Un retroceso, las políticas educativas de Jair Bolsonaro

Son decisiones catastróficas para Brasil en el corto, mediano y largo plazos

Preocupante, impedir el propio ejercicio del pensamiento crítico.
Preocupante, impedir el propio ejercicio del pensamiento crítico.

Las decisiones del presidente brasileño Jair Bolsonaro de recortar el presupuesto a la educación, formar menos científicos, humanistas y alumnos a nivel maestría y doctorado, así como atentar contra la autonomía universitaria son una regresión e impiden que ese país tenga un proyecto a futuro, afirmó Regina Crespo, académica del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC).

“Si se retira de un plan de gobierno la formación de cuadros científicos, humanísticos, sociológicos, se está impidiendo que la nación tenga un proyecto a futuro, que las condiciones de vida sean mejores para su propia población y que el país tenga un papel más protagónico en términos internacionales. En definitiva, es un retroceso”, remarcó la también doctora en Historia Social por la Universidad de Sao Paulo.

Esas políticas, prosiguió, así como el propio arribo de Bolsonaro a la presidencia son parte de la ola de derechización que se vive en todo el mundo, del movimiento global de demonización de las izquierdas, del fuerte antiintelectualismo y de descalificación de la política como la herramienta legítima de cambio social. Y todo ello contribuye a potenciar radicalismos y ha dado lugar incluso a manifestaciones de rasgos fascistas.

“Es un camino preocupante. Los riesgos de retroceso son muy grandes, en el sentido de impedir el propio ejercicio del pensamiento crítico”, subrayó.

El gobierno brasileño ha congelado el presupuesto a la educación, recortado 30 por ciento los recursos a las universidades públicas e institutos técnicos, investigaciones de punta se encuentran amenazadas, hospitales-escuelas pueden ser cerrados. Además, el ministro de Educación, Abraham Weintraub, ha llegado a afirmar que ya no se requiere formar más personas con doctorado, pues Brasil ya tiene suficientes.

“Para una nación que durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores experimentó una política de avance en términos educativos y científicos, esa conducta representa una regresión”, insistió Crespo.

Igualmente, el gobierno ha afirmado que debe “combatir el socialismo” y apoyar sólo las escuelas y carreras que preparen a los jóvenes para el mercado de trabajo y no para la militancia política. Así, plantea dejar de lado licenciaturas como Filosofía y Sociología. Esto último, consideró la investigadora, refleja una visión sesgada de la educación.

Mano dura

Respecto al Decreto 9794 con el que se pretende facultar al presidente para intervenir en las designaciones de rectores, auditores y demás autoridades de las universidades, la especialista señaló que implica volver a los viejos tiempos de la dictadura militar (1964-1985), en que las instituciones de educación superior sufrieron “la mano dura del Estado”.

Esos viejos tiempos, añadió la universitaria, parecían haberse superado con el fin de la dictadura y la promulgación de la Constitución ciudadana de 1988 –que significó un avance en términos de los derechos humanos, políticos, la búsqueda de la justicia y el ejercicio democrático– y que dio a las universidades una apertura al nuevo estado de las cosas en Brasil.

La especialista en relaciones entre los intelectuales y la política recordó que las recientes protestas multitudinarias contra estas medidas del gobierno en más de 170 ciudades de Brasil, durante las cuales estudiantes y académicos salieron y explicaron a la población el trabajo que realizan y que no implica hacer proselitismo.

“Los académicos no podemos aislarnos, tenemos que cumplir nuestro papel político y social, mostrar a la sociedad que al cumplir nuestras tareas no estamos ideologizando ni haciendo proselitismo. Políticos como Bolsonaro demonizan la crítica y defienden el pensamiento único. Para ellos, la figura del profesor puede pasar a ser el gran enemigo a combatir.”

Para Regina Crespo serán fundamentales las próximas movilizaciones que haga la sociedad brasileña frente a las políticas del actual gobierno, aunque también consideró que tendrá un papel relevante la situación de Brasil en un contexto más amplio.

Finalmente, dijo que América Latina tiene mucho que aprender de la situación brasileña, en la que los medios de comunicación se han desempeñado de manera importante para estructurar y fortalecer los conservadurismos.

“Si las personas no tienen la capacidad de reflexionar, preguntar y criticar, acaban por refrendar todo lo que no les favorece. Por ello, la banalización de la ignorancia es un peligro que se necesita combatir”, concluyó.

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