Un conflicto al que no se le ve fin

Quien más sufre es la población civil, debido a los desplazamientos, la crisis alimentaria y la migración que ha provocado la invasión a Ucrania: Talya Iscan, de la FCyPS

Foto: Reuters.

A un año de la guerra en Ucrania, quien más sufre es la población civil, señala Talya Iscan, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCyPS): “Estamos hablando de una dimensión humanitaria que desde el primer día empezó a generar una crisis de desplazamiento de refugiados y de migrantes que ha impactado no sólo a los países involucrados, sino también a los que están alrededor, como Rumania, Moldova, Polonia, incluso las fronteras con Rusia. También está la crisis alimentaria que ha generado indirectamente en África del Norte y en las zonas menos desarrolladas de Asia. Ucrania y Rusia son los mayores exportadores de cereales y fertilizantes, así que con la guerra, los bloqueos y las sanciones, los primeros que fueron impactados fueron los pueblos más vulnerados. Se trata de una crisis global con múltiples dimensiones”.

El conflicto que inició el 24 de febrero de 2022 se ha alargado de forma indefinida; las pláticas y negociaciones no han tenido resultados. Al respecto, Iscan comenta: “Se trata de una guerra duradera porque cuando se atiende una parte del conflicto no se garantiza que otros problemas se resuelvan. Tiene que ver con las agendas de las potencias, y si a eso le sumamos el tráfico de armas, lícito e ilícito, día a día se pone más complejo”.

Un año de sucesos

Para la especialista en Relaciones Internacionales, en 12 meses de conflicto “hubo muchas cosas: vimos un referéndum no reconocido; que los pueblos del Donbás sí querían ser parte de Rusia, pero la comunidad internacional no reconoció esa anexión; una resistencia inesperada por parte de Ucrania; que Estados Unidos y varios países occidentales lucraron a través de la ayuda militar, porque no se sabe qué parte es altruista o donación y cuál se está contando como una deuda. También, cómo fue impactada la infraestructura ucraniana. Pudimos observar que el conflicto escaló y también el sufrimiento; asimismo, la llegada de tanques alemanes y de Estados Unidos, así como cambios en la política exterior rusa y los procesos de toma de decisiones. Es un conflicto muy duradero, bastante complejo, en el que se han tomado las posibilidades de negociación, pero no han tenido éxito. Fracasó Francia como nación mediadora; Turquía llegó al nivel máximo por el simple hecho de haber juntado los dos países enemigos, y aun así, no hubo éxito”.

Sin ganadores

Para Talya Iscan, en la batalla las cosas siguen agravándose, pues en términos geopolíticos “Rusia va teniendo más territorio, pero, al mismo tiempo, en términos económicos está recibiendo sanciones más fuertes que claramente lo están impactando. Ucrania está generando una narrativa y una gran campaña de mercadotecnia de heroísmo occidental; sin embargo, la infraestructura de la nación está destruida y se quedan sin recursos y armas, y lo único que queda es pedir más ayuda, que se traduce en comercio de armas. ¿Y quiénes son los dueños de ese sector? Estados Unidos.

Para terminar, la académica señala: “no es un enfrentamiento únicamente entre Ucrania y Rusia, sino entre todo lo occidental, y Rusia. Creo que no hay victoria ni pérdida en esta guerra”.

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