“Todos somos mexicanos, sin importar en dónde nos encontremos”

La sede UNAM-Los Ángeles y el California-Mexico Studies Center trajeron a Ciudad Universitaria a un grupo de 33 jóvenes

Foro en el MUAC. Fotos: Víctor Hugo Sánchez.
Ellos escucharon a sus padres hablar de la UNAM; muchos desean volver de los Estados Unidos para formar parte de su matrícula en el posgrado. Hoy, gracias a la colaboración entre la sede UNAM-Los Ángeles y el California-Mexico Studies Center, un grupo de 33 jóvenes hizo realidad su sueño de encontrarse en esta casa de estudios y, por ahora, conocer algunas instalaciones de Ciudad Universitaria.

Como parte del California-Mexico Dreamers Study Abroad Program de dicha instancia estadunidense, que este año traerá a México a 180 soñadores en seis grupos diferentes, se realizó un foro en el auditorio del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), donde los jóvenes compartieron sus testimonios y experiencias.

Silvia Núñez, directora de la sede UNAM-Los Ángeles, destacó que la Universidad es un espacio incluyente y motor de movilidad social ascendente. “Gracias a la visión de las autoridades universitarias de acelerar el proceso de internacionalización, esta institución hoy cuenta con 13 sedes en el extranjero, cinco de ellas en la Unión Americana”.

La exdirectora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, y profesora de la maestría en Estudios México-Estados Unidos, recalcó que esta es una casa de puertas abiertas, donde “los abrazamos con alas, con alas para volar”.

Los jóvenes que han participado en el programa DACA (en español, Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, que los protege temporalmente de una deportación y les otorga un permiso de empleo al cumplir con todos los requisitos) no sólo tienen esperanzas, sino el talento de la biculturalidad, consideró.

El convenio de colaboración entre California-Mexico Studies Center y la UNAM-Los Ángeles busca mejores caminos y enriquecer el trabajo en beneficio de los jóvenes que están en Estados Unidos y de los universitarios.

Nuestro objetivo es crear un puente para [quienes] han participado en el programa y realizar el sueño de que ustedes sean alumnos de la Universidad”

La educación es la clave que los ha motivado a seguir adelante, y continuará siendo el motor que les permita construir nuevos horizontes. “No olviden que quienes han logrado prepararse deben voltear a ver a los que no han tenido las mismas oportunidades. No dejemos de pensar en los demás, a eso los convoco, porque veo terribles problemas de desigualdad en California; es un momento desolador”.

Armando Vázquez Ramos, presidente del California-Mexico Studies Center, pidió a los jóvenes sentirse “como en casa” dentro de la UNAM. “Nuestro objetivo es crear un puente para los dreamers que han participado en el programa y realizar el sueño de que ustedes sean alumnos de la Universidad, y esperamos que eso dé comienzo a principios del año que entra, mediante un curso de español y un diplomado que está en proceso de desarrollo”.

El coordinador de la maestría en Estudios México-Estados Unidos, Julio Peña Vega, dio la bienvenida a los soñadores. “Esta es la máxima casa de estudios de México, pero también es su casa. Conocerán la gran diversidad académica y cultural de la institución y su campus central, que refleja la enorme multiplicidad artística, cultural y académica que caracteriza a la Universidad”.

Es un gusto “que nos acompañen, nos conozcan y seamos más cercanos a una comunidad mexicana en EE. UU. interesada en sus raíces y en las oportunidades que les puede brindar la Universidad”, añadió el académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán.

Esther Alonso Gómez, integrante del California-Mexico Studies Center, recordó que el 20 de julio pasado se presentó el libro Antología de sueños de un viaje imposible. En el verano de 2021, viajaron 214 dreamers a México, a reencontrarse con sus familias y sus raíces. De esa experiencia tan gratificante escribieron un ensayo; los mejores se recopilan en la obra.

Parte de los objetivos de Armando Vázquez son crear los puentes que unan la diáspora y a la sociedad, “porque todos somos mexicanos sin importar en dónde nos encontremos”, recalcó.

