Tiempo de llorar, conmovedor relato del exilio: Tanya Huntington

Se presentará el 25 de febrero en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería

Foto: Libros UNAM.
Somos una especie migrante. Todos nosotros vinimos de otro lado, el punto de origen está en el continente africano. Vamos a vivir por azares del destino la sobrepoblación, el cambio climático en nuestra época, olas de migración sin precedentes, señala la escritora Tanya Huntington.

La obra Tiempo de llorar y otros relatos de María Luisa Elío, que forma parte de la Colección Vindictas, novela y memoria, es importante porque se trata de “una literatura que nos sensibiliza acerca del predicamento de aquellos que se ven forzados a dejar todo abandonado para llegar a un lugar desconocido. Creo que ahí está la trascendencia de todo esto, sigue siendo de vital importancia, incluso a décadas de distancia”.

Huntington considera, en entrevista con Gaceta UNAM, que “conmovedor es la palabra correcta para hablar de este libro que mueve muchísimo por las circunstancias: el exilio como punto de partida, que en México es parte de nuestra historia, por la cantidad de exiliados del franquismo que llegaron a este país en los años 30 del siglo pasado”.

Varias historias

Respecto a la obra, le gusta pensar en los varios tipos de historias: “en los que se fueron de la pobreza hacia la riqueza. Por ejemplo, el caso de María Luisa es otra cosa, porque ella misma cuenta cómo su papá era el segundo mayor terrateniente de Navarro. Y todo esto es muy significativo en su trayectoria como artista y como mujer, porque luego pondera los hechos mucho tiempo después. De eso se trata Tiempo de llorar. Y esto lo hace en compañía de un hijo que tiene más o menos la misma edad que tenía ella cuando salió de Pamplona”.

María Luisa Elío escribió en Tiempo de llorar: “Me despedí de todo sabiendo, no sé por qué, que no lo volvería a ver. Mamá cerró la puerta de la casa. Nos dirigimos a los autobuses que nos llevarían lo más cerca posible de la frontera con Francia. Es el mismo que hoy tomo con mi hijo para llegar hasta Elizondo, lugar en donde estuvimos detenidas tres meses, lugar donde mataron al preso que llamaban el rojo. Yo lo miro detrás de las rejas y él me sonríe. Le he conseguido un cigarrillo. Se lo llevo al día siguiente, pero lo han matado. ¡Ah!, mi amigo, ya no estás, te voy a recordar toda mi vida y, cuando sea mayor, sabré cómo te llamas y dónde te dejaron. Por eso estoy aquí”.

Huntington, quien presentará el libro Tiempo de llorar y otros relatos el 25 de febrero durante la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, añade que tiene una admiración ilimitada por el proyecto de Vindictas, “la idea de retomar, resucitar a autoras que habían sido pasadas por alto, que no recibieron el reconocimiento que merecían en su momento. Y para mi gran alegría el éxito editorial de este catálogo de Vindictas ha sido verdaderamente notable. Entonces sí hay en el público lector de México un interés por disfrutar de las plumas de estas mujeres que están reflejando distintas experiencias, diversas voces literarias”.

A María Luisa Elío la siente cercana porque es multidisciplinaria, “estudió teatro, su formación original fue teatrera aquí en México en la escuela de Seki Sano, y realizó una película, En el balcón vacío. En este sentido, como yo también soy una artista multidisciplinaria, me influyó esa naturaleza multifacética y la veo reflejada en mí”.

La perspectiva de una niña en Tiempo de llorar es muy particular, siento que “aunque tiene una temporalidad muy interesante, es como si estuviéramos viendo una película. De repente nos regresamos porque se nos fue una escena y nos encontramos con una nueva, es decir que va y viene en el tiempo de esa manera. Creo que es importante porque nos da una perspectiva de una persona que experimentó la guerra civil cuando era menor de edad; eso es bastante particular, ya que es una voz que está subrepresentada en lo que hemos leído respecto a ese periodo de la historia”.

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