Si las sociedades generamos las crisis ambientales, nos toca resolverlas: Julia Carabias Lillo

Foto: Francisco Parra.
Sólidas investigaciones científicas internacionales accesibles para todos han comprobado que las crisis ambientales actuales que padece el planeta tienen un origen antropogénico. “Si las sociedades las generamos, nos toca resolverlas”, afirmó Julia Carabias Lillo, profesora de la Facultad de Ciencias y doctora honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Las soluciones existen, pero hay que implementarlas desde todas las escalas y con todos los actores, superando una visión solamente biológica para integrar los aspectos económicos, políticos y sociales”, añadió.

La bióloga, integrante de El Colegio Nacional, destacó que una crisis sanitaria (la de la Covid-19) nos puso un freno y nos hizo reflexionar profundamente sobre nuestro tipo de desarrollo.

“Sobre todas estas crisis tenemos una ambiental que consiste en un tema estructural en donde los modelos de desarrollo que hemos seguido han roto los procesos de funcionamiento de muchos sistemas naturales. No solamente es un asunto de que estamos extrayendo mucho más de lo que estamos permitiendo su regeneración, un asunto de extractivismo, ni sólo de contaminación, de estar echando al medio ambiente más de lo que puede absorber, sino que además estamos, a través de procesos productivos y de consumo, alterando la forma en cómo funcionan los sistemas naturales”, alertó.

La especialista ofreció la conferencia La sustentabilidad ambiental: nuevos retos para el desarrollo, en el Auditorio Narciso Bassols de la Facultad de Economía. En el encuentro híbrido fungió como moderador el director de la entidad, Eduardo Vega López.

Carabias Lillo destacó que tenemos una mala relación entre la sociedad y la naturaleza, pues atacamos cada vez más los diversos ecosistemas naturales. “Para protegernos contra las zoonosis, necesitamos nuevas precauciones como poner fin a la deforestación y proteger las áreas de conservación y las especies en peligro de extinción”, recomendó.

Alertó que, de seguir el ritmo de destrucción antropogénica actual, para el año 2100 se pueden extinguir un millón de especies de animales y plantas.

Expresó que la crisis sanitaria agravó la situación actual, pues llevará muchos años volver a las condiciones económicas y sociales en que estábamos antes de la pandemia. “Y mal haremos si pretendemos salir de las crisis haciendo más de lo mismo”, señaló.

Al referirse a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en México, Carabias Lillo detalló que el transporte es el sector más grande y de mayor crecimiento, pero en la contaminación del aire también afectan el uso de petróleo y gas, la agricultura, la industria, las edificaciones y los residuos, como ocurre en otros países.

Respecto al agua, Julia Carabias dijo que 40 por ciento de la población mundial vive en condiciones de estrés hídrico, y alertó que en las próximas cinco décadas la población aumentará a tres mil millones de personas que demandarán agua, servicios y alimentos. “El cambio climático cambiará patrones de lluvias incrementando sequías e inundaciones, mientras que las tendencias actuales del uso del agua no permitirán atender este reto”, mencionó.

En México, advirtió, se desperdicia entre 40 y 60 por ciento del agua en la agricultura, lo que equivale a casi cuatro veces la que se usa en abastecimiento público, por ineficiencia en la conducción.

Al referirse al impacto de la humanidad en el planeta, Carabias Lillo dijo que un cuarto de la superficie está radicalmente transformada; mientras que 50 por ciento de la población vive en áreas degradadas por erosión, salinización, compactación o contaminación, pérdida de fertilidad, sobrepastoreo o incidencia de incendios forestales.

Consideró que imperan modelos con un inadecuado manejo del agua y de producción de alimentos, además de una creciente sobreexplotación de recursos y deforestación y graves afecciones a los suelos.

“Necesitamos reunirnos desde la multidisciplina, reunirnos con economistas y ponerle números a todos estos procesos; es fundamental entender que el patrimonio natural es la base del desarrollo”, finalizó la especialista.

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