En tanto, Isabel Medina Ruiz, también integrante del Centro, señaló que el libro refleja el lado humano de los soñadores, lo que viven, las barreras que enfrentan y superan. Son historias distintas pero que llegan a un mismo punto: Estados Unidos. “Sus logros son una gran compensación para sus padres; no me puedo imaginar lo orgullosos que están de todos ustedes, porque en ustedes ven alcanzado el sueño americano”.

Hay 130 millones de mexicanos de este lado de la frontera, y 40 millones más en territorio estadunidense; de ahí la importancia de hacer conexiones, y la mejor manera de hacerlo es mediante la educación y la academia. “Queremos que haya un puente entre nosotros, intercambio académico y estudiantil; el programa del diplomado híbrido será diseñado especialmente para ustedes”.


Cuatro historias

“Me siento dividido y estoy aprendiendo a vivir con eso”

Yolanda Granados es una joven soñadora. La principal razón que tuvo para aplicar al California-Mexico Dreamers Study Abroad Program fue que su mamá vive en México. “En 2009, cuando yo tenía 19 años, la deportaron mientras estaba en la escuela; era la única persona que me apoyaba. Para nosotros no existía DACA ni otros programas. Fueron tiempos difíciles y oscuros, pero crecí y aprendí cómo defenderme, porque sólo me tenía a mí misma”.

Durante estos años trabajaba, iba a la escuela, entró a DACA, se salió de la escuela y regresó. “Y el año pasado todo se cumplió: me gradué y apliqué para este programa. Vine a México por primera vez, y vi a mi mamá después de 12 años. Aquí por fin me contó la razón de habernos ido: balacearon el auto donde viajaba mi familia. Mataron a mi papá, a mi abuela y a otras dos personas; yo fui la única sobreviviente. Este programa me ha ayudado a sanar el corazón, que no sabía que estaba tan dolido”.

Jennifer Chávez Ramírez, originaria de Ciudad Nezahualcóyotl, es estudiante de la maestría en Terapia Educativa. “Tengo 26 años; hicimos el viaje en 1999, pocas semanas después de que cumplí tres años; hoy vivo en Los Ángeles”. Actualmente trabaja para una fundación que atiende a personas víctimas de prostitución, tráfico humano y pornografía, en EE. UU. y países como Ruanda, Ecuador y muy pronto México.

Viajó a nuestro país el año pasado con este programa, después de más de 20 años. En su segunda visita a nuestro país se siente orgullosa y contenta por haber alcanzado nuevamente ese logro. “Una de mis metas será traer a mis padres de manera digna, para que visiten su primer hogar”.

Edgar Ballesteros Cruz, coordinador de Educación Especial en high school, expresó que soñó estar un día en la UNAM, mientras estudiaba en EE. UU. “Me fui a los ocho años con mi mamá, que era costurera, y mi hermanita bebé. Ya graduado había decidido regresar a México, pero me contrataron como maestro”.

Es dreamer con DACA. “Estoy aquí por mi prima, que me refirió al programa y me recomendó venir. Convencimos a mi mamá y la trajimos a ver a sus papás, su tierra, y a construir la casa que siempre había querido. El círculo se cerró; en febrero recibí mi residencia y ahora me toca ayudar a los que siguen, y claro que voy a regresar a la UNAM”.

Finalmente, Roberto García Rodríguez, pedagogo bilingüe y profesor de high school, fue llevado a Estados Unidos a los siete años, y “siempre me sentí más parte de allá. Es con mis visitas a México que estoy conociendo mis raíces y quién soy; me siento dividido y estoy aprendiendo a vivir con eso”.

Fue muy difícil dejar a su abuela; una de las maneras en que su madre lo convenció fue su promesa de llevarlo a Disneylandia. “Hoy es un placer volver a México y un privilegio estar en la UNAM; espero poder regresar a estudiar algún día”, concluyó.

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