Universitarios impulsan colaboración con China en biotecnología agrícola

María Alejandra Bravo de la Parra y Mario Soberón Chávez, investigadores del Instituto de Biotecnología (IBt), con el apoyo de la sede de la UNAM en China, sostuvieron un encuentro con sus pares del Instituto de Protección de Plantas de la Academia China de Ciencias Agrícolas (IPPCAAS, por sus siglas en inglés), para explorar la firma de un convenio entre ambas entidades, con el fin de abrir oportunidades de intercambio académico, movilidad estudiantil de posgrado, así como acceder a programas de financiamiento que ofrecen instituciones chinas en ciencia y tecnología.

Este convenio servirá como base para permitir en un futuro tener acceso al financiamiento de proyectos con otras instituciones chinas, respaldados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de ese país, el cual ya ha establecido este tipo de colaboraciones con más de 80 naciones. Ello contribuiría a fortalecer las relaciones científicas entre México y China.

Tanto Bravo de la Parra como Soberón Chávez han mantenido una de las más fructíferas colaboraciones científicas registradas entre académicos de nuestra Universidad con homólogos de China.

Los números así lo sugieren: en poco más de una década ellos han publicado con científicos chinos 48 artículos en revistas de alto impacto en el campo de la biotecnología agrícola; han realizado nueve visitas a China en las que se han relacionado con grupos científicos de universidades e institutos con presencia en Beijing, Shanghái, Shenzhen y Wuhan, y también han promovido que estudiantes realicen estancias tanto en México como en China. Desde 2019 tienen el nombramiento de profesores adjuntos en IPPCAAS, el cual se extiende hasta 2028 y este mes recibirán el mismo nombramiento con el Instituto de Tecnología de Beijing.

Alejandra Bravo es reconocida internacionalmente por su trabajo en el estudio del Bacillus thuringiensis, una bacteria que produce proteínas insecticidas y que puede ser utilizada para combatir plagas agrícolas. Además, trabaja con toxinas efectivas hacia mosquitos que transmiten enfermedades como el dengue y la malaria.

Por su parte, Mario Soberón también ha realizado contribuciones científicas sobre la interacción de estas toxinas con sus receptores en el intestino de los insectos y en el desarrollo de bioinsecticidas a partir de la bacteria Bacillus thuringiensis. Su grupo continúa explorando nuevas formas de mejorar la efectividad de estas toxinas para el control de plagas y vectores de enfermedades.

Desde 1996, ambos académicos establecieron un grupo de trabajo el cual se ha posicionado como uno de los más importantes a nivel internacional, especializado en microbiología molecular utilizando proteínas bioinsecticidas.

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