esfuerzo y sienta las bases para establecer un antecedente y un precedente que podrían ayudar a encontrar una fórmula legal de lidiar con esta problemática tan compleja.

Sobre el sector energético, Barrón comenta que no fue un tema sensible, dado que tiene que ver con la gran contradicción que implican los subsidios en los que actualmente incurren, tanto la administración estadunidense como la canadiense en otros sectores. No es sólo una práctica a escala planetaria, sino también parte del proceso que estamos viviendo en la actualidad. Los gobiernos protegen sectores estratégicos, pasa en países como Corea, Japón y, por supuesto, Estados Unidos, Canadá y México.

De haber ocurrido un reclamo, habría abierto la puerta para una respuesta semejante, porque Estados Unidos hace lo mismo con sus productores de semiconductores, y Canadá con su industria de lácteos. Es algo entendible, y mencionar el tema habría sido un terreno muy pantanoso. “Al menos en las declaraciones oficiales no parece que se haya tocado”.

En días previos a la reunión algunos medios predecían tensión por ciertos temas; sin embargo, la Cumbre se llevó al cabo sin ninguna novedad. Juan Carlos Barrón comenta que estas previsiones son parte del amarillismo de esos medios, como una estrategia de ventas que no tenía sustancia. Lo que sí se revela es un trabajo que seguramente requirió de mucho tiempo y energía para la Cancillería, los embajadores y del cuerpo diplomático, y que no ha sido nada fácil lograr desactivar estos muchos temas que pudieron haber sido problemáticos, y obtener una negociación en la cual estuvieran los puntos en común.

“A final de cuentas, lo que se busca es seguir construyendo en torno a lo que hay en común, tocar poco lo que es espinoso y nada lo que es una diferencia. Eso muestra un espíritu de cooperación entre los tres países. Cada uno de los mandatarios tiene retos con sus respectivas posiciones estratégicas y su momento político. Se eligió la cooperación, así como enmarcarse en ciertos asuntos que no fueran puntillosos, y avanzar bastante en este tema de los semiconductores en materia económica, que para mí es el elemento central de la Cumbre.”

El especialista del CISAN termina abundando en la labor de la Cancillería: “No hay manera de imaginar la Cumbre sin el trabajo diplomático. Las negociaciones de ese nivel con mandatarios que aceptan temas importantes para ellos; pero también, por ejemplo, que los presidentes llegaran al AIFA, son actos que muestran buena voluntad y disposición. Asimismo el tipo de palabras que dedicaron a López Obrador y a su gobierno, que son muy edificantes y constructivas, son sin duda muestra de un trabajo diplomático muy alto. El único diferendo que queda es más un aspecto ideológico, que es precisamente la visión multilateral regionalista del presidente López Obrador contra la posición globalista de Biden”.

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