Mexicano universal

Rinden homenaje a León-Portilla en Nueva York

Reivindicó la integridad de los pueblos originarios

Nueva York, EU.– El Instituto Cervantes de esta ciudad rindió homenaje al historiador Miguel León-Portilla con la participación de su hija, la historiadora Marisa León-Portilla, el embajador Juan Ramón de la Fuente, representante permanente de México ante la ONU, y Jorge Islas, cónsul general de México en Nueva York.

Se celebraron la vida y el legado de León-Portilla y se le recordó con una distintiva lucidez y vitalidad que le daba una enorme calidad a lo que decía, más allá de su erudición y una enorme calidez en la interacción con todas las personas.

De la Fuente destacó que gracias al trabajo y huella de Miguel León-Portilla, se lograron redescubrir los orígenes y lo más profundo de nuestra identidad, como Mesoamérica. “Gracias a su labor los mexicanos nos reconocemos como algo diferente a lo que nos reconocíamos antes de León-Portilla, de ese tamaño es la trascendencia de su obra”. Subrayó el rigor intelectual que consiguió, porque detrás de la jovialidad y el buen ánimo que vieron todos, “León-Portilla era un hombre muy riguroso, que tenía un enorme desprecio por la farsa y por la mentira. Él apreciaba el rigor, el trabajo académico, puro y duro, como él decía”.

Jorge Islas, Marisa León-Portilla y Juan Ramón de la Fuente.

León-Portilla reivindica la integridad de los pueblos originarios, el valor, la dignidad, la suficiencia intelectual y la capacidad que tuvieron de narrar sus hechos y dejarlos plasmados en sus códices, en su epigrafía, y en esta forma tan compleja y tan deslumbrante que tenían ellos para dejar asentada su huella en este mundo. Al mismo tiempo que indaga en las causas, genera reflexión y conlleva un elemento de autocrítica, aclarando que “vencidos sí, pero derrotados no”, marcando la crucial distinción en la historia, “porque no es lo mismo perder una batalla que ser derrotados”, agregó De la Fuente.

Jorge Islas resaltó algunas de las aportaciones a la cultura mexicana que a lo largo de sus 93 años de vida realizó León-Portilla, en donde claramente la de mayor trascendencia fue rescatar, visibilizar y revalorizar la palabra e historia de los pueblos originarios. Específicamente, la antigua tradición oral náhuatl y las letras indígenas actuales, las que se dedicó a interpretar, traducir, publicar, difundir y socializar.

Para concluir el evento, Marisa León-Portilla recitó el poema Cuando muere una lengua, escrito por su padre.

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