Triangulación efectiva: activismo, academia y espacio público

“Todavía hay un rechazo institucionalizado a lo diferente, ¿será que la escuela nos prepara para responder a la diferencia con miedo?”

Foto: Francisco Parra.

Los triángulos son fascinantes: como figuras y acciones, como aquel que forman la academia, el activismo y el espacio público para interrumpir el patriarcado o la heteronormatividad, afirmó Marisa Belausteguigoitia Rius, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.

Al encabezar el Tercer Foro Interrumpir al Currículum: Vértices y triangulaciones para confabular la Universidad, Belausteguigoitia hizo una analogía entre los feminismos y los triángulos, que pueden ser isósceles o escalenos, con poco ángulo o muy abiertos, y a la vez hiperbólicos y tener más o menos 180 grados.

En dicho foro, realizado en el marco del programa Geometrías. 30 años de feminismo. Triangulaciones desde el activismo académico y la academia activada, Paola María del Consuelo Cruz Sánchez, docente del CCH Naucalpan y la FES Acatlán, habló sobre la implementación de su método crítico-afectivo, el cual consiste en tres puntos: el análisis de los discursos a partir de las categorías del cuerpo; la pedagogía del afecto, y la vindicación de la identidad femenina.

Se había presentado, refirió, durante mucho tiempo, todo lo humano en dicotomías, se colonizaron los saberes, lo que nos obligó a la economía de lo mismo. Ahora el terreno curricular bajo los ojos de las mujeres está siendo cultivado, debido a que por mucho tiempo no habíamos podido expresarnos con voz propia, sistemáticamente había migración hacia una educación feminista.

La educación no hace descender los grados de barbarie de la humanidad”

Ellas, continuó, han formado sus propias nociones. No se trata de la suplantación de las mujeres por hombres, sino de inmanencia, de hacer teoría, de una invitación a cavilar.

“No obstante, todavía hay un rechazo institucionalizado a lo diferente, ¿será que la escuela nos prepara para responder a la diferencia con miedo? Hemos sido educados en lo evaluable, en lo competitivo, pero convendría convertir esos espacios escolares y evitar una pedagogía categórica, e implementar una pedagogía ligada al afecto, en la que el conocimiento sea cuestionable para que no se reiteren estas estructuras patriarcales”, destacó.

En su oportunidad, Pía Rachel Ramírez Vásquez, especialista en formación docente, psicopedagoga de la Universidad de los Lagos, Chile, y académica de la Facultad de Filosofía y Letras, mencionó que existe un intento de perpetuar la racionalidad moderna como instrumento de lo patriarcal.

“La educación no hace descender los grados de barbarie de la humanidad. Conocemos personas con grandes títulos pero incapaces de conmoverse por el dolor ajeno. Hay que ‘condolernos’, implementar los planes que habilitan a los estudiantes a usar sus propias racionalidades y sentires.”

En el encuentro, moderado por Patricia Piñones Vázquez, secretaria de Proyectos Estratégicos del CIEG, Alejandra Collado Campos, investigadora posdoctoral en dicho Centro, expresó que le impulsa la idea del vértice en los triángulos, porque simboliza cambiar la dirección, ir a la periferia o hacer disrupción.

Para potenciar la idea de los vértices, Collado citó algunas analogías del triángulo, como las aletas en los seres marinos, cómo se impulsa y orienta el desplazamiento a través de éstas; las alas, como idea de libertad, movimiento, migración, y esas alineaciones triangulares en las aves para impulsar el vuelo colectivo, además del triángulo del “play”, que sugiere cómo pasar del detenimiento al avance, dijo.

Adriana Raggi Lucio, doctora en Historia del Arte, académica de la Facultad de Artes y Diseño, exhortó a erradicar las formas violentas del proceso enseñanza-aprendizaje, esas que aseguraban que la letra con sangre entra.

“Hay que romper también con las injusticias epistémicas, impulsar la educación en comunidad, anticolonial, amorosa, dejar fuera el vigilar y castigar como sistema colonizado, que el estudiantado teja sus propias palabras y formas, recurrir hacia acompañamientos educativos, a alianzas, y hacia una educación feminista y amorosa”, concluyó.

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