Sobrepeso: No hay recetas mágicas para evitarlo

Tener un peso saludable requiere constancia en los buenos hábitos, señala la maestra Mariana Isabel Valdés Moreno, jefa de la carrera de nutriología en la FES Zaragoza

La dieta, en realidad, es lo que comemos todos los días. Por ello no se pueden tener resultados de corto plazo cuando empezamos un plan de alimentación, comenta la maestra Mariana Isabel Valdés Moreno, jefa de la carrera de nutriología en la FES Zaragoza. “No hay una receta mágica para perder peso en poco tiempo y no recuperarlo”, dice la especialista, y agrega que la única forma es mantener una dieta saludable constantemente. Si se acude con un nutriólogo “y se sugieren cambios en la alimentación, deben ser sustentables, no sólo por periodos y después volver a comer como siempre, sino de hábitos que se mantengan a largo plazo”.

Para evitar caer en las dietas milagro, señala Valdés Moreno, es importante revisar bien la fuente de donde viene la recomendación, generalmente vamos a encontrar dietas milagrosas en televentas o en medios que no son tan confiables. Debemos ser más críticos con lo que escuchamos, con lo que leemos, con lo que vemos en las redes sociales. Consultar a un nutriólogo para tener un plan de alimentación correcto y considerar que si una publicidad me dice que voy a perder en un mes, más de diez kilos, quizá es mentira, o si es con pastillas o medicamentos, también puede ponernos en riesgo.

Realmente no existe un peso ideal, asegura la experta de la FES Zaragoza. Lo que podemos calcular es un peso saludable, que se estima de acuerdo al historial que hemos tenido por más tiempo en nuestra vida adulta, cuál ha sido nuestro máximo y nuestro mínimo y sobretodo saber que no es nada más nuestro peso sino la composición corporal: cuánto de nuestro cuerpo es músculo, cuánto grasa, y evaluar nuestra salud en función de eso, no sólo del peso neto.

La fórmula más utilizada para estimar el sobrepeso y la obesidad, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, es dividir los kilos que pesamos sobre nuestra altura y elevarla al cuadrado. Cuando tenemos un índice de masa corporal en 25 y 29.9 diríamos que ya estamos en sobrepeso, y después de 30 estaríamos hablando de obesidad. La única desventaja del índice de masa corporal es que no considera la composición, es decir, cuánto de mi peso es músculo y cuánto es grasa. Pero es una buena guía.

El caso mexicano

En México, agrega, no somos conscientes de nuestro sobrepeso. Generalmente asociamos el sobrepeso a lo saludable, por ejemplo, los niños que son “llenitos”, que tienen mejillas redondas, pensamos que están sanos, y tenemos ideas que no son correctas en torno al peso, pero cuando somos indulgentes con nosotros mismos, eso nos puede llevar a aumentar gradualmente y eventualmente puede llegar a un sobrepeso franco o a la obesidad.

En la dieta del mexicano existen grasas, irritantes, muchas harinas, y la maestra Valdés señala que hay que saber tener una buena dieta. No toda la grasa es mala, hay grasas más saludables. Ejemplifica: las grasas vegetales: nueces, cacahuates, almendras; aceites vegetales, excepto el de coco, el aguacate. Las grasas de algunos pescados también: los de agua fría como el salmón, la trucha, la macarela, un poquito el atún tienen grasas buenas.

Es mejor comer esas grasas y no la de las gorditas de chicharrón. También es importante tratar de reducir la cantidad de alimentos industrializados: pan dulce, galletas, productos de repostería y preferir cereales, integrales, que no están refinados. Para sustituir los irritantes se puede cambiar el picante por hierbas de olor o especias en la justa medida para que le den sabor a nuestros alimentos, pero que no necesariamente irriten el estómago.

La obesidad es una enfermedad multifactorial, dice la jefa de la carrera de nutriología de la FES Zaragoza, es resultado de características poligénicas. Hay más de un gen y una expresión derivada de ese gen que nos pueda predisponer a obesidad. Pero la genética no siempre es determinante, también el ambiente juega un rol fundamental en que se expresen o no esos genes, “pero si cuido mi alimentación, si hago ejercicio, también puedo sobreescribir mi código genético, el epigenoma, que me ayude a no tener obesidad y a no desarrollar enfermedades relacionadas con el sobrepeso, termina”.