Territorio-cuerpo -conquista: una herida de 500 años que debe sanar

Conversatorio sobre la lucha y resistencia de las indígenas durante cinco siglos

Recuperar la aportación de ciertos feminismos.

¿Qué relación hay entre territorio, cuerpo y conquista? Responder a esta pregunta en el contexto de lo que hoy llamamos México es reconocer una necesidad profunda de sanación, de acuerdo con lo vertido en la mesa Implicaciones de la Conquista en el Cuerpo de las Mujeres Indígenas, desde las Disputas, la Explotación y la Violencia, primera del ciclo 500 Años de Memoria: Mujeres Indígenas Luchando y Resistiendo, organizado por la Unidad de Género e Inclusión de Cultura UNAM.

Se trata de un proceso de sanación que no solamente se refiere al pasado, a los 500 años de historia colonial –de soslayo, de invisibilización racial, genérica, cultural o lingüística-, pues los procesos de violencia y opresión se extienden hasta nuestro tiempo, y se expresan incluso en el crimen organizado, coincidieron las participantes en este conversatorio: Karina Ochoa, feminista, activista y académica; Fernanda Latani, geógrafa y feminista, y Emiliana Cruz, antropóloga lingüista.

“A partir del siglo XVI se perfiló una imagen sobre las poblaciones indias que está muy vinculada con un proceso de feminización de ese otro que es colonizado, y que se configura desde la lógica de un cuerpo femenino: un cuerpo que es penetrable, vacío y puede ser apropiable”, señaló Karina Ochoa, investigadora del Departamento Sociología de la UAM, Unidad Azcapotzalco.

Hay algo similar en el proceso del territorio, advirtió, pues lo que conocemos como América también se configuró como una tierra que podía ser apropiable, como lo muestran los discursos teológicos del siglo XVI y posteriores.

“El mestizaje es la primera expresión de esta violencia primigenia”. Explicó que se ha ejercido una que primero fue dirigida a cuerpos que físicamente son femeninos, o bien se les atribuye esa calidad por ser, pues, explotables o violables en muchos sentidos. “En México, el mestizo es el hijo de la chingada y ésta es la indígena violada. El mestizo es constituido bajo esta narrativa, que después es transformada cuando se le convierte en el sujeto político por excelencia de la nación mexicana, y estos son procesos que tenemos que trabajar con mucho más finura”, consideró.

Campo de batalla y resistencia

El cuerpo desempeña un papel en otras dinámicas colonizadoras que se dan en las regiones donde habitan comunidades indígenas, compartió Fernanda Latani, quien como mujer indígena binnizá con estudios de posgrado en Geografía en la UNAM, enfoca su trabajo desde el feminismo comunitario, indígena y ecofeminista, principalmente en el Istmo de Tehuantepec, de donde es originaria.

“Hoy el cuerpo se ve como un campo de batalla y resistencia, y como botín de guerra”, dijo. “Por un lado identificamos a las mujeres indígenas poniendo el cuerpo como trinchera para defender el territorio, pero también estamos viendo cómo el cuerpo es utilizado para perpetuar el crimen organizado y el narcotráfico”.

Emiliana Cruz, indagadora de tiempo completo en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, coincidió: “Las mujeres en general vivimos momentos muy complicados en Latinoamérica, todos los días. Vemos la persecución de las que están peleando por el territorio y la forma como se les reprime con desapariciones y violaciones”.

Para Latani, la vinculación entre territorio, cuerpo en disputa y conquista es una tríada geopolítica inseparable que ha evolucionado a partir del proceso colonial, por lo que consideró fundamental recuperar la aportación de ciertos feminismos –territoriales, populares, comunitarios– o movimientos de mujeres organizadas que han abierto brecha para que el término cuerpo-territorio sea reconocido como un elemento de lucha.

“Hay una herida colonial que se abre a partir de que estas secuelas de racismos, clasismos y discriminación por género se van amplificando”, reflexionó la geógrafa. “No podemos hablar de una sanación sin recuperar la historia, memoria y oralidad de las mujeres que nos antecedieron, hacer un ejercicio de reconocimiento”, concluyó.

El ciclo de conversatorios fue organizado en el marco del Programa México 500, previo al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, #25N. Se integró también por las mesas Organización de las Mujeres Indígenas desde una Visión Decolonial y Subalterna ante las Violencias, y Violencias y Resistencias Actuales de las Mujeres Indígenas en México, y están disponibles en la página de Facebook de Cultura UNAM.

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