Revisión fresca y sin prejuicios del movimiento muralista

Presentan el libro El espíritu del 22. Un siglo de muralismo en San Ildefonso

Fotos: Alberto Reséndiz.
El muralismo mexicano es uno de esos temas de los que parecía que todo estaba dicho… Parecía.

El espíritu del 22. Un siglo de muralismo en San Ildefonso, volumen publicado por Libros UNAM y el Colegio de San Ildefonso, presenta una revisión de la historia que trasciende el discurso de su origen revolucionario e institucional y revela nuevas luces: lo muestra como un movimiento de ruptura estética más allá del desplazamiento del caballete al muro. Entre otros aportes, recupera el papel que tuvieron las mujeres, pintoras que participaron en su creación y cuyos nombres han sido soslayados de la narrativa histórica.

Integrado por ensayos de diversos investigadores, el libro coordinado por Eduardo Vázquez Marín y Carmen Tostado fue presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Con él, la UNAM celebra un siglo del movimiento muralista.

“El muralismo empezó en la Universidad, en San Ildefonso”, afirmó la coordinadora de Cultura UNAM, Rosa Beltrán, al presentar el título en el que participó también el Instituto de Investigaciones Estéticas, entre otras dependencias.

Sobre el muralismo, advirtió Beltrán, se han mantenido una serie de prejuicios que ahora son puestos a revisión. “Casi siempre que pensamos en los muralistas, recordamos nada más tres, pero son muchos más. Y, además, son también mujeres. El prejuicio sobre la historia del muralismo es narrativo […] Éste tiene más que decirnos que la simple narrativa de un proyecto de gobierno”.

Y en el caso de las mujeres, implica una doble ruptura, consideró. “Es la primera vez que se ponen overol –que era un uniforme de trabajo obrero–, y suben a los andamios, se cambian su fisonomía: se cortan el pelo, es una provocación”, señaló en torno al capítulo que la investigadora Dina Comisarenco le dedica a figuras como Aurora Reyes, quien pintó el primer mural hecho por una mujer en México: Atentado a las maestras rurales (1936), que denuncia violencias físicas contra las educadoras rurales en aquel tiempo.

“Este libro es un parteaguas en la historia del muralismo mexicano”, aseguró la escritora y editora Laura Emilia Pacheco, quien dedica un apartado a un tema poco explorado: la importancia de Fernando Leal como pionero de una ruptura temática y formal, que surgió cuando era parte de la Escuela de Pintura al Aire Libre, en donde el “colonialismo del gusto” fue desplazado por una mirada al interior de México, que se enriqueció con la llegada de artistas como Fermín Revueltas, Leopoldo Méndez, Ramón Cano o Jean Charlot.

“Al muralismo debemos quitarle ese aire de piedra, de objeto nacionalista de culto, y volverlo a mirar con el enorme valor, riqueza y riesgo que significó su inicio”, consideró Leonardo Lomelí Venegas, secretario general de la UNAM.

Este libro puede leerse como un relato, apuntó Eduardo Vázquez, coordinador ejecutivo del Mandato del Antiguo Colegio de San Ildefonso.

Foto: Gaceta UNAM.

Pabellón de libros:

  • 375 m2 de exhibición
  • 3 mil 865 títulos
  • 43 mil ejemplares (más de 50% de novedades)
  • Más de 90 dependencias

Información cultural:

  • 79 actividades, de ellas: 61 presentaciones editoriales, siete talleres y 11 activaciones

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