En el guion participó Salvador Dalí

Un perro andaluz, película irracional

Su realizador, Luis Buñuel, pensaba que, en el fondo, únicamente era “una desesperada y apasionada invocación a la muerte”

Fotos: Centro de documentación-Filmoteca UNAM.
A propósito de la gestación de su película Un perro andaluz (cuyo título original está en francés: Un chien andalou), Luis Buñuel narró en su libro Mi último suspiro: “Escribimos [Salvador Dalí y él] el guion en menos de una semana, siguiendo una regla muy simple, acordada de común acuerdo: no aceptar idea ni imagen alguna que pudiera dar lugar a una explicación racional, psicológica o cultural. Abrir todas las puertas a lo irracional. No admitir más que las imágenes que nos impresionaran, sin tratar de averiguar por qué”.

Debido a esto, André Breton consideraba que Un perro andaluz junto con La edad de oro “son las dos únicas películas totalmente surrealistas (tanto de realización como de intención)”.

En la mesa temática La estructura de los sueños en Un chien andalou. Una mirada a las referencias intertextuales en la película de Luis Buñuel y Salvador Dalí, Diego Sosa Ortega, profesor de la Universidad Internacional de La Rioja, señaló que, para Dalí, lo verdaderamente importante en la creación cinematográfica no era lo que significaban las imágenes, sino cómo se iban sucediendo una tras otra.

“Es justamente por esa razón que quizá las imágenes de Un perro andaluz corresponden más al imaginario de Dalí que a la estructura de esta película”.

En 1928, Buñuel tenía dos proyectos en mente: escribir un poemario que se llamaría El perro andaluz y filmar una película basada en un puñado de cuentos breves de Ramón Gómez de la Serna.

Hay que recordar que, cuando estaban en la Residencia de Estudiantes de Madrid, Buñuel, Dalí y el poeta Federico García Lorca eran conocidos como “los Perros Andaluces”, porque este último –el líder– era de Andalucía.

“Cuando Buñuel y Dalí se dispusieron a filmar su película, gracias, por cierto, a las 25 mil pesetas que aportó la madre de Buñuel, éste tomó el título de su poemario y propuso llamarle no El perro andaluz, sino Un perro andaluz. A mi manera de ver, el cambio del artículo definido ‘El’ por el indefinido ‘Un’ lo hizo con la intención de personificar el asunto. De este modo, creo que la película se cuenta desde la mente de un poeta y se desliza hacia su interior”.

A decir de Sosa Ortega, Luis Buñuel estaba muy nervioso el 6 de junio de 1929, día cuando Un perro andaluz se proyectó por primera vez en el cine Studio des Ursulines, en París, con la presencia de Picasso, Le Corbusier, Cocteau… y todos los miembros del movimiento surrealista.

“Tenía unas piedras en el bolsillo y estaba preparado para aventárselas inmediatamente a quienes se levantaran de las butacas y abuchearan la película”.

En todo caso, ante el rotundo éxito de Un perro andaluz, Buñuel declaró: “Una película taquillera, eso es lo que ha pensado la mayoría de la gente que la ha visto. Pero qué puedo hacer contra esa plebe imbécil que ha encontrado bello o poético lo que, en el fondo, no es más que una desesperada y apasionada invocación a la muerte”.

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