Tema prioritario en la UNAM, con acciones y aprendizaje constante

Esta casa de estudios, más preparada que nunca en el tema, señala Marisa Belausteguigoitia

Gracias a que ha incrementado, pulido y mejorado sus protocolos de acción, respuesta, metodologías y sensibilidad, la UNAM ha tenido una buena respuesta para reducir la violencia de género y apoyar a las mujeres, sobre todo durante la pandemia, consideró Marisa Belausteguigoitia Rius, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG).

En el contexto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre), la investigadora precisó que en la pandemia esta casa de estudios ha tenido importantes aprendizajes desde temas relativos al confinamiento, precariedad tecnológica, cuidados, e incremento de violencia de género en los hogares, cómo se simboliza la pandemia, y cómo lidiar con las condiciones de retorno.

Recordó que el trabajo de la UNAM para eliminar este tipo de violencia comenzó desde 2004, cuando la equidad de género fue elevada como prioridad por el entonces rector Juan Ramón de la Fuente, al mismo nivel que la libertad de cátedra, lo que implicó la generación de lineamientos y acciones que han llevado a que esta casa de estudios esté mejor preparada que nunca en este tema.

Belausteguigoitia Rius señaló: “Los estudiantes regresan a una institución con una Coordinación para la Igualdad de Género, con la Defensoría de los Derechos Universitarios, con altos estándares no sólo de calidad académica, educativa, de difusión, apoyo psicológico, sino también humanos y de equidad. Como nunca, somos una institución lista para recibirlos en un ambiente dirigido a un aprendizaje significativo, con horizontes profesionales, de equidad, libertad y humanos amplísimos”.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) y diversas agrupaciones feministas advierten que desde que inició la pandemia por la Covid-19 se ha intensificado todo tipo de violencia contra las mujeres y las niñas, sobre todo en el hogar.

La doctora en Estudios de Crítica Cultural y Género destacó que se ha avanzado en percepciones para definir y articular la violencia, en pedagogías para hablar de ella y enseñar cómo contenerla y erradicarla, en clasificar cuáles son las acciones no violentas a partir de las cuales se puede encauzar a atmósferas mucho más equitativas e igualitarias y fincadoras de una democracia con equidad e igualdad.

La ONU refiere que antes de la pandemia, en todo el mundo, 243 millones de mujeres y niñas habían sido maltratadas por compañeros sentimentales o familiares en 2019 y la reducción de los servicios de apoyo y de acceso a la ayuda agravó el problema. Además de que, en este periodo, en algunas naciones las llamadas a líneas de ayuda se multiplicaron por cinco.

En el caso de nuestro país, el documento Violencia feminicida en México, de la ONU, publicado en diciembre 2020, indica que de 1990 a 2019 se registraron 331 mil 246 muertes accidentales y violentas de mujeres, de las cuales 251 mil 550 fueron muertes accidentales, 23 mil 125 suicidios y 56 mil 571 homicidios. De hecho, este último punto pasó de contabilizar mil 258 casos en 1990 a 3 mil 750 en 2019.

La ONU alerta que se requiere un esfuerzo colectivo general para enfrentar la violencia y que el tema sea prioridad junto con las medidas de recuperación y respuesta a la pandemia y en este tema el aprendizaje realizado por la UNAM ha sido clave para plantear una estrategia muy cuidada para regresar a una normalidad diferente.

Retos

La también profesora de la Facultad de Filosofía y Letras comentó que parte de lo que ha sucedido a las mujeres en sus casas es que, al ser las que administran el cuidado y bienestar, les es muy difícil realizarlo en condiciones de reclusión, pérdida de trabajo, de aumento del estrés; el reto aumenta ante la reacción de los hombres a la frustración y la pérdida de su capacidad de proveer.

Belausteguigoitia Rius resaltó: “La frustración, pobreza y masculinidad se llevan muy mal, hay un desempeño del machismo en condiciones de precariedad muy complicado, mientras que las mujeres se especializan en administrar y mitigar los sinsabores de la vida, para eso se les educa, sobre todo en sectores desprotegidos”.

La distinguida con la cátedra Andrés Bello de la Universidad de Nueva York en 2019 subrayó que quienes la han pasado peor en la pandemia son los grupos de personas con menos autonomía –en general mujeres– quienes están limitadas por la pérdida de trabajo, como los viejos, las viejas, las presas, etcétera.

Agregó que el CIEG tiene proyectados diferentes eventos para trabajar con el encierro, el activismo académico, la justicia, centradas en el cambio de cultura para eliminar la violencia hacia las mujeres y grupos marginales. Éstas pueden ser consultadas mediante su sitio de Internet https://cieg.unam.mx/.

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