Semana Santa en el confinamiento

Hay que evitar aglomeraciones para contener contagios: Jorge Eugenio Traslosheros, de Investigaciones Históricas

Fotos: Víctor Hugo Sánchez.

A partir de la persecución religiosa en México, que duró de 1914 a 1938, el Estado entendió que no podía luchar contra el pueblo, porque la mayor parte era –y sigue siendo– creyente. Desde entonces se dejó en libertad las manifestaciones populares, incluyendo las litúrgicas.

Para Jorge Eugenio Traslosheros Hernández, del Instituto de Investigaciones Históricas, el origen de toda la pretensión cristiana es que Jesús de Nazaret es el camino, la verdad y la vida, y por eso se centra en la dimensión de la redención.

“En todo el mundo se conmemora la misma creencia, pero no de la misma manera. En el territorio nacional tenemos la tradición muy arraigada sobre el Viacrucis, la representación más importante de la Semana Santa”, dijo el investigador.

“No es la primera vez que la Iglesia católica se confina, ha sobrevivido a grandes epidemias y pestes desde el Medioevo, inclusive las medidas sanitarias aplicadas fueron similares a las actuales. No obstante, nuestra soberbia humana se vio afectada por un microorganismo ahora, por lo que Semana Santa viene a recordar que debemos dejar la vanidad y cuidar de todas las personas, al planeta y cuantas especies lo habitamos. Este puede ser un buen momento para realizar una reflexión profunda de nuestro actuar, seamos creyentes, agnósticos o ateos.”

Creencias y festividades

Las creencias y festividades en torno a Semana Santa forman parte sustancial de nuestra cultura, sin que ello afecte a la laicidad del Estado. Hoy en día, frente a la pandemia, hay un llamado a la esperanza para sobrellevarla de la mejor manera, afirmó Traslosheros Hernández.

El académico consideró que en el país se tendrán que contener las celebraciones populares, como el Viacrucis, para evitar contagios masivos de la Covid-19.

En la actualidad, continuó, se vive una situación dolorosa por los enfermos y los fallecidos, a lo cual se suma la pérdida de empleo y la imposibilidad de las familias de poderse reunir. La esencia de la religión en estos momentos difíciles se centra en lo espiritual.

“No está en las estadísticas de la nación, pero parte de lo que sostiene la fortaleza contra la pandemia tiene que ver con la fe, la esperanza y la solidaridad que están arraigadas en la tradición cristiana, y son cosas que debemos rescatar e impulsar. Es hacer el bien en aquello que nuestra cultura entiende como un gran valor para salir adelante”, expresó.

En este sentido el universitario recordó que de acuerdo con el último censo, 78 por ciento de la población mexicana se considera creyente de la Iglesia católica, en tanto que las iglesias evangélicas y protestantes se han adaptado de alguna manera a la ritualidad católica popular, porque un mayor número de personas se identifica con ella.

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