Se cumplen 160 años del nacimiento de Anton Chejov

Este escritor ruso es considerado un maestro del cuento; también es autor de varias obras de teatro, como Tío Vania y El jardín de los cerezos

El pasado 29 de enero se cumplieron 160 del nacimiento de Anton Chejov, narrador y dramaturgo ruso originario de la ciudad de Tangarov, a orillas del mar de Azov.

Una vez que ingresó en la Universidad de Moscú para estudiar medicina, Chejov empezó a escribir y publicar, bajo el pseudónimo Antosha Chejonté, cuentos humorísticos que le permitieron ayudar a su familia y costearse su carrera.

Sin embargo, lo que en un principio fue un mero pasatiempo, pronto derivó en un profundo amor e interés por la creación literaria que dio como fruto una enorme cantidad de cuentos y obras de teatro inolvidables.

Con respecto a sus dos ocupaciones, que supo combinar a la perfección, Chejov escribió en una carta dirigida a su amigo y editor Alexéi Suborin: “La medicina es mi esposa legal; la literatura, sólo mi amante.”

Con un estilo lacónico y concentrado, el escritor ruso desarrolla historias sencillas en las que en apariencia no sucede nada importante, pero únicamente en apariencia, porque en un segundo plano bulle la condición humana, con sus conflictos, frustraciones, contradicciones, dolores, tristezas y alegrías.

De esta manera se puede decir que, más que literatura, los cuentos de Chejov son trozos de vida de los personajes que aparecen en ellos: campesinos, criados, niños, estudiantes, notarios, burócratas, comerciantes, militares…

De acuerdo con el escritor estadounidense Richard Ford, “todos los relatos de Chejov no parecen –pero por su lenguaje formal y directo– siquiera ingeniosos (aunque ésa sería una falsa impresión), sino más bien la laboriosa descripción paso a paso de una precisa constelación a ras de tierra de la existencia común y corriente, representando cada relato un movimiento sutilmente diferenciado dentro de un único y prolongado gesto de la vida establecida.”

Entre los innumerables cuentos escritos por Chejov destacan “La dama del perrito”, “El pabellón número 6”, “Una historia aburrida”, “Vanka”, “Tristeza”, “El estudiante”, “La cigarra”, “La muerte de un funcionario”, “El beso”, “La obra de arte”, “Enemigos”, “Relato de un desconocido”, “Vecinos”, “La desgracia”, “Campesinos”, “Un ángel” y “La nueva dacha”. Por lo que se refiere a sus obras de teatro, las más sobresalientes son La gaviota, Tío Vania, Las tres hermanas y El jardín de los cerezos.

Chejov murió el 2 de julio de 1904, cuando sólo contaba con 44 años de edad, en Badenweiller, balneario del entonces Imperio Alemán. Otro escritor estadounidense, Raymond Carver (a quien, por cierto, se le conoce como “el Chejov norteamericano”), recreó las últimas horas de su existencia en un espléndido cuento titulado “Tres rosas amarillas”.

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