Una población en clara desventaja

Se les tendría que garantizar espacios adecuados en los que puedan aprender y desarrollar competencias digitales

Se les debe apoyar y proteger.
A pesar de que la ciudadanía ha arropado solidariamente a las personas adultas mayores para facilitar su relación con el mundo de las nuevas tecnologías, la brecha digital sigue propiciando condiciones de discriminación y exclusión social en nuestro país, específicamente en este grupo de la población, que se enfrenta cada día a serias limitaciones para acceder a las herramientas digitales que le permitan realizar satisfactoriamente sus actividades cotidianas, cada vez más dependientes del uso de internet, advirtió Miguel Ángel Rivera Herrera, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

El especialista en envejecimiento poblacional consideró que es necesario visibilizar y reconocer que la brecha digital está generando una discriminación directa o indirecta hacia las personas adultas mayores que ven acotados sus derechos de acceso a la información y a las nuevas herramientas digitales: “Cuando no se tiene acceso a las plataformas tecnológicas, ni a una computadora o a un celular que les permita registrarse para una campaña de vacunación, o no se cuentan con las competencias digitales para navegar en internet, buscar información o imprimir documentos en línea, las personas mayores se encuentran en una clara desventaja frente a quienes han podido desarrollar habilidades tecnológicas”.

Rivera Herrera identificó tres tipos de brechas digitales que contribuyen a la exclusión social de las personas mayores: una es la brecha del acceso: se presenta cuando las personas no cuentan con los recursos económicos suficientes para adquirir las nuevas tecnologías como teléfonos celulares, tabletas, computadoras, televisiones inteligentes o asistentes virtuales, además de contratar el servicio de internet móvil o fijo que se ha convertido en una herramienta de primera necesidad.

Otra, la brecha de uso: se agudiza cuando no se cuenta con las habilidades o el desarrollo de las competencias para visitar y aprovechar los sitios web, las aplicaciones móviles o las redes sociodigitales que son parte fundamental de la comunicación; las personas mayores son excluidas de todo lo que sucede en internet y en las redes sociales.

Finalmente, la brecha de la apropiación: se presenta cuando no se aprovechan en su totalidad todas las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías y no se tiene una práctica constante que permita utilizarlas de manera sistemática en las tareas cotidianas; las personas mayores se han limitado al uso del celular sólo para realizar llamadas o enviar mensajes.

El investigador precisó que el tema de las desigualdades digitales en nuestro país debe tratarse desde la perspectiva del derecho internacional, en el que hay una clara protección para las personas mayores: “Resulta fundamental tener claro que el acceso a internet y a las nuevas tecnologías es un derecho para todo el mundo y que las personas mayores tienen derecho a poder disfrutar, acceder a la información, así como a las herramientas digitales para llevar a cabo sus actividades cotidianas en igualdad de condiciones que el resto de la población”.

En ese sentido, destacó que el gobierno de México tiene que asumir compromisos claros y ratificar la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que busca proteger a este sector de la población a través de la no discriminación por razón de edad.

Víctimas de fraudes financieros

El especialista sostuvo que otro de los impactos negativos de brecha digital es que las personas mayores se encuentran expuestas a ser víctimas de fraudes financieros o digitales toda vez que, al no contar con las habilidades para manejar las nuevas plataformas, buscan la ayuda de una tercera persona que puede ser un familiar, alguien de su red de apoyo o algún empleado bancario, a quien proporcionan sus datos personales y confidenciales que después son utilizados para realizar operaciones fraudulentas.

La migración digital, afirmó, se aceleró de manera extraordinaria ante los retos de comunicación que planteó el aislamiento por la pandemia, pero desafortunadamente esa migración nunca estuvo acompañada por las políticas públicas adecuadas para atender las necesidades de alfabetización mediática para personas mayores ni se consideró que este grupo poblacional es el que más está creciendo: “El gobierno federal y los gobiernos locales tienen una responsabilidad social para apoyar y proteger a las personas mayores, y tienen que garantizarles espacios adecuados en los que puedan aprender y desarrollar competencias digitales; además de que se debe ampliar la red de conectividad para el acceso gratuito a internet que sigue siendo insuficiente en muchas regiones del país”.

Por último, Rivera Herrera señaló que el reto es que las personas mayores puedan mantener su autonomía e independencia frente al avance de la digitalización y realicen sus actividades cotidianas sin ningún tipo de exclusión o discriminación.

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