Viruela símica

Riesgo de una nueva pandemia si no se detiene su propagación

La población en mayor peligro, por ahora, la de algunos países de África y Europa

Ilustración: Andrés Otero.

Estamos en un momento crucial para controlar y detener la propagación de la viruela símica, de lo contrario, hay el riesgo de que la enfermedad pueda salirse de control y la Organización Mundial de la Salud podría decretar una nueva pandemia global con restricciones sociales que incluirían nuevamente el aislamiento y el encierro, advirtió Francisco Monroy López, del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.

El especialista consideró que la propagación del virus se debe controlar con una estrategia inteligente de alcance internacional que incluya una detección oportuna del padecimiento, medidas básicas de contención y prevención, y una difusión clara de las acciones gubernamentales para evitar el pánico y la desinformación.

“Es evidente que la viruela del mono se va a seguir diseminando y se va a incrementar el número de casos confirmados en todo el mundo, pero si se toman las medidas preventivas de manera oportuna, se abrirá un espacio para que la enfermedad llegue a un pico máximo y empiece a descender poco a poco y pueda controlarse”, apuntó.

De acuerdo con el investigador, la vacuna contra la viruela humana, que en su momento se aplicó para erradicar ese padecimiento en los años 50, ha mostrado una efectividad de 85 por ciento contra le viruela símica; sin embargo, consideró que aún no es tiempo para pensar en una aplicación universal. El control de la enfermedad no debe partir de la vacunación generalizada, dijo, pues primero tendría que aplicarse de manera prioritaria a la población en riesgo, que es la población de los países de África central y occidental, en donde se detectaron los primeros brotes y, posteriormente, hay que proteger al personal médico de las naciones que ya registraron casos.

Se trata de una vacunación perifocal, explicó, en la que se establece una especie de anillo alrededor de las comunidades contagiadas para vacunar a todos los contactos de afuera hacia el centro, buscando proteger a toda la población y reducir las posibilidades de que la enfermedad se siga expandiendo.

Monroy señaló que la aparición de la viruela del mono, junto con el surgimiento de otras pandemias debe servir de lección para revisar la crítica situación que han vivido los países africanos, en los últimos 40 años; y la comunidad internacional tendría que volcarse para ayudarles a resolver sus graves problemas de salud y pobreza, porque de ahí van a seguir surgiendo muchas nuevas enfermedades: “Se calcula 1.7 millones de virus que todavía existen en esa región y por lo menos la mitad tiene un potencial pandémico importante, de los cuales apenas conocemos 0.1 por ciento. No tenemos idea de a qué nos podemos enfrentar.”

Necesario evitar la discriminación y estigmatización desinformada

Por otra parte, el especialista hizo un llamado a evitar la discriminación y los estigmas desinformados en contra de determinados grupos de la población que, por diferentes circunstancias, han registrado un mayor número de contagios, como es el caso de las personas homosexuales, pues aclaró, no hay ninguna evidencia de que se trate de una enfermedad de transmisión sexual.

Los padecimientos son de la humanidad, y en este caso específico el virus se transmite a través del contacto cercano o directo entre personas, que nada tiene que ver con las preferencias sexuales o el tipo de relación que cada quien decida tener. Lo importante, dijo, es cuidarnos como seres humanos, sin importar raza, color o preferencia sexual y la única forma de prevenir la propagación de este virus es consultando y difundiendo información científica bien fundamentada.

Finalmente, Monroy López sostuvo que en esta nueva coyuntura sanitaria nuestro país debería aprovechar para retomar su experiencia en la fabricación de vacunas contra la viruela humana ya que en su momento mostró ser muy eficiente en la elaboración de una vacuna propia, de alta calidad, que incluso se llegó a exportar para contribuir a erradicar la enfermedad en otras naciones.

En este sentido subrayó la importancia de canalizar mayores inversiones para la investigación científica local, pues hay destacados científicos mexicanos con la capacidad para desarrollar biológicos y métodos de diagnóstico con tecnología propia para no depender de las empresas extranjeras: “hasta el momento no hemos podido terminar de desarrollar la vacuna contra la Covid-19 por falta de recursos locales y carencia de una visión institucional que no ha apoyado lo suficiente a la investigación, por lo que seguimos trabajando con presupuestos muy limitados y dependiendo del extranjero, lo cual es una lástima. Se piden resultados para el corto plazo, cuando todos sabemos que la fabricación de las vacunas es a largo plazo”.

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