Se presentó Tarde para morir joven, en el 9º FICUNAM

Es el tercer largometraje de la cineasta chilena Dominga Sotomayor y narra la vida de unos comuneros durante las elecciones que removieron al dictador Pinochet de la presidencia de Chile

La segunda jornada del noveno Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM) tuvo a una de sus grandes protagonistas en la cineasta chilena Dominga Sotomayor, quien se presentó en el certamen cinematográfico para proyectar por primera vez en nuestro país su trabajo más reciente: Tarde para morir joven.

El tercer largometraje de la realizadora latinoamericana está ambientado en el caluroso verano chileno de 1990, justo en la transición entre el mando de Pinochet y un nuevo gobierno después de las elecciones que removieron al dictador de la silla presidencial.

Sotomayor apuntó durante la presentación que no buscaba hacer una película política. La transición democrática es sólo el telón de fondo para narrar la historia de los habitantes de una comuna en las afueras de Santiago, ahí viven varias familias entre la vegetación y sin luz eléctrica. Una comunidad “fuera del tiempo”, como lo describió Sebastián Blayac, programador de FICUNAM.

“De mi parte, creo que ahí hay una contradicción. Por una parte es una película sobre un verano muy particular, entre diciembre y marzo. Pinochet había salido en diciembre, en marzo llegaba el primer presidente democrático”, recuerdó Sotomayor y agregó:

“Entonces, mis papás decidieron vivir en una comunidad incipiente como la que retrata la película. Terminé viviendo 20 años de mi vida en ese lugar. Lo más autobiográfico que tiene la cinta es mi relación con ese espacio, con la naturaleza. Hay mucha ficción. Me interesó retratar ese periodo en particular por medio de varios jóvenes en plena adolescencia y, al mismo tiempo, retratar a ese país que está entrando en adolescencia, busca volver a empezar”, contó.

Esto convierte a Tarde para morir joven en una reflexión sobre los problemas que se presentan durante la adolescencia, la manera en que tendemos a exagerar situaciones o a magnificar los posibles efectos que estas tendrán en nuestro futuro.

“Quise dejar la política afuera, la ciudad está afuera. Incluso, podríamos decir que todo lo importante está afuera (más allá de la comunidad protagonista). La ilusión de la transición no se ve. Fue muy claro que lo político tenía que perderse un poco en el tiempo, porque para mí el cine tiene que ver con eso,” relató la directora de De jueves a domingo, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.

Esa lejanía de lo político se ve representada en el seguimiento que hace la artista chilena de los problemas de amores y travesuras infantiles del grupo de adolescentes y niños que fluye a lo largo de la narrativa de su cinta. Las experiencias que los llevan a descubrir nuevos caminos y los sufrimientos que estos conllevan.

“No quería que estuviera centrada en un sólo personaje, quería capturar un ánimo colectivo. Esta estructura es una suma de no eventos. No están pasando cosas, pero creo yo que se van sumando. Es un retrato del colectivo. Ese lugar tiene algo muy especial, había algo de la vibra que yo viví ahí. Siempre ha sido muy difícil describir, era muy poco convencional. Tenía que ver con los límites poco claros entre el interior y el exterior de cada una de las casas, sentí que no podía hacer una película con una estructura convencional sobre una vida no convencional,” apuntó la directora después de ser cuestionada por el público sobre los detalles biográficos de su trabajo.

“La película es supercircular, tiene que ver con una ilusión de ir hacia adelante, aunque termina regresando al comienzo. Tiene que ver también con la pérdida de la ilusión. Creo mucho en la circularidad de la historia, quise jugar con eso”, finalizó Dominga Sotomayor.

Tarde para morir joven se presentará el próximo jueves 7 de marzo en el Cinépolis Diana, como parte de la programación del 9º FICUNAM.

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