Rememoran a Pablo Mulás del Pozo

Un ingeniero como pocos

Fue responsable en esta casa de estudios del Programa Universitario de Energía

Foto: archivo Gaceta UNAM.

El ingeniero químico Pablo Mulás del Pozo era de las personas más queridas en el mundo de la ingeniería y la energía, más respetadas, primero por su sencillez y bonhomía, además de que siempre se preocupaba por el impacto social de los proyectos, recordaron amigos y colaboradores del ingeniero en el homenaje que le rindió la Academia de Ingeniería de México (AIM).

Francisco Barnés de Castro, exrector de la UNAM, recordó que conoció al ingeniero Mulás del Pozo a lo largo de más de 50 años, con quien trabajó en varias iniciativas juntos, e inclusive en la Universidad fue responsable del Programa Universitario de Energía.

“En el sector de energía, donde se desempeñó a lo largo de los años, era de las personas más queridas y respetadas, primero por su sencillez y bonhomía, por su trato respetuoso hacia los demás, su sentido del humor, generosidad con el tiempo y los recursos, siempre proponiendo y comprometiéndose con la gente, y respetado por su tremenda capacidad, por su visión de futuro, su compromiso con la profesión, con la energía, con México, por su extrema honestidad, por el trabajo y la contribución que hizo a lo largo de los años al sector.”

Mónica Barrera Rivera, presidenta de la AIM, precisó que el homenaje póstumo al doctor Pablo Mulás del Pozo se realizó de forma híbrida un año y tres meses después de su fallecimiento debido a que el Palacio de Minería no había abierto sus puertas, y el reconocido ingeniero formará parte de un salón que se espera abrir donde se reconozca a los ingenieros que dieron forma a nuestro país.

Personajes como el homenajeado, comentó, son los que han construido el patrimonio tangible de las naciones y sus organizaciones, que convocan a jóvenes orgullosos, para pensar en grande y hacer las cosas por México, en un contexto globalizado, con soluciones sostenibles.

Isabelle Rousseau, directora del Programa de Energía de El Colegio de México, enfatizó que Mulás del Pozo ilustraba a la perfección lo que en el siglo de las luces se llamaba un hombre honesto, culto, que se interesa en todos los aspectos de la vida.

“En el tema energético manifestaba una enorme preocupación por los problemas sociales que suelen acompañar a los diversos proyectos, y más de una vez me comentó que los asuntos técnicos o tecnológicos siempre al final encuentran una solución, pero el verdadero reto está en lo social. Le desconcertaba constatar que frecuentemente los proyectos podían fracasar a causa de una o varias comunidades, y entendía que la percepción que las personas tienen de una situación es fundamental porque condiciona sus decisiones y acciones”, comentó.

Pamela Fran Nelson Edelstein, presidenta de la Comisión de Especialidad de Energía Nuclear, recordó que cuando llegó a México, al Instituto de Investigaciones Eléctricas, Mulás del Pozo fue su jefe, y siempre le sorprendió cómo hacía las preguntas más atinadas y precisas sobre el trabajo.

Juan Eibenschutz Hartman, académico de Honor y exdirector de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, lo rememoró como un hombre muy comprometido con la nación, y en general con el desarrollo sano del mundo. Participó en muchos trabajos de tipo internacional, sobre todo con el Consejo Mundial de Energía, para mejorar las condiciones de vida de las personas y del planeta.

José Francisco Albarrán Núñez, expresidente de la AIM, habló de la generosidad del ingeniero, pues en una ocasión se sacó, literalmente, la lotería y en el lugar de sólo quedarse con el dinero decidió darlo a la Academia para establecer un fondo que asegurara la creación de un premio, que hoy es el Premio Pablo Mulás.

Finalmente, en presencia de Alberto Mulás, sobrino del homenajeado, la AIM entregó el Premio Pablo Mulás a Erwin Otto Fritz de la Orta.

Nacido en Atlixco, Puebla, en 1939, Pablo Mulás del Pozo se recibió como ingeniero químico en la Universidad de Ottawa, Canadá, y como doctor en Ingeniería en 1965 por la Universidad de Princeton. En 1992 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Salford, del Reino Unido.

Fue académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, y del IPN; fue director del Instituto de Investigaciones Eléctricas, del Programa Universitario de Energía de la UNAM, y asesor de la Rectoría de la Universidad Autónoma Metropolitana; en 2013 fue nombrado miembro del Consejo de Cambio Climático del Sistema Nacional de Cambio Climático, entre otros puestos.

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