Un recordatorio de que el monstruo está ahí: Maruan Soto Antaki

“Es importante trabajar en un diálogo entre civilizaciones y en una visión más constructiva sobre los problemas que aquejan a la comunidad internacional”: María Cristina Rosas, de la FCPyS

Foto: Reuters.

En el caso Rushdie todos cometimos una equivocación. Tuvimos la impresión de que el tiempo había sido suficiente para aminorar un poco el nivel de delirio de ese momento. Pero no. “El error fue pensar que el fundamentalismo usa el tiempo de la misma manera que nosotros, cuando justo la gran diferencia es que éste, peligrosamente, tiene tiempo”, señala el escritor Maruan Soto Antaki.

Siempre tiene tiempo, acota Soto Antaki en entrevista con Gaceta UNAM, porque al final no necesita del ayatolá ni de las guardias revolucionarias islámicas. La misma estructura de éstas ni siquiera depende de que haya una orden directa. “Habría que leer lo que pasó en los códigos del fanatismo que se siembra, y a la hora que se disemina sólo tiene que esperar a que haya alguien con la oportunidad para poder hacer las cosas, y ésta puede venir de muchos lados, de que alguien como Hadi Mattar se haya encontrado con la posibilidad o de que un bajo rango de las guardias revolucionarias lo haya querido. Da exactamente lo mismo. Es ahí donde cometimos todos el error”.

El autor de Casa Damasco recalca: “el gran cambio es el recordatorio de que cuando el monstruo está ahí –y es el fundamentalismo–, de donde venga, sea religioso, sea occidental o sea de Medio Oriente, el riesgo va a ser el mismo. Creo que el gran cambio es el recordatorio de que no hay que confiarse”.

A veces para el mundo da la impresión de que es más peligroso pensar que no hacerlo; entonces se prefiere que no se haga, acota. “Y esto es lo que, insisto, busca el fundamentalismo. Lo que hizo Salman Rushdie fue pensar, el gran crimen de Rushdie fue pensar”.

Agrega que al fundamentalismo lo único que le interesa es encontrar las vías para reforzar sus propios objetivos: el poder dentro de Teherán, al interior de los grupos religiosos, dentro de la región. El poder en general, dice, detesta el sentido del humor.

“El poder suele ser malo para reírse de sí mismo. Lo que me gustaría pensar es qué tanto estamos dispuestos a reconocerlo dentro de nuestros propios territorios, porque, al final, es quizá de las pocas válvulas de escape que le quedan al pensamiento”.

Tiempo de profunda violencia y racismo

Por su parte, María Cristina Rosas, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, afirma que vivimos en un contexto de profunda violencia, de rechazo a la otredad y de racismo. “Estamos frente a una suerte de odio que parece que se va acentuando con el paso de los años”.

El ataque a Rushdie, comenta en entrevista con Gaceta UNAM, “se ha gestado desde que salió a la luz su libro Los versos satánicos en 1988, y pareciera que lo acaba de publicar, como si fuera atemporal, cuando vemos que se le ataca y le hacen heridas de suma gravedad a su persona. Entonces, yo creo que aquí es importante trabajar en un mejor conocimiento, en un diálogo entre civilizaciones, entre culturas y en una visión un poco más constructiva sobre los problemas que aquejan a la comunidad internacional”.

Expone que hemos vivido tiempos muy difíciles, no sólo con la pandemia, “que ha tenido consecuencias devastadoras en todo el mundo. Irán, por ejemplo, ha sido un país que ha sufrido mucho por la Covid-19”.

Concluye que también observamos falta de liderazgo, pérdida de credibilidad en las instituciones y, por supuesto, la guerra entre Rusia y Ucrania, que no es la única que estamos atestiguando, pero que, sin duda, ha llevado a una reconfiguración de las relaciones internacionales. “En este contexto, creo que será importante analizar por qué aspiramos a la confrontación en lugar de promover el diálogo intercivilizatorio, como se ha planteado en distintas ocasiones desde el 11 de septiembre de 2001”.

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